Secciones
Servicios
Destacamos
La moda de comprar pequeños electrodomésticos que prometen un cocinado más fácil, sabroso y saludable nos ha llenado las cocinas de utensilios que no utilizamos. La realidad es que, superada la fase de entusiasmo inicial, muchos acaban en el armario al comprobar que no nos ... ahorran trabajo, nos resulta complicado su manejo –esos robots con un sinfín de programas....– o que los beneficios nutricionales de los platos que elaboramos son iguales (o parecidos) que con el cocinado tradicional. Los expertos nos dan las claves.
Entre los nutricionistas hay consenso en que una de las formas de cocinar más sanas es al vapor. «El vapor de agua calienta menos que el agua hirviendo y los nutrientes, incluidos vitaminas y minerales, se conservan mejor», señala el médico y experto en nutrición José Enrique Campillo, autor del libro 'Comer sano para vivir más y mejor'. Por eso, las vaporeras se colocan en lo alto del ranking. Las de varios pisos permiten cocinar tres alimentos diferentes a la vez: verduras, pescados, arroces... Solo hace falta añadir el agua tanto antes como durante la cocción si se requiere y, además, se puede utilizar un temporizador. Pero ¡ojo! hay una opción casera sencilla: un recipiente de cristal con agujeros en el fondo que se coloca sobre una cazuela hirviendo.
Las ollas exprés cuecen a temperatura más alta (de 112 a 115 grados), por lo que «se acorta el tiempo» de cocinado. «Los alimentos se cuecen con poca agua, casi al vapor, y protegidos del aire y de la luz, por lo que se conservan bastante bien las vitaminas siempre que no se prolongue excesivamente el período de cocción», señala Campillo.
En los últimos años las ollas de cocción lenta ('crock pot') han tenido un pico de ventas pero, en general, no han llegado a cuajar y forman parte de la legión de artilugios olvidados. Su ventaja: cocinar los alimentos a una temperatura baja y estable durante horas –de 70°C a 90°C, siempre por debajo de la temperatura de ebullición–, lo que facilita que se conserven más nutrientes y potencia el sabor original de los alimentos. Los robots, que permiten hacer todo tipo de cocinados –desde alimentos al vapor, estofados, cocidos, guisados...– han ido desplazando a las ollas exprés y, principalmente, a las de cocción lenta. «Son una buena inversión a largo plazo», dice Zumaquero.
Fueron el éxito de ventas de 2022: se han triplicado en un año y han relegado a las tradicionales freidoras de aceite. «Las freidoras de aire cocinan alimentos más saludables y con menos calorías», valoran desde la Organización de Consumidores y Usuarios. «Si las comparamos con la fritura en sartén, controlan mejor la temperatura y es más fácil evitar la acrilamida que se forma en alimentos cuando se exponen a temperaturas por encima de los 175 grados, una sustancia cancerígena», añaden. «Es un horno pequeño y permite hacer comida más sana que frita en la sartén», coincide Zumaquero. «Pero tiene un riesgo:mucha gente la compra para aumentar el consumo de patatas fritas y alitas de pollo sin sentirse culpable», advierte.
«Cocinar en el microondas es bastante respetuoso con los nutrientes del alimento, no los destruye mucho», explica el nutricionista. «Por otro lado, no se ha demostrado que el microondas produzca ningún efecto negativo sobre los alimentos. No se cargan de ondas ni de radiaciones perjudiciales. Se trata, simplemente, de cocer el alimento en su propia agua», apunta Campillo.
Eso sí, debemos tener especial cuidado con los recipientes que metemos al microondas. Un reciente estudio realizado por la OCU reveló que de 44 recipientes de silicona analizados en el laboratorio solo cuatro salían airosos de la prueba. El resto desprendían sustancias químicas que se transfieren al organismo y podrían tener «efecto tóxico» a largo plazo. Las fuentes de cristal son una apuesta segura.
Procedente de China, esta sartén cóncava permite cocinar con poco aceite. Se utiliza, sobre todo, para salteados, pero también sirve para platos al vapor, hervidos y estofados. Es más difícil que los alimentos se quemen o se peguen y se hacen de forma más uniforme porque, al ser más profunda que una sartén normal y por la forma curva de sus paredes, todos los ingredientes se mezclan mejor y «están de igual forma en contacto con el calor».
La lista de pequeños electrodomésticos que hemos ido abandonando es larga: licuadoras para bebidas 'détox', panificadoras, yogurteras, sandwicheras, ralladores eléctricos, arroceras, cocedoras de huevos, envasadoras al vacío, batidoras eléctricas o deshidratadores de verduras. Muchos han caído por ser poco prácticos, dífíciles de usar o, incluso, complejos de limpiar.
Otros prometían beneficios para la salud que no son reales. Los exprimidores, por ejemplo, han caído en desgracia desde que los expertos lanzaran la advertencia: «Tomarse un zumo de naranja colado es lo mismo que tomarse un refresco», advierte Zumaquero. Lo mismo ocurrió con el 'boom' de los batidos détox, que multiplicó las ventas de batidoras y licuadoras con la promesa de depurar el organismo. No tienen efecto alguno para eliminar toxinas del cuerpo y verduras y frutas enteras aportan más nutrientes. O las tostadoras de pan, que han dejado de ser atractivas porque tostar en exceso no es saludable.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.