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Has organizado la ropa de las extraescolares de tus hijos para que no acaben jugando al fútbol en tutú; tienes la agenda laboral milimétricamente anotada para no desatender a ningún cliente; hasta has calculado dice Google que tardas en llegar del trabajo a casa de ... tus padres y de ahí al súper para que te dé tiempo a acompañarlos al médico y asegurarte de que luego haya cena en casa. Los días son complejos. Pero... ¡Un momento! ¿Cuánto tiempo has previsto para hacer algo en pareja? Quizá menos del necesario.
De la falta de dedicación y, más aún, de sosiego para pensar en tu relación nacen muchos de los problemas que acaban con las parejas en terapia. Las psicólogas Patricia Ramírez y Silvia Congost han identificado a raíz de su trabajo en consulta los diez males de la pareja moderna. Con este material, han creado un binólogo con el que se han subido a los escenarios de nuestro país. Y tienen un éxito rotundo. «La mayoría de la gente llega tarde a terapia y entonces ya complicado», reconoce Ramírez, quien recuerda que hay personas que, tras ver su espectáculo, acuden a consulta porque les ha hecho reflexionar. Y es que si los dos miembros de la relación están motivados y se conserva la complicidad y la admiración, es posible recuperar el brío de la relación. Toca mirarse al espejo de este decálogo elaborado por las expertas para reflexionar.
1
Las diferencias biológicas existen y están reconocidas como tales. A veces solo hay que tenerlas en cuenta para evitar malinterpretar a la otra persona. Un estudio científico determinó que el tamaño del hipocampo es mayor en las mujeres. «Es la zona del cerebro en la que se guardan los agravios. A veces ellos dicen: '¡Cómo recuerdas eso que te solté hace un año, a mí se me olvidó!'». Valga como ejemplo: no somos rencorosas, solo tenemos un hipocampo mayor.
2
Se podría pensar que el enamoramiento no puede ser enemigo de la salud en pareja. Pero lo es. «Nos engancha, pero a veces de la persona equivocada. No miramos con objetividad porque estamos inundados de hormonas que solo nos dejan ver lo bonito». Y no lo que realmente nos une o nos separa de esa persona, que en un futuro va a salir a relucir.
3
La dejadez es el gran enemigo de la pareja. Pero como recuerda Ramírez, «el tiempo lo gasta todo y dedicamos poco tiempo de calidad». Hay que tratar de gustarse y gustar al otro. El cuidado personal también es importante. Y hay que realizar un esfuerzo por volver a ser detallista y a hacer todas esas cosas que al principio nos enamoraba de la otra persona.
4
Poner límites relacionados con nuestra escala de valores ahorra problemas que se enquistan con el tiempo. Es clave dejar claro, con respeto, qué no estamos dispuestos a aceptar por mantener una relación.
5
Repasa cómo os decís las cosas en el día a día, es decir, más allá de una discusión puntual. Muchas veces se hace desde la falta de respeto, con humillaciones, levantando la voz al otro, no siendo empáticos ni comprensivos. Error fatal que se puede mejorar con voluntad y poniendo atención.
6
Hay comentarios que tratamos de encajar para no ver de verdad qué quieren decir. Como cuando alguien te dice que tiene miedo al compromiso, que necesita tiempo... Lo que realmente te está diciendo es que no quiere estar contigo. Hay que aceptarlo y no tener miedo a la ruptura. «Las personas somos más resilientes de lo que nos pensamos y desarrollamos recursos para salir adelante». Sobre todo no hay que entender el fin como un fracaso.
7
El reparto desigual de las tareas del hogar y de la responsabilidad en la maternidad y la paternidad es fruto de conflicto constante en las parejas que van a consulta. Antes de echar en cara, si se tiene en cuenta que el reproche es el fin del amor, siempre es mejor realizar un reparto consensuado y comprometeos por igual con las tareas. Y cumplir, claro.
8
La forma de vestir, los amigos, lo que hace el otro en su tiempo libre... Querer controlar todo o casi todo es mal síntoma. El el control tiene su raíz en los celos. Si lo sufres, pon límite. Si lo ejerces, fomenta la confianza.
9
«Las parejas que tienen que buscar tiempo para estar solos y disfrutar de su intimidad», recuerda Ramírez. Ya sea por el trabajo, por los hijos, por el cansancio, por diferencias entorno al propio sexo, este punto es una de las principales fuentes de conflicto en las parejas.
10
Querer cambiar al otro es un comportamiento absurdo y muy frecuente que genera conflicto y frustración. El único objetivo es que encaje en el tipo de persona que yo deseo, cuando lo sano sería aceptar que no es 'esa' persona. «Vamos a vivir solo una vez y hay que ser valiente y sincero con quien has compartido tu vida», aconseja Ramírez para poner fin a una la relación cuando no hay decálogo que pueda ya recuperarla.
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