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Reservar una pista de pádel en un club en hora punta entre semana – de las seis de la tarde a las nueve la noche– resulta una misión imposible en muchas ciudades españolas. La afición a este deporte está desatada, imparable, se ha convertido en un ... fenómeno no solo deportivo, sino social. La prueba más clara de este 'boom' son las licencias federativas. De las 43.000 que había en 2013 en España se ha pasado a casi 97.000 al cierre de 2021, una cifra que la Federación Española espera elevar a 100.000 este año.
Una de las principales razones de su éxito es que es un deporte al alcance de cualquier persona porque es fácil de aprender. «Es divertido desde el minuto uno», cuenta el presidente de la Federación Española de Pádel, Ramón Morcillo. «Un principiante en tenis se puede pasar toda la hora recogiendo bolas; en el pádel, no. Yes posible practicarlo a cualquier edad, ya que no tiene la misma exigencia física que otros deportes».
Eduardo Simal, profesor argentino que imparte clases de pádel desde hace 35 años y es seleccionador masculino en la federación vasca, asegura que «en una o dos clases, una persona que se inicia puede pelotear y, con ocho sesiones, ya es capaz de dominar los golpes básicos y las situaciones de juego. Si han practicado tenis o frontón o simplemente han jugado a palas en la playa resulta sencillo».
Pero tanto como por su facilidad, engancha por su potente componente «social». «No es individual. Se juega por parejas contra dos rivales. Y la gente no queda solo para jugar, sino para jugar y lo que venga después», destaca Ramón Morcillo. Lo que viene después, normalmente, es tomar algo y relacionarse en un entorno deportivo.
Las federaciones y los clubes han sabido jugar muy bien la baza de las competiciones. «La federación vasca ha organizado campeonatos hasta de siete categorías de chicos y cinco de chicas, por lo que siempre compites con gente con un nivel similar», destaca Simal, profesor en el club Pádel Derio. Y las ligas por equipos que se juegan los fines de semana hacen furor. «Permiten competir en un deporte incluso a personas que abandonaron la práctica de ejercicio físico en el colegio. Además, se crea un sentimiento de pertenencia a un equipo. Van el viernes, el sábado o el domingo a jugar contra otros equipos, con gente diferente y en otras instalaciones fuera de su club. Es un buen plan», comenta el presidente de la federación.
Coinciden los expertos en que uno de los secretos de su éxito es que ha conseguido atraer a las mujeres. La Federación Española de Pádel calcula que hay entre 3 y 4 millones de practicantes y que más del 35% son mujeres –esta proporción va en aumento–. «Es un deporte súper agradecido para las mujeres. Exige control de la bola y ellas son más cerebrales, hacen un pádel más de peloteo, con más intercambio de bolas, más rico. Los hombres tienden a la fuerza bruta, a pegar a todo. A mis alumnos siempre les recomiendo que vean partidos de pádel profesional femenino si quieren aprender», cuenta Simal. Resalta que España es una potencia en pádel y que este deporte se extiende a gran velocidad por el resto de Europa.
La pandemia, al contrario de lo que ha supuesto para otras modalidades, le ha dado además un gran impulso. Fue uno de los deportes que primero se pudo practicar –hay distancia entre jugadores–, lo que trajo una verdadera oleada de nuevos aficionados 'post covid'.
La digitalización del pádel y, en concreto, las 'apps' que permiten a los jugadores reservar pista y apuntarse a partidos a golpe de 'click' han jugado un papel primordial. «Antes perdías mucho tiempo llamando por teléfono a la gente para organizar partidos desde el club y también era complicado para un jugador encontrar compañeros para jugar. Ahora entran en la aplicación, reservan y pueden apuntarse a un partido de su nivel con gente que no conocen», explica Aitor Aguirre, director deportivo del Padel Indoor Center (PIC) de Bizkaia, el club de España que más reservas hizo el año pasado a través de la plataforma Playtomic, la más utilizada.
La demanda de pistas a cualquier hora es tan alta que los clubes han comenzado a introducir la domótica para que se puedan utilizar las instalaciones cuando no hay personal. En el PIC, los aficionados ya reservan pistas a las doce de la noche o a las seis de la mañana. Llegan, meten una clave y se abren las puertas y se encienden las luces de las pistas.
Las 'apps' permiten también que si vives en Barcelona y viajas a Madrid, por ejemplo, puedas llegar y jugar un partido sin conocer a nadie en la ciudad. Instalaciones no les van a faltar: en 2021 España ya era el tercer país de Europa con más pistas de pádel, un año en el que el número de estas canchas superó por primera vez a las de tenis. La razón de que haya ganado por goleada al deporte de la raqueta es simple: es un negocio mejor. Donde hay una pista de tenis, metes dos de pádel y, en lugar de dos personas, juegan ocho. Una reserva de hora y media oscila entre los 5 y los 10 euros por persona según el tramo horario.
Contar con una competición World Padel Tour, en la que juegan los profesionales, y que se retransmite en directo por televisión a cientos de países, ha puesto la guinda al pastel.
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