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Me pilla el reto de 'Una semana sin carne' con el pie cambiado. Hace tres días que he hecho la compra grande mensual y en el congelador hay un montón de comida que no tocaré, al menos, en siete días: entrecot, una bandeja de lomo y otra de pechugas extrafinas, dos verdeles –que la temporada es cortita y está acabando–, una lubina y un buen lomo de salmón. Afortunadamente el cajón de la verdura está bien surtido: calabacines, zanahorias, judías verdes, cebollas, pimientos, champiñones, guisantes, dos lechugas y los últimos tomates raf de la temporada. «¡Bah! Con esto y poco más, hago la semana». El primer error del vegano 'amateur': pensar solo en verde. Sin carne, pescado ni huevos, urge buscar alternativa proteica. «Si no te da tiempo a ir a comprar nada hoy, prefiero que incluyas una pechuga de pollo en la cena», concede Paula Bastán, dietista-nutricionista de la Unión Vegetariana Española, que me asesora en esta semana en la que no consumiré nada de origen animal, un reto mundial convocado por la organización internacional ProVeg que este año celebra su cuarta edición. Arranca hoy y termina el día 20, pero nos hemos adelantado una semana para contar a los lectores cómo nos ha ido.
Me parece feo fallar ya el primer día, así que el lunes a media mañana hago una compra de urgencia: tofu natural, tempeh, soja texturizada, piñones, leche de avena y yogur de soja... Ummm, ¿y esas hamburguesas? «¿No las has probado nunca? Pues llévate las de seitán y calabaza», nos aconseja la chica que atiende el mostrador. «¿Sabes cómo hay que preparar la soja texturizada?». «Pues, vamos a ver... ¿cocer?». «No, déjala en agua diez minutos y luego a la sartén, al horno... Te doy la más fina para que no la tengas que tener mucho tiempo a remojo». Pagamos: 27,53 euros.
Las emisiones de 207 km: «Una semana sin comer carne equivale a evitar las emisiones que se generan al conducir 207 kilómetros, como de Madrid a Valladolid, por ejemplo», informan en ProVeg.
70 duchas: «El ahorro en agua es el mismo que si nos ducháramos 70 veces».
40 metros cuadrados: «Y lo que se deja de usar en suelo sería el equivalente a una parcela de 40 metros cuadrados».
Como una es nueva en esto opto por un desayuno sin riesgo: plátano, nectarina y un puñado de pistachos. Laura, una runner de Madrid que está haciendo el reto a la vez que yo, pide en el chat de WhatsApp que hemos creado una prórroga de veinticuatro horas: «Empiezo mejor mañana, que no me he dado cuenta y he desayunado queso fresco». La entiendo porque yo he estado a punto de calentar un vaso de leche (de vaca). La costumbre... Para no equivocarme con la comida, preparo vainas con patatas, y las como en un pis pas. Hoy no habrá queso curado de postre, como otras veces. La nutricionista propone cuatro comidas al día, pero cambio la merienda por una 'recena' a base de yogur y cerezas a medianoche, no vaya a acostarme con hambre. Y será que llevo todo el día dándole vueltas al menú, pero no se me pasa en toda la tarde esa sensación de estómago medio vacío. «Es que la comida que has hecho ha ido muy justa. La tenías que haber reforzado con proteína, 30-50 gramos de soja texturizada o 150-200 gramos de seitán, por ejemplo», explica Paula Bastán, la nutricionista. Por la noche me 'premio' con un gazpacho y la hamburguesa vegetal. ¡Qué razón tenía la chica de la dietética!
Desayuno: Plátano, nectarina y un puñado de pistachos pistachos.
Comida Vainas con patatas.
Cena Gazpacho y hamburguesa de seitán con calabaza.
'Recena': Yogur de soja y cerezas.
Anoche probé el yogur de soja, el griego, pero ni por esas... Me pareció regular al paladar, y esta mañana, parecido con la leche vegetal. La había tomado antes, pero ahora me doy cuenta de que tenía que ser la de 'sabor intenso' porque esta me resulta insípida. Como el tofu, aunque me dijeron en la tienda que lo dejara en un túper con salsa de soja y agua unas horas para que cogiera sabor. ¡Y color! Hago la prueba en casa: «¿Qué dirías que es esto?». «Ummm... ¿pollo?». Cortado en daditos y un poco tostado podría parecer pechuga, efectivamente. O salchicha, o cualquier carne blanca. Hay también tofu ahumado, que tiene más sabor, pero me resulta raro, y prefiero el otro.
Desayuno: Leche de soja con copos de avena y trigo (y una curachadita de Cola-Cao) y una manzana.
Comida Ensalada de garbanzos, tomate y aceitunas negras.
Cena Verduras (champiñón, calabacín, puerro, espárragos trigueros, cebolla y zanahoria) con tofu.
'Recena': Yogur de soja y cerezas.
No concebía las lentejas sin chorizo... hasta hoy, claro. Mirando en internet apaño la receta 'jardinera' con lo que hay por casa: patata, puerro, cebolla y zanahoria, pero me he pasado con el pimentón –sobran, así que ya tengo resuelta la comida del viernes–. Por la noche, a los calabacines con tomates naturales les habría añadido queso con gusto, la verdad... pero le pongo unas semillas de sésamo. Por obligación y también por curiosidad, estoy aprendiendo de proteínas estos días. De las proteínas no animales, claro. Ahí está la soja, que ya veo que vale para casi todo, y las legumbres, que ya eran un 'must' en mi dieta. Lo que no sabía era que se podían tomar hasta de postre. ¡Hay un brownie de alubias! Mandan foto y la pinta, al menos, es buena. Junto a las recetas con legumbres, la gente de ProVeg España añade consejos para mantener a raya las flatulencias: «Ponlas a remojo ocho horas, añade un trocito de alga kombu (del tamaño de un sello), laurel, comino, anís, cúrcuma o albahaca al cocinarlas, acompaña la comida con una infusión de anís, menta poleo, manzanilla, o jengibre...».
Desayuno: Leche de soja con copos de avena y trigo (y una curachadita de Cola-Cao). y una manzana.
Comida Lentejas con verduras.
Cena Salmorejo y calabacines con tomate y tofu al horno.
'Recena': Yogur de soja y cerezas.
Hoy he hecho un descubrimiento: la soja texturizada, que ya tiene un hueco preferente en la despensa. Con la fina que nos vendió la chica de la tienda la pasta a la boloñesa queda logradísima –«hay soja más gruesa, que es ideal para guisos, y hasta en filetes, para milanesas»–. Repito, con lo cual me habré pasado de hidratos y de proteína seguro, pero tampoco estoy midiendo mucho las cantidades. Mientras estaba enzarzada con la boloñesa ha llegado la cesta de verduras. Nos la trae a varios vecinos del barrio cada jueves un agricultor que tiene huerta a unos pocos kilómetros. La de esta semana es verde de verdad: vainas, acelgas, pimientos pequeños para freír, lechuga y media docena de huevos. 10 euros. Así que el cajón de las verduras está a rebosar.
Desayuno: Tostadas de hummus con aceite de oliva y chía.
Comida Macarrones a la boloñesa (con soja texturizada y verduras).
Cena Tempeh con champiñones y ensalada de lechuga y cebolleta.
'Recena': Yogur de soja y cerezas.
Repaso el menú por si falta algo, que el fin de semana no me gusta ir a comprar. Sobraron lentejas, así que comida hecha. El salmorejo de la cena es de brick, pero bueno... ¡Ah! sí, falta el mango de la ensalada. «Esos valen a 4,95 euros la pieza, pero están buenísimos. Estos otros cuestan la mitad, pero les vas a notar los 'hilos'...». Como el mango no me entusiasma cojo el que va a estar más dulce, el caro. Me gustaría acostumbrarme a su sabor porque le da un toque a las recetas y lo mismo le va bien al dulce que al salado. Ya he echado la vinagreta y me doy cuenta de que la propuesta de la nutricionista era con rúcula, no con tomates raf, pero pruebo y me casan bien los sabores, así que la dejamos así, que está muy colorida. ¡Un punto a favor del mango!
Desayuno: Plátano, nectarina y un puñado de almendras.
Comida Lentejas con verdura.
Cena Ensalada de tomate, aguacate, mango y piñones.
'Recena': Yogur de soja y cerezas.
El fin de semana el reto es más difícil: «¿Pedimos unos pollos? Ay no, que tú ahora solo al vegetariano, ¿no? Confiesa, ¿cuántas veces has pecado?». Qué gusto da decir que no, que no he pecado. Aunque reconozco que me apetece el pollo, que el menú vegano empieza a resultarme monótono y que echo de menos el pescado. Pero acato y tomo la ensalada de garbanzos. De postre, chocolate negro (70%, no logro pasar de ahí). Había empezado hacía unas semanas a mantener a raya lo del chocolate pero estos días me estoy desfasando un poco. No sé si es para compensar algo o para paliar esa sensación de que me voy a quedar con hambre. Como esta tarde, que he pasado por el cumpleaños de una amiga y no he probado bocado. Canapés de queso con pimienta, hojaldres rellenos de chorizo, cruasán de jamón de york y queso, 'gildas' con boquerón...
Desayuno: Plátano y leche de soja con copos de avena y trigo.
Comida Ensalada de garbanzos, tomate y aceitunas negras y dos onzas de chocolate negro.
Cena Salmorejo, hummus con aceite de oliva y chía.
'Recena': Yogur de soja y cerezas.
Algún domingo hacemos bizcocho en casa. Hoy no, por el huevo. Aunque hay alternativa, nos cuentan desde ProVeg: «Tres cucharadas del líquido de los botes de legumbres equivalen a un huevo. Si se baten muy bien no creerás que no son claras». Me doy cuenta de que hay alternativa vegana para casi todo y tal vez eso me ha faltado esta semana, buscar un poco más, probar más allá del tofu, ampliar un poco el menú para que no resulte repetitivo (los frutos secos dan mucho juego). Completo el reto con un arroz con verduras a mediodía y burritos vegetales con una tostada de hummus, aceite de oliva y chía (esta 'tapa' es un buen invento y lo mismo te apaña un desayuno que una cena) por la noche. ¿Y mañana? No lo he pensando. De momento, el entrecot sigue congelado...
Desayuno: Leche de soja con copos de avena y trigo y nectarina.
Comida Arroz con verduras y tofu.
Cena Burritos vegetales (calabacín, puerro, cebolla y zanahoria) y tapa de hummus con aceite de oliva y chía.
'Recena': Yogur de soja y cerezas.
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Alfonso Torices (texto) | Madrid y Clara Privé (gráficos) | Santander
Sergio Martínez | Logroño
Sara I. Belled, Clara Privé y Lourdes Pérez
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