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Imagínese que está de vacaciones en Grecia y le han invitado a cenar. La comida le ha encantado y el anfitrión le pregunta si quiere repetir. Como está lleno, se lo agradece pero le dice que no. Error. «Debes repetir porque es la manera de demostrar que te ha gustado», aclara Marina Fernández, directora de Comunicación y Relaciones Institucionales de la Escuela Internacional de Protocolo (EIP). En China o Rusia, sin embargo, «lo suyo sería dejar algo de comida en el plato. Si no lo haces así, se entiende que te han servido poco y el anfitrión puede quedar como un tacaño», advierte.
El protocolo en la mesa varía tanto de unas culturas a otras que lo que en un país se considera un gesto de agradecimiento en otro puede entenderse como una grosería, por eso debemos ser especialmente cuidadosos cuando nos sentamos a la mesa en el extranjero. «En algunos casos, las diferencias con nuestras costumbres son abismales. Es más, una persona puede ser educadísima en España e incluso manejar los códigos de la mesa perfectamente y meter la pata hasta el fondo en cuanto pone un pie fuera de nuestras fronteras», alerta Fernández. «Los mayores contrastes se producen casi siempre entre el mundo occidental y el oriental», precisa Gonzalo Parras, coordinador del área de Conocimiento de Sala y Servicio del Basque Culinary Center (BCC). Estas son algunas de las diferencias de protocolo que debe tener en cuenta si viaja a otros países.
Puntualidad
Los problemas con el protocolo pueden empezar antes incluso de sentarnos a la mesa. «El tema de la puntualidad puede darnos algún que otro quebradero de cabeza. En Reino Unido, por ejemplo, se considera de muy mala educación llegar tarde, mientras que los países de América Latina son incluso más flexibles que España con los horarios. Sin embargo, en Tanzania ocurre todo lo contrario. Llegar tarde a una cita se entiende como una virtud», desvela Marina Fernández.
¿Cenamos ya?
Una vez que nos sentamos en la mesa –en algunos países será en el suelo– se produce otro de los momentos más delicados desde el punto de vista del protocolo, sobre todo si se trata de una comida de trabajo o compromiso. ¿Quién empieza a comer primero? En Pakistán lo hace la persona de mayor edad, mientras que en Marruecos no se puede empezar a comer hasta que el anfitrión termina la oración. En este sentido, «una de las costumbres que más nos suele llamar la atención a los occidentales es la japonesa. El anfitrión da la orden de empezar a comer tres veces. La primera y la segunda se deben ignoran», ilustra la experta en protocolo.
Los cubiertos
En España comemos el 99% de los alimentos con cubiertos, pero no todas las culturas lo hacen así. En los países árabes es habitual usar las manos para comer, «pero siempre debemos hacerlo con la derecha, que es la del honor. La izquierda se considera impura», señalan los expertos. En India utilizan el pan a modo de cubierto, mientras que en Tailandia la cuchara y el tenedor se usan de forma distinta a la occidental. «El tenedor nunca se lleva a la boca. Sirve para 'arrastrar' la comida a la cuchara, que es el cubierto con el que se come», precisa la directiva de la Escuela Internacional de Protocolo.
Los palillos merecen un capítulo aparte, porque su manual de uso es igual de importante para ellos que para nosotros el de los cubiertos. «No se cruzan, ni se chupan...», advierte Luisa López, profesora de Sala del Basque Culinary Center (BCC). Tampoco se puede ofrecer comida con ellos a otros comensales y mucho mennos pincharlos en el arroz porque los interpretan como una llamada a los espíritus de los difuntos. Si hacemos un descanso durante la comida para beber o charlar, los expertos en protocolo aconsejan dejar reposar los palillos sobre el plato o encima de una pequeña pieza de cerámica que está justamente para eso.
Una de curiosidades: en Chile utilizan los cubiertos para todo, incluso para tomarse una pizza o una hamburguesa. Sabrán que eres extranjero por ese pequeño detalle. En Italia no se comen los espaguetis con cuchara y en Francia no se corta la ensalada.
¡Qué bueno está todo!
La manera de dar las gracias y demostrar el aprecio por la comida se complica un poco en algunos países. Si en países como China, Rusia, Filipinas o Camboya está mal visto no dejar nada en el plato, en Grecia no repetir es una absoluta descortesía por parte del invitado. «Aquí el truco es vigilar que te sirvan poco la primera vez porque te va a tocar comer más aunque no quieras», aconseja Marina Fernández.
En Italia, por ejemplo, te van a preguntar si te apetece repetir. «Lo suyo es hacerlo, pero la costumbre es decir que no la primera vez. 'No, no, muchas gracias'. Entonces insistirán. '¿Seguro que no le apetece?' y ahí es cuando ya debes contestar que sí».
Explica la experta en protocolo que en Etiopía no se usan platos individuales, sino que se sirve toda la comida en una bandeja común en el centro. «Pero solo debes coger la que esté en tu zona, no te puedes levantar o estirarte porque hay algo que te apetece en el otro lado del plato».
¡Chin chin!
«En los restaurantes de vanguardia nadie choca la copas, pero es verdad que en contextos más informales es relativamente habitual», admite Luisa López. Ahora bien, si la comida es en Hungría ni se te ocurra hacerlo. «Llegó a estar prohibido hasta 1998 porque les recordaba demasiado a las celebraciones austríacas con motivo de la victoria en una revuelta del siglo XIX». En Egipto será tu vecino de mesa el encargado de rellenarte la bebida.
La propina
En EE UU la cultura de la propina está muy arraigada, entre otras cosas porque es parte fundamental del salario de los camareros. En las ciudades más turísticas, el tique del restaurante suele incluir un apartado en el que se especifica la cantidad que se debe dejar como gratificación. «Y si el servicio ha sido malo, se dejan 5 centavos como señal de protesta».
Una de las cosas que más le llamó la atención a Luisa López cuando trabajó como jefa de sala del restaurante Arzak es la 'desvergüenza' con la que los americanos pedían para llevar la comida y la bebida que les había sobrado, un gesto impensable para los comensales nacionales en aquella época y que ahora se ha generalizado en algunos locales. «A ellos, sin embargo, les sorprende lo mucho que hablamos de comida en la mesa. De lo que hemos cenado, de lo que vamos a comer, de cómo se hace este plato o aquel otro. No lo entienden», cuenta la profesora de Sala del Basque Culinary Center (BCC).
Y con lo que ya alucinan es con el 'mundo café' «En otros países, incluso en Italia, no existe tal variedad. Aquí, en una mesa de diez personas se pueden pedir diez cafés diferentes: cortado corto, americano largo, con leche templado... Por no hablar de los localismos», añade su compañero del BCC, Gonzalo Parras. Otro detalle: cuando un americano o un nórdico piden un agua, suele ser siempre con gas. Sin embargo, en España ocurre lo contrario.
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Mikel Labastida y Leticia Aróstegui (diseño)
Óscar Beltrán de Otálora y Gonzalo de las Heras
José A. González y Álex Sánchez
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