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Los regalos han perdido buena parte de su encanto. Se han convertido en demasiadas ocasiones en un mero trámite, incluso en un frío intercambio económico. Hemos dejado de utilizar los ingredientes necesarios para que la receta del regalo tenga éxito: preocuparnos por conocer los gustos ... del destinatario, sus necesidades y dedicarle tiempo, lamentan psicólogos y sociólogos. Prueba de ello es que casi la mitad de las personas que reciben un regalo en Navidad lo devuelven. Incluso cada vez es más frecuente regalar cualquier cosa con la única intención de que la persona que lo recibe lo cambie y use el dinero en las rebajas de enero.
Nerea Ruiz dice que le molesta «la actitud» de su madre con los regalos. «Todos los años es lo mismo, me da el dinero y me dice 'cómprate algo para Reyes'. Después lo llevo a su casa y el 6 de enero tengo que ir y abrir el paquete, ¡cómo si no supiese lo que hay! Sucede a veces que incluso antes de esa fecha uso la prenda o el objeto comprado pero lo envuelvo para abrirlo el 6 de enero», relata esta joven madrileña de 28 años. Y la situación empeora cuando su madre se encarga de comprar el obsequio. «No acierta nunca. Me compra cosas que le gustan a ella, no a mí».
Lo que le pasa a Nerea es habitual en muchas casas y pone en evidencia el poco valor 'emocional' del obsequio hoy en día. «El éxito o fracaso de un regalo depende del tiempo y el esfuerzo tanto físico como mental invertido en elegirlo, que sea adecuado al destinatario», resume la psicóloga Marta Calderero. «Incluso cuando entregas el regalo debes poder explicar lo que quieres transmitir, que cuentes una historia en la que la persona que lo recibe sea la protagonista», apunta. Por ejemplo, si el destinatario anda en bici y le regalas esas luces que le permitirán salir de noche sin riesgo.
Para atinar, por tanto, debemos tener «cercanía» con el destinatario y conocer sus gustos. «Hacer un regalo requiere pensar en el otro y mostrar que hay interés», completa el psicólogo José Ramón Ubieto. Y fallamos muchas veces porque «anteponemos nuestros gustos a los de la persona a quien regalamos». «Suponemos que todo el mundo sabe hacer regalos y no es así. Tienes suerte si te encuentras uno o dos en tu vida, ya que el regalador auténtico ha pensado realmente en ti y en lo que te gustaría y eso no es lo habitual», aporta el psicólogo Federico Casado.
El resultado de que la mayoría de las personas sean malas regaladoras es el alto porcentaje de devoluciones. Un estudio del comparador de precios idealo.es indica que cuatro de cada diez españoles cambia los obsequios recibidos durante las celebraciones navideñas, según los datos extraídos de una encuesta realizada este último fin de año a 2.000 consumidores. El 20% devolverá en la tienda más de un regalo. Otro sondeo de la firma Savanta para la empresa Oracle eleva ese porcentaje de insatisfechos con los regalos que reciben al 70% y una tercera elaborada por la plataforma Milanuncios concluía que un 85% de las personas admiten haber recibido en alguna ocasión regalos que no les gustaron. Los jóvenes de entre 25 y 35 son los que muestran mayor desencanto.
Cambiar el regalo en la tienda no nos provoca un cargo de conciencia. Es ya un acto mecánico y normal porque sabemos que la persona que nos lo entrega cuenta con ello. «No es emocionalmente doloroso, a no ser que quien lo haya hecho sea tu pareja o algún amigo íntimo», añade Casado.
Entonces, ¿por qué seguimos regalando si ese acto se ha convertido en un fracaso? «Por no romper con las costumbres, con las tradiciones», responde el profesor de Humanidades de la UOC Francesc Núñez. «Las convenciones son un elemento central del comportamiento social al que no queremos renunciar. La vida humana está hecha de rutinas y las tradiciones son como las rutinas sociales. Sin ellas, la vida es más complicada por la falta de normas y, por ello, de sentido», ahonda.
El gesto de regalar, además, produce satisfacción, más incluso en la persona que lo hace que en la que lo recibe. Así lo demuestra una investigación publicada en 'Psychological Science': «Mientras que el sentimiento de felicidad que disfrutamos al recibir un obsequio disminuye rápidamente al cabo de poco tiempo, cuando somos nosotros los que damos un regalo a otros seguimos manteniendo ese sentimiento varios días más», resalta Núñez.
Es más, en ocasiones no se hace por razones altruistas. «En el acto de dar hay una dimensión de poder (da el que puede) respecto del que recibe, con lo que, de alguna manera, queda en una posición de deuda», incide.
Enero es el mes de las devoluciones y las rebajas. Pero, ¿tenemos derecho siempre a que nos devuelvan el dinero de un regalo o a cambiarlo por otro? La Organización de Consumidores y Usuarios aclara que la ley de devoluciones de España da carta libre a los comercios físicos. «No están obligados a devolver nuestro producto solo por que no nos guste», señalan sus portavoces. Dependerá de la política comercial de cada establecimiento, que dedice si lo cambia por otro producto o te devuelve el dinero o ninguna de las dos opciones. Solo si el producto presenta algún defecto, el vendedor está obligado a admitir el cambio. En el caso de las compras a través de Internet, la ley es completamente diferente. Los consumidores contarán con un período legal de 14 días naturales desde que el producto llega a casa para devolverlo. Y, a diferencia de las compras físicas, no tienes que dar ninguna explicación.
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