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Llega el buen tiempo y nos echamos al monte. Literal. Huimos del asfalto para darnos un baño verde. ¿A quién no le apetece salir a pasear por el bosque un domingo a la mañana con buena temperatura? De repente, en pleno paseo, nos encontramos con ... un cartel que señaliza una ruta: parque natural, 1hora 30 minutos. Nos fiamos y emperendemos la marcha pero pasada esa hora y media nos encontramos en mitad de un bosque, subiendo por un camino empinado. ¿Pero quién se encarga de estos carteles? ¿Quién ha calculado el tiempo de ascenso, Kilian Jornet?
«Es complicado», reconoce Ángel González Presa, que se dedica con su empresa, La Tierra del Roble, a señalizar rutas desde hace cuatro años, pero llevan más de veinte en el sector. «Yo suelo poner más tiempo del que tardamos nosotros, por ejemplo, pero no siempre pasa eso», continúa. «Antes las hacían los 'machacas'», precisa Txema Iriarte, responsable del Área de Senderismo y Senderos de la Federación Española de Deportes de Montaña y Escalada (FEDME). Y claro, luego llegamos nosotros, que no hemos andado en la vida ni 10 kilómetros...
Confeccionar estos carteles, que normalmente son encargados por administraciones, asociaciones o promotores turísticos «es una gran responsabilidad», señala González Presa. Tanto los de inicio de ruta, «que invitan a adentrarse en ella», como los que marcan los puntos en su interior. En los primeros, desde La Tierra del Roble nos instan a que nos fiemos de los que incluyen mapas cartográficos, rutas bien dibujadas, QR para el móvil con ellas y señalicen dónde empieza ese sendero y dónde estamos nosotros
– ¿Y en los interiores?
– Hay que tener cuidado tanto si somos senderistas como empresas. A veces no están bien colocados en los puntos problemáticos o desaparecen por culpa del vandalismo.
También debemos tener en cuenta la dificultad de cada ruta. Sobre todo, si no tenemos experiencia. «Para eso, lo que más se usa desde los años 2000 es el MIDE, un sistema que ayuda a categorizar los senderos teniendo en cuenta varios parámetros», precisa Iriarte.
Valora «la dificultad y compromiso» de las excursiones del 1 al 5 con criterios como el medio, el itinerario, el desplazamiento y el esfuerzo. Digamos, que con él podríamos calcular mejor cuánto nos costará hacerlo, aunque no es infalible
¿La razón? Que requiere que seamos sinceros sobre nuestra pericia. «Y esto es algo subjetivo», señala Iriarte. Como cuando señalamos nuestro nivel de inglés en un currículum, solo que en el monte la fanfarronería nos puede salir muy cara.
Por otro lado, no todos los carteles que nos vamos a encontrar contienen esta información. «Esto no es Francia», avisa la FEDME. En España, cada administración, (local, provincial, regional y nacional) tienen potestad para colocar los suyos:«No hay una homogeneización ni una homologación», confirma Domingo Fernández, miembro de la Dirección Técnica de Senderos de la FEDME. Es decir, que no existe un mínimo de información obligatoria a dar, la responsabilidad recae en las empresas que los hacen. «Y, a veces, estas personas los elaboran desde la oficina, sin pisar siquiera el terreno», lamenta González Presa.
¿Qué hacemos entonces? ¿Nos lanzamos a la ruta o no? Los expertos nos recomiendan precaución y que busquemos más información que la del cartel en webs, guía, foros... Si se trata de un sendero homologado por las federaciones de montaña tenemos la ventaja de que ha sido testado y está mantenido, «pero no todos lo están» porque no todos los promotores se pueden comprometer a cosas como esta.
Como recomendación, cuando leamos un cartel, tenemos que buscar en él varias informaciones básicas:«Un mapa que nos indique el trayecto, el punto de inicio y el punto de fin de la ruta, contener una escala sin manipular que nos informe del desnivel de forma clara e información sobre el tipo de firme y el tiempo estimado para hacerlo en función de qué parámetros», orienta Fernández.
– ¿Y todo eso cabe en un panel?
– Sí, pero hay que tener en cuenta que más allá de las 250 palabras, la gente no sigue leyendo y eso hace que la información esté resumida al máximo.
Así que si ve un sendero y le gusta, lo mejor es planificar la excursión. En la FEDME llevan meses trabajando en una nueva 'app' que facilite esta labor a los senderistas. Además de datos sobre los caminos homologados, permitirá explorar rutas cercanas a donde estemos. «Muchas veces sabemos en qué localidad empieza, pero no dónde exactamente, y esto es importante», concluye Iriarte.
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