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El pescado vegano se ha colado con fuerza en los menús de personas que siguen una dieta sin alimentos de origen animal. Por ello, también su presencia es cada vez mayor en los supermercados. Está elaborado principalmente con proteína de soja o tofú y diversos ... aceites y se comercializa con formas que imitan a rodajas y filetes de pescado. Las asociaciones del sector pesquero han estallado contra estos productos, ya que consideran que «hacen creer al consumidor que les aportan los mismos beneficios nutricionales del pescado».
Armadores, cofradías, la industria conservera y de la acuicultura reclamaron hace unos días al Ministerio de Consumo la «urgente revisión y retirada» de los productos vegetales que imitan al pescado por «fraude» en la etiqueta y por «confundir al consumidor». Se refieren a esas denominaciones de «pescado vegetal» o «vegano» y frases como 'sabor a atún' o 'estilo merluza' que aparecen en los envases o las formas en las que se presentan. Además de resultar engañosos, «constituyen una competencia desleal».
La reclamación que presentó el sector pesquero al Ministerio se apoya en dos ejemplos concretos, la merluza y el atún enlatado, e incluye una comparación de las tablas nutricionales de estos dos alimentos con sus 'imitaciones'. La comparativa «deja patente de forma clara los beneficios nutricionales que reporta la ingesta de los auténticos pescados y que no se obtienen con los productos de origen vegetal», detalla la reclamación. Entre los principales beneficios del pescado real destaca que sus proteínas son de mayor calidad que las vegetales, además de su aporte de grasas saludables –omega 3–, grandes aliadas para la salud cardiovascular.
Pero, ¿qué es en realidad el pescado vegetal?, ¿es saludable?, ¿nos aporta algún beneficio nutricional? «Está fabricado a base de proteínas de origen vegetal a las que, mediante un proceso industrial, se les da formas parecidas a rodajas o filetes de pescado, gambas, atún en conserva... Que sea o no saludable depende de los ingredientes que se utilizan, que son muy heterogéneos», señala el doctor Francisco Botella, coordinador del área de Nutrición de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN). Y explica que los componentes que se emplean con más frecuencia son algas, soja, levadura y legumbres, junto con aceites y almidones vegetales. Pero también pueden contener grasas saturadas, exceso de sal y azúcar. «Por ello, es importante leer la composición y no dejarse deslumbrar por los mensajes publicitarios», recomienda el endocrinólogo.
En todo caso, y siempre que no contenga esos ingredientes perjudiciales para la salud, el doctor Botella valora que «puede tener su utilidad para personas que optan por una alimentación vegetariana. Es una alternativa más».Coincide, eso sí, en que la denominación de 'pescado vegetal' puede llegar a «confundir» al consumidor.
El pescado vegetal lo podemos encontrar ya en cualquier súper y en algunos restaurantes. Entre los más vendidos destaca el 'salmón', el 'atún' y las barritas de 'pescado' hechos a base de soja o tofú, a las que se añaden verduras y almidón. También hay otras presentaciones más sofisticadas en forma de calamares, gambas y langostinos, ostras veganas –con shiitake y agua de mar– y hasta caviar vegano hecho de algas.
En la actualidad, la evidencia científica no es suficiente para determinar si las imitaciones presentan más beneficios nutricionales respecto a los originales. Uno de estos todavía escasos trabajos lo ha realizado recientemente un equipo de investigadores de la Universitat Rovira i Virgili y el Instituto de Salud Carlos III, que comparó 922 alimentos alternativos vegetales con sus homólogos de origen animal. El estudio demostró que las alternativas vegetales presentaban un buen perfil nutricional, con menos grasas saturadas y más fibra, aunque también aportaban menos cantidad de proteína. «Comparadas con las de origen animal, también incluyen una cantidad superior de azúcar y sal», advierte Sara de las Heras, nutricionista e investigadora. En concreto, el queso, la carne y el pescado que se analizaron se revelaron «más saludables» que sus alternativas vegetales. Pero no hay que generalizar. Existe una gran variación de componentes en ambos «que pueden convertir tanto a los de origen vegetal como animal en ultraprocesados», advierte el informe. De ahí, «la necesidad de fijarse en la lista de ingredientes».
Un 11,4% de la población adulta española se identifica como 'veggie' –veganos, vegetarianos y flexitarianos–, lo que supone 4,5 millones de personas, según el informe 'The green revolution 2023'. Esa cifra indica que la dieta vegetariana pierde fuerza en España. Si entre 2019 y 2021 el colectivo de 'veggies' creció en 1.300.000 personas (se situó en el 13%), en los dos últimos años ha perdido 600.000 adeptos, sobre todo flexitarianos, que son los que siguen dieta eminentemente vegetal, pero que ocasionalmente consumen carne o pescado.
El estudio apunta a que el motivo para este descenso hay que buscarlo en que «la pandemia y el confinamiento incrementaron la conciencia de la población sobre la salud, el entorno y los animales». Y tras el fin de esa situación excepcional parece haberse producido «un 'efecto rebote' en la población, ávida de placer y disfrute en todos los sentidos, incluida su dieta».
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