Secciones
Servicios
Destacamos
La previsión para hoy: 32 grados de máxima en Granada, 28 en Santander y en Toledo, 25 en Valladolid, 24 en Huesca... Otra cosa será el domingo. Nos va a parecer que se nos ha echado el invierno de un día para otro. ¿Y eso? ... Por la oscuridad. Esta madrugada se cambia la hora: a las tres serán las dos, así que tenemos una hora más para dormir. Entramos en el horario de invierno –se mantendrá hasta finales de marzo– y este año se va a notar de manera distinta en unos sitios y otros. La razón es el calor inusual que está haciendo en octubre: «18 grados de media, frente a los 14,4 habituales en esta fecha», dan el dato desde AEMET y avanzan que muy probablemente este octubre será el más cálido desde 1961.
Así que el cambio de hora va a estar este año muy condicionado por este excepcional calor que llevamos soportando semanas en gran parte del país. Y que va a seguir en algunos sitios. En Granada, por ejemplo, pasarán de 32 de máxima el sábado a 29 el domingo, 'verano', vaya. «Las temperaturas generalmente altas que estamos teniendo estas semanas, si se mantienen unos días más, van a hacer un efecto de amortiguación», comenta Valentín Martínez-Otero, doctor en Psicología y profesor de la Facultad de Educación de la Universidad Complutense de Madrid.
Este domingo anochecerá a las 17.43 en Cap de Creus (Girona), el lugar de España donde antes sale y se pone el sol. Pero seguro que a esa hora seguirán las terrazas llenas porque Girona va a seguir teniendo 24 grados de máxima el domingo. «Gracias a ese calor, allí el tránsito a la oscuridad va a resultar más gradual», confirma Martínez-Otero.
Otra cosa bien distinta sucederá en los lugares donde los termómetros se 'desplomen' en horas: Santander pasará de 28 grados de máxima a 20, en Valladolid bajarán siete grados... «El problema es que hay gente que hace depender gran parte de su bienestar de factores externos como la temperatura. Y si baja de un día para otro puede ser un escalón más a subir. Unido al cambio brusco que supone trasladar nuestra rutina una hora, que es lo que implica el cambio de hora», explica Juan Nieto, psicólogo y director de formación del Instituto Europeo de Psicología Positiva.
Porque incluso aunque siga haciendo calor (va a menos en todas partes), la oscuridad hará mella. «Provoca una especie de repliegue en las relaciones sociales. Al favorecer la secreción de melatonina, asociada al letargo animal, aumenta la somnolencia y anima a recogerse». Esta oscuridad irá ganando minutos hasta el 8 de diciembre, el día del año que más pronto se esconderá el sol. «Aunque nos afecta a todos, en pocos días o semanas las personas se adaptan a la oscuridad, el frío y la humedad. Pero a la gente vulnerable con trastornos depresivos o de ansiedad le cuesta más. Paradójicamente, también se les hace cuesta arriba el cambio contrario, la entrada a la primavera porque el aumento de luz coincide con cierta astenia que ya está identificada y que se traduce, entre otros síntomas, en cansancio y tristeza», explica la paradoja Martínez-Otero.
Por estas fechas, sin embargo, la tristeza viene asociada en gran medida a la oscuridad. «La luz es fundamental y España es un país significativamente soleado» –en el mes más oscuro, diciembre, tenemos más de nueve horas de insolación diaria (y quince en junio)–, pero no sucede así a medida que avanzamos hacia el norte. Meik Wiking es autor del libro 'Hygge home. Cómo hacer de tu hogar un espacio feliz' y habla sobre la estrecha relación entre luz y felicidad. «El Hospital Universitario Aarhus de Dinamarca analizó la conexión entre la luz solar y la depresión en tres mil de sus empleados y halló que las personas que se exponían a la luz solar durante dos horas al día tenían un 40% menos de riesgo de padecer depresión. Y en el hospital central de Copenhague descubrieron que los pacientes con depresión ingresados en habitaciones orientadas al noroeste, donde reciben menos luz, tardaban en recibir el alta 30 días más de media que los que ocupaban las habitaciones más soleadas».
En esta línea, Valentín Martínez-Otero recuerda que mucha gente del Norte de Europa viene por estas fechas a España. «Para ellos tal vez es solo ocio, pero aunque no sean conscientes ese viaje es terapéutico porque compensan las pocas horas de luz que tienen en sus países».
– Cuando se nos eche el invierno encima, adiós a la vida social.
Martínez-Otero: En la medida que se pueda, hay que mantener los hábitos de deporte. Y aunque no podamos disfrutar de la naturaleza en su estado más salvaje (monte, playa...) hay que compensar paseando por las zonas verdes urbanas.
Nieto: Porque se haga de noche a las cinco no hay que dejar de quedar ni de hacer deporte. Hay estudios que demuestran que lo externo (temperatura, luz...) solo condiciona el 10% de nuestra felicidad, el 40% depende de nuestra actitud y de las cosas que hagamos y el resto, de factores genéticos y otros. Actuemos en ese 40% que podemos cambiar. No hagamos depender los planes de si llueve o anochece antes.
«Hay que dejar de hablar de horario de invierno y de verano porque el verano se asocia al ocio. Hablemos de horario de octubre y de marzo», plantea la premisa César Martín, presidente de la Comisión Nacional para la Racionalización de los Horarios Españoles (ARHOE). Aboga por suprimir los cambios estacionales y mantener todo el año la hora de octubre. «Es más beneficioso para la salud, el descanso, la productividad laboral y el rendimiento escolar porque permite un ritmo biológico más estable», defiende Martín. Sobre los supuestos beneficios económicos y de ahorro energético, advierte de que «no hay estudios actualizados que lo defiendan y, en caso de haber tal ahorro, es residual». Así que horario de invierno, dice, «pero acompañado de medidas de conciliación, claro».
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.