Demisexual, queer, no binario o cisgénero

Felipa y Maxi también vivieron una cita sin etiquetas ni géneros. «Cada persona tiene una identidad sexual propia y una orientación sexual única que puede ir evolucionando. Unos días soy más maricón pintado, otros hombre disgénero y otros, mujer biológica», explican. Noa es otro ejemplo de la diversidad: «Soy agénero, prefiero que a mí se me trate neutro y creo en el poliamor». Su cita fue Sandra, que se definía como «pansexual», aunque tampoco quería «encasillarse». «Me enamoro de las personas, ya está», zanjaba el debate.

La diversidad hace referencia a la diferencia, la variedad y la abundancia de cosas distintas o la desemejanza. Si los seres humanos ya de por sí son diferentes entre sí, también lo son las orientaciones sexuales. Estos próximos días se celebra la semana del Orgullo 2022, una ocasión para dar visibilidad a esta cuestión, ya que aún hay muchos términos que no están normalizadas en la sociedad. Se está logrando ya con las siglas LGTBI, que aglutinan a lesbianas, gays, trans, bisexuales e intersexuales y que hacen referencia a todo un movimiento asociativo y reivindicativo. Está en permanente evolución y en ocasiones se añade la Q de queer y un símbolo de + al final para hacerlo más inclusivo.

He aquí una pequeña guía para saber de qué estamos hablando.

En España el 13% de los jóvenes entre 18 y 24 años se declara bisexual, que según la definición de la Federación Estatal de Lesbianas, Gais, Trans y Bisexuales (Felgtb) es la «capacidad de sentir atracción romántica, afectiva y/o sexual por personas de más de un género/sexo no necesariamente al mismo tiempo, no necesariamente de la misma manera y no necesariamente en el mismo grado ni con la misma intensidad». El odio o discriminación hacia este colectivo se denomina bifobia.

Otra de las palabras que escuchamos a menudo es cisgénero, que sería la «persona cuya identidad sexual y/o de género se corresponde con el sexo asignado al nacer en base a sus características biológicas físicas», explican desde el Observatorio Contra la Homofobia. Es lo contrario de una persona trans y, además, es independiente de la orientación sexual.

«Las personas no binarias se sitúan fuera de la dicotomía hombre-mujer o masculino-femenino. El término incluye también un abanico de posibilidades como las personas agénero o de género fluido», explica Aarón Rodríguez, portavoz del Grupo Trans de FELGTB. Las personas trans no binarias pueden sentirse de los dos géneros, de ninguno de ellos o de una mezcla de ambos que puede evolucionar en el tiempo, orienta.

La demisexualidad hace referencia a «las personas que únicamente sienten atracción sexual hacia alguien con quien se ha establecido previamente un vínculo afectivo», informa el Ministerio de Igualdad en un 'Glosario de términos sobre diversidad afectivo sexual'. Lo que define a lase personas demisexuales es que no sienten atracción sexual sin esa intimidad y conexión emocional previa. Esto es, no sienten atracción a primera vista hacia ningún género en concreto, aunque pueden llegar a sentirse atraídos por cualquier ser humano, siempre que se haya establecido antes un lazo afectivo.

También hay personas para las que su vida sexual no es tan importante o es de baja intensidad y se denominan asexuales. «No cumplen las expectativas sociales en cuanto a la atracción sexual y cuando se da algún tipo de vínculo afectivo, romántico o sensorial no tiene que estar ligado a la atracción hacia la otra persona», explican en el Instituto Superior de Estudios Psicológicos. Advierten de que no hay que confundir asexualidad con celibato.

Este término anglosajón engloba todo un conjunto de prácticas e ideas que rechazan la concepción del género, la identidad o la orientación sexual como etiquetas y categorías fijas. Ser queer significa ser una persona que vive sin etiquetas, sin tener que definirse por un gusto sexual o por un género determinado. El término fue utilizado como insulto (raro, desviado, extraño) para referirse a la comunidad LGTBI, pero a partir de los años 80 fue resignificado.

Consiste en amar a varias personas a la vez, de forma consensuada, consciente y ética. La única condición es el amor entre las personas y la aceptación de la relación por parte de todas ellas. «En este tipo de relación, las dos partes se ponen de acuerdo en que pueden conocer a otras personas en el plano sexual», explica la psicóloga y sexóloga Mariona Gabarra.

Se trata de un término inglés que hace referencia a las estrategias que utilizan países, empresas o instituciones para lavar su imagen mostrándose como simpatizantes con el colectivo LGTBI mientras, al mismo tiempo, vulneran otros derechos humanos.