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Julio Arrieta
Lunes, 28 de octubre 2024, 00:02
«Dices una memez, la pintas de frase de Séneca, añades un fondo de piano en un vídeo y a vivir del cuento». Este resumen rotundo de cómo funciona cierta variante de moda en la psicología popular actual, el «estoicismo 2.0», lleva la firma ... del psicólogo Víctor Amat, que en su juventud fue campeón europeo de kickboxing y ahora es conocido por ser algo así como la pesadilla de los autores de libros de autoayuda «de buen rollito», esos que vienen a decir que todos nuestros estreses y ansiedades se solucionan con actitud positiva y flores.
Amat viene a decirte que empieces por asumir que «estás jodido». Lo suele escribir tal cual y por ese estilo un amigo le llamó psicólogo punk, calificativo que adoptó con gusto y llevó a los títulos de sus dos primeros libros, 'Psicología punk' y 'Autoestima punk', dedicados precisamente a desmontar «el rollo happy flower». Pero sucede que «tenemos nuevo chico en la oficina». En el mundo de la autoayuda se han vuelto muy populares Séneca ( 4 a.C. - 65 d.C.), Epicteto (55-135) y, sobre todo, Marco Aurelio (12-180), cuyas 'Meditaciones' son un éxito editorial inusitado, convertidas a menudo en papilla filosófica por terapeutas y 'guruinfluencers' de todo pelaje.
«Parece que si adoptas la fe de Zenón de Citio, que sobrevivió a un naufragio y montó una escuela de autoayuda hace 2.300 años, ha habido un giro grande, ¿verdad? Puede que creas que siguiendo sus preceptos y los de sus seguidores ya no serás un ingenuo y te convertirás en un Steven Seagal del pensamiento, ¿No es así?». Pues no. Amat cree que este nuevo 'producto' no es bueno y a desvelar sus pegas dedica gran parte de su nueva obra, que no por casualidad se titula 'Antimeditaciones' (ed. Vergara), una serie de aforismos –«son 200 exactamente», precisa– con sus correspondientes comentarios.
El de Marco Aurelio «es uno de los libros de filosofía antigua más leídos porque a todo el mundo le pone cachondo que un emperador le susurre al oído», escribe Amat. «Pero falta el contexto», comenta. «Era el puto emperador de Roma, tío». Alguien que evidentemente tenía todas sus necesidades cubiertas. Sus razonamientos están pensados para personas de una clase muy privilegiada. El estoicismo predicaba –o mejor dicho, predica tal como se vende hoy– que «hagas lo que está bajo tu control y seas impasible frente a aquello que no depende de ti».
Pero Amat considera que esto no es bueno. Es más, puede ser peligroso. ¿Qué peligros son estos? «Pues la depresión sin ir más lejos, tío», comenta el psicólogo. «Es decir, tú imagínate estar sumido en una situación de malestar o de abuso en la que se te pide, como hacen algunos de estos autores del estoicismo actual, que sostengas estas situaciones, que permanezcas impasible. Eso al final te rompe las costuras. ¡La gente tiene las costuras rotas de intentar que las cosas no le afecten!».
«Yo creo que la psicología está precisamente para decir 'oye, tus problemas te están afectando y vamos a ver cómo te pueden afectar de una manera que no te destrocen'», añade. Amat dice además que detrás de este estoicismo pop «hay trampa, no sé si capitalista, neoliberal o cómo definirla, pero que está muy clara. ¿Quién se beneficia de que tú te partas la espalda y no te quejes?».
'Antimeditaciones' reúne dos centenares de aforismos, pero muchos de ellos giran en torno a una idea de fondo común, la noción de que el sufrimiento forma parte de la vida y aprender a lidiar con él nos servirá para vivirla mejor. «No soy un erudito en el sentido clásico, ni soy un hombre con una gran cultura, pero al final sí que me doy cuenta, en mi trabajo como psicólogo, de cuánto sufrimiento hay detrás de la voluntad de no sufrir, de la voluntad de ser feliz todo el rato, de pretender continuamente que las cosas te vayan bien». Porque la vida «tiene esta gracia. Tiene momentos de todo y tiene momentos jodidos, y saber que la vida tiene momentos jodidos ya te alivia mucho».
En el libro, uno de los aforismos que resume este pensamiento es «la vida son mierdas, lo demás es Instagram». Y además, «las mierdas de la vida no se sanan, se apañan», enunciado que hasta se destaca en la cotnracubierta de la obra. Las heridas que te causa vivir «no sanan en el sentido estricto». Lo normal es que las heridas dejen cicatrices, y estas, aunque devuelvan a tu cuerpo su funcionalidad, siempre están ahí para recordarte que algo sucedió. Hay que reivindicar el apaño», insiste Amat. «Mi madre solía coserme los pantalones cuando se rompían por su uso, y esos remiendos le aportaban mucho valor a la prenda». Del mismo modo, «si entiendes que las cosas dolorosas que suceden en la vida no van a disiparse de tu historia, podrás llegar a asimilarlas con dignidad».
Otro apunte importante: «Lo que lees para aumentar tu autoestima suele ser un compendio de gilipollez humana». Disparates. «No dejo de leerlos acerca de quererte más». Por supuesto, «aprender a tenerte en cuenta, si no lo haces nunca, es algo interesante». Pero la idea es que «todos tenemos alguna pelea interior, y la autoestima es que haya pocas lesiones en ella».
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