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Todos los veranos llegan estas molestas visitas a la cocina de María Barrios, que vive en una urbanización de Bilbao. Primero son unas hormigas dispersas por la encimera –«siempre es en junio»– pero enseguida se presenta un ejército. Prueba con el insecticida en aerosol y ... rocía directamente cada bicho que ve. Luego toca limpiar encimeras, repisas y armarios de forma compulsiva con toda clase de detergentes, lejías y remedios caseros como vinagre o limón.
Pero nada funciona. María cuenta que cuando parece haber acabado con ellas, vuelve a encontrarlas en el baño o en el salón. Sospecha que este enemigo de seis patas sube del jardín, pero no ha logrado encontrar la vía de entrada ni su escondite. Son una verdadera plaga. Los expertos nos enseñan la mejor forma de eliminarlas.
Durante los meses de calor es más habitual que nos invadan las hormigas domésticas porque se desarrollan mejor en altas temperaturas que en invierno. Para cuando vemos una en la casa, ya hay cientos al acecho. «No hay hormigas solitarias. Si encontramos alguna quiere decir que la 'reina' ya ha buscado un escondite para hacer el hormiguero y tiene a su colonia de 'obreras' preparadas para salir a buscar comida», señala Sergio Monge, presidente de la Asociación Nacional de Empresas de Sanidad Ambiental (ANECPLA).
«Una vez inseminadas las reinas, pueden depositar huevos fértiles en el hormiguero durante el resto de su vida, hasta 15 años», completa un portavoz de la empresa Byostasys, dedicada al control de plagas. Sin duda son un enemigo poderoso. «Tienen una gran capacidad de adaptación y resistencia. Las especies más comunes han colonizado todas las zonas del planeta salvo la Antártida y algunas islas remotas», añade el experto.
Y el tradicional insecticida en aerosol, advierten, no sirve para acabar con estas plagas. «Rociar con insecticidas a las hormigas que vemos no es la solución. En el hormiguero siempre habrá una 'reina' poniendo huevos, por lo que siguen naciendo nuevas hormigas obreras». Es más, puede provocar que colonicen otras estancias de la casa.
Monge explica que una vez que detectan la presencia de insecticidas en una zona, construyen «hormigueros satélites» en otros puntos de la casa. «Por eso, cuando creemos haberlas eliminado de la cocina, aparecen en el salón o en el baño», detalla. Los remedios caseros, dice, tampoco son efectivos. «Solo se ha estudiado de forma científica el perejil, que ha dado resultados positivos, pero su uso es muy limitado».
La solución más eficaz son los cebos tóxicos. «Son pequeños gránulos con aspecto de azúcar o gotitas de gel viscoso. Los insectos los cogen y se los llevan al hormiguero», detalla. Estos venenos tienen un efecto retardado, que permite que, aunque se lo coman cuando lo encuentran, les dé tiempo a llegar al hormiguero y compartir el mortal botín con el resto de su grupo y con la 'reina'.
Además, estos productos no suponen un riesgo para las personas. «Se emplean muy pequeñas cantidades. De todas formas, es muy importante leer las etiquetas de estos químicos pensados para uso doméstico, en las que indican las medidas exactas que hay que utilizar», advierte Monge.
La causa de que las hormigas invadan una casa no están claras. «No se puede saber. En algunos casos pueden llegar en macetas con plantas, pero es un hecho puntual», añade. Ylocalizar el hormiguero es una misión «imposible».
Lo que está claro es lo que buscan. «Las hormigas son insectos sociales que viven en colonias localizadas normalmente en la tierra, pero entran en los edificios en busca de protección y alimento. Comen prácticamente de todo, pero las que invaden nuestras casas lo hacen en busca de sustancias dulces o que contengan proteínas», añade el portavoz de Byostasys. «Pueden instalarse en las paredes, en conductos, dentro de azulejos, en huecos de la madera... y, debido a que tienen una amplia variedad en sus preferencias alimenticias y hábitos de vida, es necesario saber a qué especie de hormiga nos enfrentamos para utilizar un método diferente».
En muchas ocasiones, ganar la batalla 'casera' contra las hormigas es imposible y obliga a recurrir a profesionales. El presidente de la agrupación de empresas de sanidad ambiental hace dos advertencias: «Por el tipo de trabajo que hay que hacer con uso de tóxicos no se puede dejar en manos de cualquier persona sin experiencia ni formación». Y una segunda: todas las empresas que se dedican a control de plagas están cerfiticadas por Sanidad y tienen que figurar en un registro oficial, el ROESB.
La parte menos mala de estas plagas es que las hormigas no implican los riesgos de otro tipo de insectos, como los mosquitos. «No hay evidencias científicas de que sean vectores de transmisión de enfermedades. El problema puede venir de que con sus patas puedan contaminar los alimentos», advierte Monge.
Limpieza Extremar la limpieza en la cocina y evitar dejar restos de comida, migas... En los armarios, guardar bien todas las cajas y paquetes con alimentos –también les atraen los jabones y colonias y los restos de maquillaje–. Cerrar bien la basura
Sellar vías de entrada Sellar los accesos a la casa –agujeros y grietas– con siliconas, pegamento o masilla. Podemos rociar con repelentes esas entradas.
Cebos tóxicos Es la forma más eficaz de acabar con una plaga. Son gránulos con aspecto de azúcar que estos insectos cogen y transportan al hormiguero –lo hay en gel–. Es la forma de acabar con la 'reina', que no sale de su escondite y pone huevos durante años, con lo que siguen naciendo hormigas obreras.
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