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Puede que ya separemos y reciclemos la basura de casa o que vayamos a hacer la compra con la bolsita de tela, entre otros pequeños gestos cotidianos que hemos introducido en nuestra vida para ser más sostenibles.Sin embargo, por muy ecológicos que queramos ser, ... hay un ámbito donde nos cuesta un mundo cambiar: la ropa, tan sujeta a modas, a caprichos y a compras compulsivas. El caso es que adquirimos muchas más prendas de las que usamos y, para colmo, las 'jubilamos' enseguida. Según recientes datos de AEMA, el 21% de la ropa que tenemos en el armario no nos la ponemos –¿increíble?, solo hay que hacer la prueba en casa– y de las cosas nuevas que metemos en el ropero, la mitad será desechada en un año.
Sí, una vida muy corta que para nada justifica el enorme impacto ambiental de su fabricación: la industria textil es una de las más contaminantes, consume muchísimas toneladas de materias primas y de reservas de agua –es el tercer sector que más consume este recurso– y ocupa la cuarta posición en el ranking de sectores que más influyen en el cambio climático. Aun así, seguimos comprando y comprando y retirando del armario cosas casi nuevas, incluso sin estrenar.
¿Qué podemos hacer si queremos ser más respetuosos con el planeta? Obviamente, comprar menos ropa y, sobre todo, alargar su vida útil, ya que, aunque el mayor impacto medioambiental del sector se concentra en la fabricación (supone el 60% de los estragos), la fase de uso, donde nosotros sí tenemos la última palabra, es también clave, ya que es responsable del 34% de los perjucios ecológicos. «Se debe evitar la moda de usar y tirar –insisten los expertos de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU)–. Sea del material que sea, pasar de 4 a 6 años en el uso de un pantalón o jersey supone una reducción del impacto ambiental de un 16% de media. Las prendas deben durar».
Producción desbocada La producción de textiles devora una cantidad ingente de materias primas -sobre todo, agua- y se ha desbocado en muy poco tiempo: datos de la Fundación Ellen MacArthur alertan de que de 2000 a 2015 se ha duplicado.
4,5% de los residuos municipales La ropa supone este importante porcentaje de los desechos urbanos en España. Aunque el 60% de ellos puede reutilizarse, según ModaRe, cooperativa impulsada por Cáritas, la mayoría termina en el vertedero o en la incineradora.
1% El Parlamento Europeo destaca que, a nivel mundial, este es el porcentaje de ropa que se recicla.
Para quienes queremos tranquilizar nuestra conciencia, la entidad ha elaborado un estudio donde recoge cuántos años debemos usar prendas de determinados materiales para que su consumo se pueda calificar de sostenible. Como referencia han usado un jersey y un pantalón de nailon fabricados en China con un uso de 4 años y cuyo final será el vertedero o la incineradora. ¿Por qué este ejemplo? Porque son las prendas y circunstancias más frecuentes ahora mismo en España. Según la comparativa, el uso de estas prendas, si en lugar de ser de nailon fuesen de elastano, pvc o poliéster tendrían que usarse 4 años y varios meses para poder retirarse tras un uso sostenible. Pero deberíamos alargar su 'vida' entre año y medio y casi dos más si estuviesen confeccionadas con cáñamo, viscosa o lino. La ropa de lona, por su parte, debería usarse casi 7 años y la de algodón o tela vaquera, prácticamente 8. Seguro que ahora mismo más de uno está echando cuentas y preguntándose cuánto tiempo se ha puesto esos jeans tan monos que se compró y que pasaron a mejor vida en... ¿meses? Pero si somos de los que de cuando en cuando nos gastamos un poco más en ropa y tenemos prendas de calidad, debemos saber que para ser sostenibles nos tienen que durar muchos años: un jersey de lana, por ejemplo, más de 14 años; y si es de seda, más de 18. La palma se la llevan las cosas de cuero, que para resultar sostenibles tienen que ser utilizadas... ¡28 años! «Los tejidos naturales no siempre son los más sostenibles –advierten los especialistas de la OCU–. Además, el análisis del ciclo de vida nos ha enseñado que no basta con elegir un tejido sostenible, la clave está en que la prenda tenga la calidad suficiente para que nos dure y podamos usarla años en lugar de meses».
En este sentido, la OCU subraya que los consumidores debemos atar en corto nuestras ansias de cambiar de trapitos cada dos por tres para no impulsar aún más la 'fast fashion', que está desbocada «porque la moda barata se ve como un ahorro, no como un gasto».
«Los precios de la ropa en la Unión Europea bajaron más de un 30% entre 1996 y 2018, lo que se tradujo en un aumento del gasto medio de los hogares en este apartado. Es decir, hubo un efecto rebote: al ser más barata, se compró más cantidad», señalan desde la OCU, que ha elaborado un decálogo de consejos para reducir el impacto ambiental de nuestra ropa. Evitar la moda de usar y tirar encabeza en importancia este ranking (mejora la 'huella' ecológica un 148%) y ya muy lejos le siguen comprar ropa de materiales sostenibles (18%), usar la ropa al menos 4 años (16%), hacer arreglos (12%), comprar prendas de material reciclado y echar la ropa en contenedores (11%), comprar ropa fabricada en Europa (6%), optar por prendas con menos presencia de cremalleras y botones (5%) y lavar con agua fría o a 30 grados (4%).
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