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Pruebe a escribir este texto en el ordenador. Con sus puntos, sus comas y sus tildes bien colocadas. Y fíjese en cómo lo hace. ¿Utiliza solo un dedo? ¿Dos? ¿Quizás tres o más? Si es de los primeros, probablemente tarde más del doble ... de tiempo en hacer el trabajo que el que domina el teclado con ambas manos. Ahora piense en la cantidad de horas que pasa al día escribiendo y contestando mails, informes, haciendo evaluaciones, cogiendo apuntes o redactando proyectos. La ecuación es sencilla. Si pasa una media de dos horas al día dándole a la tecla con menos de tres dedos a la vez, saber mecanografía le ahorraría tres cuartos de hora como mínimo. Imagínese si pasa la mitad de su jornada laboral delante de un ordenador.
«Las ventajas son muchas. Aunque suene a algo ya pasado de moda, conocer el teclado permite no solo escribir más rápido sino hacerlo sin errores», explica José Olvera Maldonado, propietario junto a su hija Noelia de la academia Nuestra Señora de la Esperanza, la única de Málaga donde todavía se enseña a escribir a máquina. «Abrimos en 1968 y desde entonces el perfil de los clientes ha variado muchísimo. La mayoría de los alumnos que tenemos ahora son opositores –todavía se exige para algunos puestos– o críos que sin tener la obligación de aprender quieren coger más velocidad. Hay que tener en cuenta que son nativos digitales y se pasan el día pegados a un teclado. Lo usan para todo. Para los trabajos del colegio, para relacionarse entre ellos, redes sociales...», enumera Olvera, cuya academia llegó a contar en sus mejores tiempos con más de 800 alumnos y un párking de 150 máquinas.
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La técnica es más sencilla de lo que parece. La clave es la constancia. Un cuarto de hora al día durante un par de meses puede obrar el milagro. Además de las academias, cada vez hay más páginas web –muchas de ellas gratuitas– donde se puede aprender a escribir a una velocidad casi profesional en un tiempo muy razonable. Eso sí, es importante que sean páginas españolas o latinas para que el teclado incluya la letra 'ñ'. Una persona acostumbrada al teclado informático suele tener unas 200 pulsaciones por minuto, que es un ritmo más que aceptable. El problema está en los errores, que muchas veces superan el 20%. Una de las grandes ventajas de saber mecanografía es precisamente que se reduce el número de fallos, «porque más importante que escribir rápido es hacerlo bien», coinciden los profesionales. Por cada letra que se teclea mal, hay que hacer tres movimientos de más, con la consiguiente pérdida de tiempo y de concentración.
Otra de las virtudes de controlar la técnica es que se puede escribir sin mirar el teclado. Sí, se puede. Si se está pendiente de la pantalla, el usuario se da cuenta al momento si comete un error, mientras que si está mirando las teclas para cuando levanta la cabeza y comprueba que se ha equivocado puede que ya haya escrito tres o cuatro palabras más, de manera que tiene que borrar todo y volver a escribir de nuevo. Más tiempo perdido. Este detalle es «importantísimo».
Olvera lo explica con un ejemplo práctico. «La velocidad del habla es inferior a la del tacto, así que un alumno que tenga conocimientos avanzados de mecanografía puede seguir las explicaciones del profesor y transcribirlas directamente en su portátil sin fallos. Ese estudiante saldrá por la puerta de clase con el trabajo hecho. La ventaja competitiva frente a un compañero que solo sabe escribir con dos o tres dedos es brutal. Por más rápido que lo haga, nunca se va a poder superar las 250 pulsaciones por minuto y además cometerá errores».
No se trata de desempolvar las viejas máquinas y ponerse a aporrear el teclado como si no hubiese un mañana. Basta con apuntarse en una academia o buscar una página web y practicar. El dedo meñique izquierdo en la 'A'...
17% Escribir este texto a una velocidad de 185 pulsaciones por minuto y un porcentaje de error del 17% supone una media hora de trabajo. Solo en esta transcripción se ahorrarían diez minutos, como poco.
250 pulsaciones por minuto es la velocidad máxima que se alcanza utilizando un máximo de dos dedos. Los profesionales teclean a un ritmo de 400 pulsaciones por minuto.
«No suele ser una exigencia en las entrevistas de trabajo, pero está claro que es un plus». Beatriz del Diego, responsable de Adecco Top Secretaries, admite que dominar la mecanografía es «una ventaja competitiva muy interesante» al «optimizar» los tiempos de trabajo. «Una persona que domina la técnica no solo produce más sino que tiene más tiempo para pensar lo que escribe, con lo cual comete menos errores. Es evidente que nos ayuda a ser más productivos en nuestro día a día», explica la directiva. Los sectores en los que más ventajas directas tiene el dominio de la mecanografía «son los que tienen una parte de transcripción muy importante» durante la jornada laboral. Desde grabadores de datos a despachos de abogados o tareas administrativas donde se redactan cientos de documentos al mes. «Es una ayuda incluso en tareas tan básicas como enviar y contestar mails», precisa del Diego.
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