¿Por qué no hay que obsesionarse con los percentiles de los niños?

La talla en España ha ido aumentando desde el siglo pasado, pero ahora hay un frenazo y los padres y madres se obsesionan con estas tablas, que marcan la evolución del crecimiento de los peques

Jueves, 13 de febrero 2020

El percentil es eso que a los padres les quita el sueño y que para quien no tiene hijos es sólo un palabro raro... Para los profanos en la materia, ahí va una explicación sencillita: si hablamos de Pediatría, el percentil es una medida estadística ... para comparar los datos de un crío –sobre todo, peso y talla– con otros de su misma edad y sexo. Eso nos permite saber, en una escala del 1 al 100, en qué punto se encuentra un niño, si es más alto o bajo que la media, más gordo o más flaco.

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Parece algo anecdótico, a lo que no se debe dar demasiada importancia ¿verdad? Pues no crean.Las gráficas de los percentiles –se representan con una curva para que sea más visual– que aparecen en las cartillas médicas de los nenes son escrutadas por sus progenitores como si fuesen las tablas de la ley. En un mundo cada vez más competitivo, todo el mundo quiere que sus vástagos estén en el top, ¡ni siquiera se conforman con la media!

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«Es sólo una herramienta, pero la gente se obsesiona y a veces ni entiende el concepto», afirma Marta Ferrer, secretaria de Endocrinología Pediátrica de la Asociación Española de Pediatría. Lo primero que hay que explicar a los que se vuelven locos con esas gráficas, que parecen las de la NASA, es que las medidas de los pequeños hay que entenderlas en un contexto, ya que dependen de muchas variables: para empezar, del llamado carril genético –unos padres que miden metro y medio tienen que entender que su prole probablemente no va a hacer carrera como pivot en la NBA– y también de la población de referencia, es decir, el lugar donde vive la criatura, con su alimentación y sus avances o carencias sanitarias. Todo ello marcarán sus volúmenes.

Por eso hay distintas tablas de percentiles, según países. Por ejemplo, tal y como cuenta Ferrer, antaño en España se usaban unas de Inglaterra de los años 40, lo que daba a la comparativa muy poca validez. Hay que medirse con lo cercano. «Claro, en España no pueden valer los percentiles de China, donde los niños son más pequeños.Ni los de Holanda y Alemania, que tienen los chavales más altos», detalla Ferrer. En el ranking de países de Europa, España estaría en la mitad de la lista, según desvela.

Menos obesos en Euskadi

Es decir, que las tablas de percentiles están muy 'vivas'. Incluso difieren de una comunidad autónoma a otra. País Vasco, Aragón, Cataluña y Andalucía, por ejemplo, cuentan con unas propias. Luego están las del Estudio de Crecimiento Español, que en 2010 cruzaron todas las del país y las de la Organización Mundial de la Salud (OMS), «válidas para niños hasta los cinco años», porque en ese tramo hay pocas variaciones por cuestiones geográficas, algo que cuando los nenes se hacen mayorcitos ya es más acusado.

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«Por comunidades autónomas se aprecian cambios: en Andalucía y Canarias, por ejemplo, es donde hay más incidencia de obesidad. Y en el País Vasco, donde menos», indica. ¿Las causas? Seguramente, una mezcla de hábitos alimenticios, genética y afición al ejercicio físico.

¿Más cosas que han puesto patas arriba las tablas de percentiles a lo largo de las últimas décadas? Sí. «No es igual un crío español de la posguerra que uno de ahora. Hemos ido ganando talla desde entonces». Por eso las gráficas de referencia deben estar lo más actualizadas posible. «Durante el siglo XX ha aumentado la talla media en España, aunque ahora, ya logradas las condiciones sanitarias y de alimentación que antes no había, hay un freno.Eso de que 'los hijos son siempre más altos que sus padres' ya no se ve tanto. Y en los países con niños más altos de Europa también hay un estancamiento por la llegada de población inmigrante, muchas veces asiática, que baja la media de estatura, por ejemplo».

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Armando Bastida, enfermero pediátrico de la Plataforma Criar con Sentido Comun (criarconsentidocomun.com), que ejerce en la zona de Tarrasa, cree que los padres y madres deberían relajarse con los percentiles. Según explica, la 'normalidad' es que un niño esté entre el percentil 3 (mínimo) y el 97 (máximo) de una escala de 100. Y los que están por encima o por debajo, siemplemete tienen que ser «vigilados y controlados» por su hubiese algún problema. Él tiene, además, una cruzada contra falsos mitos que rodean al crecimiento: «Por ejemplo, les decimos a los niños, 'come más, que si no no vas a crecer'. Pues es mentira.Está comprobado que la alimentación influye en el peso, muy poco en la talla final.Sólo hay que mirar a algunas tribus africanas con gente altísima... y a esos no les sobra la comida precisamente», explica Bastida. Y, desde luego, pide que a los niños no se les agobie si no tienen apetito. «A veces tener empatía y no hacer nada es lo mejor.Porque cuando intentamos 'convencerles' de que las espinacas están muy muy ricas, ellos ya se ponen a la defensiva y piensan 'si tanto empeño ponen en que me lo coma, es porque está malo'», advierte.

Sin mentir

Lo mejor, según cuenta, «es dar ejemplo comiendo tú cosas sanas y callarse». Otra cosa sobre la que advierte es la de ofrecer a los peques «natillas o algún dulce si se terminan todo». «Error. Interpretarán 'ostras, entonces, la natilla, que es un premio, es lo bueno y lo otro, una mierda». Ymás errores a evitar. «Por favor, no les digamos a los niños mentiras como que si no comen van a enfermar o no van a crecer –ruega–. Primero, porque es mentira. Y, segundo, porque ellos se mueven por motivaciones inmediatas: entonces ven que eso no ocurre y no sirve de nada».

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Para Beatriz Mendoza, enfermera pediátrica de Atención Primaria de Norte Zubia (Álava) e integrante de la Junta de Gobierno del Colegio de Enfermería, lo más importante es tener paciencia y ver los percentiles como lo que son, un indicador, no una espada de Damocles. «Hemos visto ya crecer a muchos niños... no hay que alarmarse. A los padres tratamos de explicarles bien todo: que el peso y la talla de los peques se tiene que ver en un contexto –por ejemplo a los prematuros no se les pueden aplicar los mismos baremos que al resto– y que cada uno tiene su ritmo», detalla.A los profesionales como ella lo que más les inquieta ahora mismo es el incremento de la obesidad infantil. «El 20% de los críos tiene sobrepeso. Ahí sí que hay que poner freno y preocuparse», advierte.

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