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Iratxe Bernal
Domingo, 29 de enero 2023, 00:18
Imagine que tiene un dinero en un fondo y que en un mes su valor cae un 20%. ¿Qué haría? ¿Pensaría que es mejor vender ya o, por el contrario, aprovecharía ese abaratamiento para comprar más y posicionarse mejor para cuando ofrezca rentabilidad? Conocer nuestra ... tolerancia al riego es clave para planificar cualquier estrategia de inversión porque, en mayor o menor medida, todos los activos financieros conllevan la posibilidad de sufrir pérdidas. Al escoger qué productos contratar no debe empezar preguntándose qué rendimiento puede obtener, sino hasta qué punto está dispuesto a exponer su dinero. Es decir, tenemos que trazar nuestro perfil inversor.
Desde 2018, cualquier entidad que comercialice productos de inversión o asesore sobre ellos debe averiguar qué perfil tiene su cliente a través de los test de conveniencia e idoneidad. Pero es algo que, si somos sinceros en las respuestas, también podemos hacer por nuestra cuenta. «Gestionar mal el riesgo es la mejor receta para que nuestras inversiones fracasen», subraya Natalia de Santiago, experta en finanzas y autora de 'Invierte en ti' (Ed. Planeta). «A veces dedicamos horas a buscar alojamiento para unas vacaciones y no prestamos atención al criterio con que seleccionamos productos que pueden estar años con nosotros», lamenta.
Para determinar qué tolerancia al riesgo tenemos hay que empezar por conocer muy bien nuestras propias finanzas. Debemos saber exactamente cuánto podemos ahorrar, cuánto debemos tener disponible para hacer frente a imprevistos y, finalmente, qué capacidad tendríamos de asumir pérdidas si las hubiera.
Después hay que concretar para qué invertimos. «No es lo mismo buscar protección contra los efectos de la inflación, para lo que podemos recurrir a productos con menor rentabilidad y también menor riesgo, que ahorrar para un curso en el extranjero, comprar una casa o mejorar la pensión. Si tenemos objetivos concretos, estos tendrán plazos concretos que, junto con las perspectivas de los mercados, también influyen en la selección del riesgo», señala María Romero, socia directora de Analistas Financieros Internacionales (Afi) .
Cuanto mayores sean esos plazos, mayores riesgos podremos asumir. Si necesitamos el dinero para un curso el año que viene no podemos exponernos a que, llegado el día de pagar la matrícula, una coyuntura económica bajista haya mermado nuestro capital. Deberemos, por tanto, limitarnos a productos que ofrezcan una rentabilidad garantizada y resignarnos a que no sea muy alta. En cambio, si contamos con más tiempo nuestros activos tendrán oportunidad de recuperarse de ese posible bajón y volver a ofrecer rentabilidad.
«Hay que tener en cuenta que el riesgo se puede revisar y que nuestro perfil irá cambiando con el tiempo. El ahorro para la jubilación, por ejemplo, no puede ser igual con 40 años que superados los 60. Debemos hacer un seguimiento de nuestras inversiones para ir modificando su nivel de exposición según las perspectivas del mercado, pero también según mejoran nuestros conocimientos, cambian nuestras circunstancias económicas o, simplemente, se van acercando nuestros plazos», añade Romero.
Finalmente, tendremos que evaluar nuestro miedo a sufrir pérdidas. Es lo que nos va a definir como inversores conservadores, moderados o agresivos. Es posible que un inversor con una capacidad financiera suficiente para afrontar una volatilidad media o alta tenga un carácter conservador y prefiera renunciar a la posibilidad de obtener mayores rentabilidades a cambio de la seguridad de conservar su capital.
«El nivel de riesgo debe permitirle sentirse cómodo con su decisión. Una persona puede estar dispuesta a realizar inversiones muy arriesgadas con la esperanza de obtener una rentabilidad alta y estar tranquila, mientras que otras no soportan la idea de que sus inversiones sufran el mínimo contratiempo. Si pasamos las noches en vela preocupados por su evolución, está claro que el riesgo que hemos asumido no es el adecuado para nosotros», señala la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV).
Ahora bien, quedar etiquetado en una categoría no tiene por qué determinar todas nuestras inversiones. Primero, porque una buena cartera ha de estar diversificada y todos sus activos no tienen que ser igual de seguros o de volátiles. Que seamos conservadores no quita para que en un momento dado lo conveniente sea invertir en productos destinados a inversores más moderados o agresivos. Y, segundo, porque «podemos aprender a gestionar el riesgo», sostiene De Santiago. «Es como hacer deporte. Si no corres nunca y un día te caes, te lesionarás. Si no has invertido nunca y un día inviertes todo tu dinero, a la menor caída de los mercados te asustarás, venderás y te habrás lesionado financieramente. Pero si vas poco a poco irás aprendiendo a manejarlo y aguantarlo», insiste.
Encuesta
¿Con qué plazo invierte?
a) Entre 1 y 5 años
b) Entre 5 y 10 años
c) Más de 10 años
¿Qué rentabilidad busca?
a) Protección frente a la inflación y estabilidad patrimonial
b) Crecimiento patrimonial asumiendo un nivel de riesgo superior
c) La máxima rentabilidad posible, independientemente del riesgo
Si su cartera de inversiones pierde un 10% de su valor... ¿Qué haría?
a) Vendería
b) Mantendría
c) Compraría más
¿Qué conocimiento tiene de los productos de inversión?
a) Ninguno
b) Básico
c) Elevado
¿Qué productos de inversión tiene o ha tenido?
a) Cuenta corriente
b) Cuenta corriente, depósitos y planes de pensiones
c) Cuenta corriente, depósitos, planes de pensiones, fondos y acciones
Mayoría de respuestas A: perfil conservador
Mayoría de respuestas B: perfil moderado
Mayoría de respuestas C: perfil agresivo
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