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Isaac Asenjo
Madrid
Jueves, 24 de noviembre 2022, 00:19
El disco volador no es solo para el verano. Pese a que parezca el típico juego de playa, también se puede practicar en césped o en la cancha de un polideportivo si la climatología lo requiere. De hecho, en España ya existen varios clubes dedicados ... a la práctica del 'Ultimate Frisbee', una actividad que todavía no está reconocida como modalidad deportiva en todas las comunidades autónomas al no contar con las licencias suficientes.
«Es un deporte con mucho ambiente social, ya que se practica sin árbitro. Prima el 'fair play' y siempre hay muy buen rollo con el resto de participantes. Hay torneos en los que se juega mezclando gente de diferentes equipos», apunta Pau García, jugador del club catalán Ultimate Sharks, que se encuentra ahora en Lanzarote junto a su compañera Aïda Treviño disputando un torneo de este peculiar deporte, que puede llegar a ser muy competitivo.
En todas las categorías existe modalidad mixta, masculina y femenina. «La primera es la más popular. En playa juegan cinco personas por equipo, mientras que en césped lo hacen siete», explica Pau García.
La Federación Española de Disco Volador (Fedv), creada hace dos décadas, trata en la actualidad de llegar a más territorios y personas a través de colegios y programas deportivos para llegar a ser admitidos como disciplina deportiva de pleno derecho por el Consejo Superior de Deportes (CSD). Actualmente existen en nuestro país más de 1.100 practicantes y 33 equipos censados, la mayoría en Cataluña, la comunidad con más equipos, clubs y jugadores. No obstante, el desarrollo de este deporte se extiende por toda la geografía nacional, con equipos en Madrid, Castilla León, País Vasco, Cantabria o Andalucia.
Al ser un deporte minoritario y alternativo, los jugadores se quejan de falta de apoyo institucional y de la dificultad para encontrar canchas habilitadas para poder jugar. Por ejemplo, el campo de playa, en el que también se juega en invierno, debe medir 75 metros de largo por 25 de ancho, a lo que se le añade el hándicap de la falta de iluminación nocturna. «En césped las medidas son 100 metros de largo y 37 de ancho. Estos campos están lamentablemente monopolizados por el fútbol y, al no ser una disciplina oficial en todas las comunidades autónomas, tenemos un gran problema de acceso a las instalaciones» critica Treviño.
El objetivo de esta disciplina es obtener puntos capturando el disco en una zona de gol situada en el lado opuesto del campo, de modo similar al fútbol americano. Una peculiaridad que sorprende es que no hay árbitros. «Se rige por el 'espíritu de juego', la deportividad y la igualdad, que se basa en cinco aspectos básicos que se puntúan al finalizar cada partido», explica el jugador de Ultimate Sharks.
Dentro de los puntos a evaluar está el conocimiento de las normas (en caso de no saberlas se enseña al contrario); las faltas y el contacto físico (no permitido); la imparcialidad para reconocer una falta en caso de cometerla; actitud positiva (no se recriminan los fallos) y comunicación (hay que escuchar al rival). «Los propios jugadores deben interpretar lo que ocurre en cada acción y llegar a un acuerdo con el rival. En caso de que no se pongan de acuerdo, el disco de plástico volvería a la posición inicial para evitar polémicas», ahonda Pau García.
Los jugadores explican que se trata de un deporte bastante completo en el que es necesario contar con puntería a la hora de anotar goles con el disco, además de velocidad y agilidad para moverse a lo largo del campo. Los entrenamientos se distribuyen en seis horas semanales repartidas en tres días alternos. «La gente se sorprende porque tiene técnicas y bases de otros deportes como la fuerza, el sprint o la resistencia aeróbica y anaeróbica», señala Treviño, que hasta hace poco combinaba esta modalidad con el fútbol sala y que conoció esta modalidad deportiva hace unos años gracias a su profesor de Educación Física: «Nos enseñó el deporte en unas sesiones de formación; nos moló mucho y sacamos un equipo escolar».
Pese al crecimiento experimentado por este deporte en los últimos años, los jugadores lamentan que todos los gastos todavía corran por cuenta de los participantes en los torneos, de ahí que insistan en la urgencia de que esta modalidad sea reconocida por el Consejo Superior de Deportes, de la misma manera que lo está desde hace siete años por el Comité Olímpico Internacional. Tanto Treviño como García destacan que España es una potencia a nivel de playa, además de uno de los países en los que más torneos se disputan en esta superficie en cualquiera de las categorías. También destacan Francia, Italia o Portugal. «En césped los países del norte de Europa son muy potentes», recalcan.
La regla de los 10 segundos El lanzador tiene 10 segundos para lanzar el disco. El defensor puede colocarse enfrente de ti (sin contacto) y contar en alto hasta diez en intervalos de un segundo. Si el disco todavía se encuentra en tu mano en la 'd' de 'diez', el otro equipo gana la posesión del disco.
Movimiento del disco El disco se mueve en todas las direcciones y no hay mínimo de pases para marcar gol. No se puede correr con el disco en las manos. Si coges el disco en carrera, debes pararte lo antes posible. Una vez parado, debes mantener un pie fijo, pero puedes mover el otro.
Goles y duración Solo puede haber un jugador defendiendo en un radio de tres metros y el primer equipo en anotar 15 goles en un tiempo límite de 90 minutos gana, pero esto puede cambiar en función del nivel de la competición.
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