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Uno de los principales problemas con el que lidian los profesores en las aulas es la falta de atención de los alumnos. Como suelen decir, se distraen con una mosca. Y no es un asunto menor porque de la capacidad de atención dependen los aprendizajes ... y el éxito académico. El tiempo que son capaces de mantener la atención adolescentes y adultos varía de 10 a 25 minutos. Pero se puede entrenar con ejercicios... físicos.
La atención es «la ventana al mundo», ahonda Tatiana Fernández Marcos, psicóloga y profesora de la Universidad Europea. «Nos permite registrar la información que captamos por los sentidos de la vista y el oído. Atender es el primer paso para el aprendizaje. Si no atendemos, no podemos adquirir conocimientos y es imprescindible para memorizar», apunta la experta.
Es, por tanto, una capacidad imprescindible. «Cuando los niños no están atentos en clase, cometen errores en los ejercicios, no les da tiempo a terminar la tareas, no anotan y olvidan los deberes. La consecuencia es que se pueden quedar atrás en los conceptos explicados y pueden aparecer dificultades escolares». Por ello, «es importante enseñarles a prestar atención, ya que indirectamente facilitaremos su aprendizaje en el colegio».
Es una habilidad que se trabaja desde pequeños, ya en la etapa de Infantil, desde antes de los 6 años. «La capacidad de concentración depende mucho del autocontrol, de la toma de conciencia del propio cuerpo», apunta la psicóloga Silvia Álava, autora del libro 'El arte de educar jugando'. El primer paso para conseguir autocontrol, dice, pasa por ser capaz de dominar el cuerpo, conseguir que se mueva al ritmo, con la velocidad y con la precisión que nosotros hemos decidido.Para ello, se trabaja con ejercicios de movimiento:tocarse una oreja, la boca... para reconocer partes del cuerpo, hasta sentir la presión con la que cogen un objeto, «Después, pasamos ya al control mental. Es entonces cuando podemos utilizar los juegos de mesa tradicionales, la oca, el parchís y la estrella de todos ellos: las cartas», explica el proceso Álava.
Los colegios tienen un papel protagonista en el trabajo de esta habilidad. «Si en las clases diarias incluimos determinados movimientos, estaremos ayudando a mantener la capacidad de atención», señala Ana Madrigal, profesora de Psicomotricidad y Neuromotricidad de UNIR. Madrigal señala que, a través de los movimientos, preparamos y facilitamos la asimilación de conceptos y los buenos resultados escolares y, lo que es más importante, la estabilidad emocional y la buena autoestima. «Mantenerse atento es oír, ver y estar bien contigo mismo».
Ponerlo en práctica en las aulas no es complicado. Se realiza por medio de ejercicios sencillos, repetidos varias veces a lo largo del día, para que los sentidos, el cerebro y los músculos se desarrollen y se interconecten de forma integrada. «Pondremos los pilares básicos para poder trabajar las destrezas académicas: percepción auditiva y visual, coordinación óculo-manual, dibujar, recortar, leer, escribir… Además, facilita que los niños establezcan contacto visual y desarrollen sus habilidades sociales para hacer amigos», comenta la profesora de la UNIR.
Destaca tres actividades que siguen el método 'mind moves' (mente en acción), un programa que imita el movimiento de los reflejos primitivos para desarrollar circuitos neurológicos específicos y facilitar el aprendizaje. Los ejercicios se pueden realizar en el aula con los alumnos más pequeños de Infantil, no requieren espacio ni material especializado, «solo el interés por parte del profesor que es capaz de motivar y activar a los alumnos».
Es un ejericio en el que se masajean los dos lóbulos de las orejas con las yemas de los dedos pulgar e índice y corazón a la vez. Se empieza por arriba y se va bajando hasta el final, con movimientos circulares. «Este ejercicio desarrolla los sentidos próximos, el procesamiento auditivo, la percepción auditiva y las habilidades del lenguaje receptivo».
Lo primero es mirar al frente. Después, levantar el dedo pulgar frente a la nariz y a la distancia del codo. En ese momento, hay que mirar al dedo y cerrar los ojos. Mientras pensamos en dónde está el dedo, lo movemos a la izquierda y a la derecha. Detenemos el dedo en un lado y abrimos los ojos para comprobar si está en el lado que pensábamos. Este paso hay que ejecutarlo cinco veces. A continuación, se deben hacer otras cinco repeticiones más con los ojos abiertos. Finalmente, frotamos enérgicamente las palmas de las manos y las colocamos, así templadas, sobre los ojos para relajarlos. Este movimiento facilita la coordinación ojo-mano y cruzar la línea media lateral.
Esta actividad comienza extendiendo los brazos totalmente abiertos, inspirando despacio y profundo. Hay que mantener así los brazos durante ocho segundos. El siguiente paso es cerrar despacio los brazos sobre el pecho, como en un abrazo, expirando totalmente. Potencia la relajación, el ritmo respiratorio y la sensación de bienestar.
Para los más pequeños Son buenas las tareas 'no-go', que consisten en responder ante una demanda de manera contraria a la forma natural, explica la psicóloga Silvia Álava. Le mostramos la foto de un niño, pero él debe decir niña, cuando aparece en la imagen un león, tiene que decir jirafa u otro animal, escribir la palabra azul en rojo y pedirle que diga el color, hacer una carrera a cámara lenta, otra carrera saltando a la rana o como las tortugas...
Para más de 6 años Los más recomendables son los juegos tradicionales de mesa. Oca, parchís y, el «mejor de todos»,las cartas, asegura Silvia Álava. Destaca también ese juego que consiste en encontrar un personaje o un objeto en una imagen. Y advierte de que la capacidad de atención la podemos trabajar con juegos que no sean electrónicos.
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