La inédita decisión de un pueblo irlandés: prohibido tener móvil antes de los 12 años

«Todos los padres están encantados porque ahora ya pueden echarle la culpa a las escuelas. Los niños habían comenzado a pedir el móvil a los nueve años. Y si no lo tenían ellos, lo tenía un amigo. Como esta política se aplica a toda la ciudad, se reduce la posibilidad de que un crío de Primaria tenga un compañero con smartphone», explicaba este sábado a 'The Guardian' la directora de uno de los colegios que han respaldado el manifiesto, asumido de forma voluntaria por todas las partes.

Además de 'descargar' a las familias de la presión de tener que negarles continuamente el móvil –una batalla diaria en muchas casas– o terminar comprándoselo mucho antes de lo que les gustaría, este acuerdo también evita enfrentamientos entre alumnos y profesores por el uso de teléfonos inteligentes en los colegios, el pan de cada día en muchos centros educativos. Lo ocurrido en este pueblo irlandés ha vuelto a poner sobre la mesa un debate que en la teoría está bastante claro, pero que suele naufragar a la hora de ponerlo en práctica. Tres expertas nos dan su visión sobre la reciente aprobación de este código y la idoneidad de que un menor de 12 años tenga un móvil propio.

«Lo que estamos diciendo todos los psicólogos es que les estamos dando móviles a los niños demasiado pronto. Algunos críos ya tienen su propio smartphone con 9 o 10 años. Y encima sin ningún tipo de supervisión por parte de los padres», alerta la experta. A su juicio, es «fundamental» hacer un «proceso de alfabetización digital previo, porque una cosa es que sean nativos digitales y entiendan el funcionamiento del aparato, que es sencillo e intuitivo, y otra muy diferente que estén preparados para las cosas que se pueden encontrar en el móvil. Este es el problema: estamos poniendo en sus manos inexpertas un aparato que muchas veces tiene acceso ilimitado a internet con todo lo que ello conlleva», advierte. La psicóloga entiende que el acuerdo al que se ha llegado en este pequeño pueblo irlandés ayuda, sobre todo, a padres y educadores a rebajar la pelea diaria por tener móvil antes de los 12 años, pero insiste en que «se debe seguir supervisando su uso a partir de esa edad con un seguimiento exhaustivo y controles parentales, que regulen no solo el tiempo que los están utilizando sino también los contenidos, porque un número muy importante de adolescentes están conectados a medianoche y a esa hora crecen de manera exponencial todos los peligros a los que se enfrentan».

Para la autora del libro 'Cosiendo la brecha digital', hace falta «una mayor conciencia de lo que nos estamos jugando porque estamos poniendo excesiva tecnología y excesivamente pronto en manos de los niños», coincide con la psicóloga. «Debemos tener claro cuál es el papel que queremos que juegue la tecnología en nuestro hogares, porque yo veo a muchos padres con ganas de hacerlo bien, pero muchas veces no saben cómo y a otras directamente les supera la situación. No cabe duda de que es más fácil darles el móvil que mantener un pulso diario con ellos», admite la experta en educación digital, que está viviendo esta situación en su propia casa con su hijo de 13 años, el único de su clase sin móvil.

Ahora bien, María Zalbidea también entiende que la realidad de cada hogar es distinta y que puede haber familias que necesiten que su hijo tenga su propio teléfono, «ya sea porque están solos mucho tiempo mientras sus padres trabajan o tienen que volver a casa por una zona o a una hora complicada. Cada familia es un mundo, pero en general no soy partidaria de que un niño de Primaria disponga de su propio móvil. De hecho, he visto a muchos padres arrepentidos por regalarle un móvil a sus hijos antes de los doce años y a ninguno por hacerlo más tarde», zanja.

Desde el punto de vista jurídico, lo ocurrido en la localidad irlandesa no va más allá de un acuerdo sin más valor que la intención de las partes de llevarlo a cabo. «Después cada uno hace lo que considere oportuno», precisa la letrada. No obstante, la Asociación Madrileña de Abogacía de Familia e Infancia ha solicitado a la Comunidad de Madrid que «prohíba el uso de pantallas a los menores de 6 años en los colegios de la comunidad por las consecuencias que puede tener en su desarrollo neurológico», argumenta su presidenta, la letrada Paloma Abad Tejerina. La agrupación también está interesada en regular el uso de los teléfonos móviles en los centros educativos.