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Los habrá visto en las mesas de muchas oficinas –cada vez más–: bolas sonoras, pelotas blanditas, un jardín zen, aros que se entrelazan, cubos con botones, muñecos de tacto viscoso... Son juguetes con efecto antiestrés. Están diseñados para mantener ocupadas las manos y obligan a ... la mente a concentrarse en algo que produce un placer instantáneo y rebajar, así, la tensión. Por lo general, son objetos que se pueden estrujar , girar, aplastar, rodar... Los psicólogos lo ven útil para aplacar un 'pico' de nervios, pero alertan de que engancharnos a estos dispositivos puede ser una señal de alerta de que algo va mal y debemos introducir hábitos en la rutina para rebajar la ansiedad.
Estos artilugios se basan en la técnica de la atención plena, que también emplea el mindfulness. «Se trata de distraer la mente de aquello que le está generando ansiedad. Cuando se usa un juguete de este tipo, el cerebro se concentra en la información y las sensaciones relacionadas con ese dispositivo, por lo que emplea menos recursos en los pensamientos o ideas que pueden causar estrés», explica el psicólogo Alejandro Vera. Hay personas que responden mejor a los táctiles, otras se relajan con los auditivos y las hay que prefieren, incluso, un pequeño desafío lógico –un cubo de rubik, por ejemplo– que les haga salir de la rutina.
«Son una solución momentánea a una situación de estrés. Permiten canalizar ese momento de nerviosismo que se produce en el trabajo, liberar la tensión de forma puntual», comenta el doctor en psicología Valentín Martínez-Otero. Pero advierte de que pueden ser señales de que atravesamos una situación de ansiedad y «necesitamos llegar a la raíz del problema, a los factores que nos generan ese estrés».
Porque por pasarnos la jornada ante el ordenador apretando un muñeco viscoso o haciendo bailar un aro entre los dedos no vamos a solucionar el estrés. «Tenemos que buscar otras vías más efectivas y más a la larga. Introducir hábitos saludables en nuestras rutinas diarias», apunta Martínez-Otero. Destaca entre esos hábitos «hacer ejercicio, pasear por la naturaleza o los parques si estamos en la ciudad, leer o practicar hobbys, salir con amigos, tener relaciones sociales gratificantes...».
Pero si vemos que la tensión nos va a superar en el trabajo y necesitamos aplacarla, no esta de más conocer cuáles son algunos de los 'fidget toys' más efectivos por si tenemos que echar mano de ellos.
Son todo un 'multiusos' de sensaciones. En una de las caras tiene botones, por si nos relaja presionar – algunos emiten sonido–. Cuenta con simulador de 'joystick' e interruptores que se pueden encender y apagar de forma compulsiva. Y ofrece también la posibilidad de rotar constantemente una bola y tres diales.
Son cadenas metálicas con rodillos que giran en el dedo o se manipulan con la mano. No hacen ruido, por lo que no molestas al usarlas mientras trabajas. El alivio que produce tiene que ver con el tacto frío del metal y la mecánica de las pequeñas cadenas.
Este juguete se popularizó tras hacerse viral un vídeo de TikTok protagonizado por un mono que jugaba con uno de estos 'Pop it'. Es de silicona, pequeño y flexible. Imita al plástico con burbujas, usado para proteger los paquetes y que solemos explotar porque tiene un gran poder adictivo. Suelen ser multicolores.
Estas pequeñas almohadillas contra la ansiedad son del tamaño de un llavero, por lo que se pueden utilizar de forma muy discreta . Simulan la sensación de presionar los botones del mando de una videoconsola.
Al apretarlos notarás cómo se mueven en su interior las pequeñas bolas de plástico viscoso de su relleno. Es una sensación que resulta muy placentera para muchas personas. Los hay de todos los tamaños y formas.
Simplemente gira. En su versión más sencilla cuenta con tres puntas y un centro giratorio cada una. Rota a un gran velocidad sobre un eje que hay que sostener con una mano.
Dan paz, aseguran los usuarios, al contemplar cómo interactúan entre ellas por sus imanes. Permiten hacer figuras, por lo que estimulan la creatividad. Una variedad son las bolas más grandes que suenan al moverlas.
El jardín zen tiene su origen en Japón. Su composición es muy sencilla y cuenta con dos elementos: arena y piedras. Se puede utilizar un pequeño rastrillo para mover la arena. Favorece la serenidad interior.
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