Los pequeños caprichos de los menores de 30 años
Por qué los jóvenes pagan 4 euros por un 'iced latte' y 7 por un 'bubble tea'Secciones
Servicios
Destacamos
Los pequeños caprichos de los menores de 30 años
Por qué los jóvenes pagan 4 euros por un 'iced latte' y 7 por un 'bubble tea'Darse un capricho de vez en cuando es una estrategia muy saludable. No somos perros, pero obtener premios (o dárselos en este caso) por haber concluido con éxito tareas complicadas o tras haber tenido una mala jornada es algo a la orden del día. Lo ... nuevo es que este comportamiento de recompensarse empieza cada vez antes. Ahora mismo, la generación Z ha hecho de la cultura del pequeño capricho su seña de identidad.
El mercado es consciente de ello y hay algunos mercados que lo están rentabilizando muy bien. Por ejemplo, el de los 'snacks'. Los pasillos de los supermercados dedicados a este tipo de artículos son cada vez más grandes: antes había patatas fritas y poco más, pero ahora hay todo tipo de engendros culinarios. Y no necesariamente poco saludables.
En TikTok, la red social favorita de los nacidos entre 1995 y 2000, los chavales lo explican muy bien con un 'hashtag': #littletreat. En los vídeos se ve cómo disfrutan de pequeños momentos de placer porque, como dice el eslogan de una conocida marca de cosmética, ellos lo valen.
4 de cada diez
españoles realiza compras por impulso para darse un capricho.
Curiosamente, muchos aparecen en imágenes con algún tipo de 'smoothie' (batido con frutas) o un modernos 'bubble tea' (tés con burbujas) cuyos precios a todas luces están bastante inflados. Un café con leche y hielo normal no llega a los dos euros, en cambio, si pedimos un 'iced latte' en alguno de los lugares de moda y dirigidos a la generación Z no bajará de los 4. Otro sector que está sacando partido al asunto.
La cultura del pequeño capricho está muy ligada a la idea del autocuidado y a la práctica de tomarse tiempo para uno mismo. Pero también a la necesidad de obtener un bienestar inmediato ante una desazón real. La pregunta –de 'boomer' para ellos, es decir, de viejos– es ¿realmente una generación de la que se dice que ha sido criada entre algodones necesita darse estos caprichos? Pues sí. Aunque a sus padres y abuelos les cueste creerlo, «hay mucho malestar emocional entre estos jóvenes», explica la psicóloga Sara Tarrés, autora del libro 'Mi hijo me cae mal'. Y «necesitan» calmarlo.
No todos responden a un mismo modelo, pero como generación les ha tocado sufrir más de lo que parece. Quizá en el plano económico hayan sido más afortunados que los 'millennials' o la generación X y tengan un móvil ultramoderno, una tablet, las zapatillas de moda y una generosa paga... Pero como explica Isa Duque, psicóloga, sexóloga y terapeuta sistémica familiar, en su libro 'Acercarse a la Generación Z', se están enfrentando a «un mundo en crisis» en todos los sentidos donde la palabra que mejor lo define es incertidumbre.
Hay un hoy, pero ¿y un mañana? «Lo que ven es que quizá no tengan el puesto de trabajo que desean nunca, que sus sueldos van a ser malos, que quizá no alcancen a comprar una vivienda...», explica Tarrés. Y ante eso, se centran en qué les puede reportar un confort inmediato que calme esa sensación.
Sara Tarrés
Psicóloga
Las compras impulsivas son uno de los rasgos característicos de la conducta de estos jóvenes como consumidores. «Su función es generar dopamina», que es un neurotrasmisor involucrado en determinadas funciones cerebrales, entre ellas, el estado de ánimo, señala la psicóloga catalana. Cuanta más liberamos, mejor nos sentimos. Lo que ocurre, prosigue, es que no pasa por el filtro del cerebro, situado en el prefrontal, que nos invite a plantearnos si eso que estamos haciendo es lo que necesitamos.
En el caso de los adultos, que no se libran de este comportamiento, el asunto no preocupa tanto como en el de unos jóvenes donde su cerebro todavía está 'haciéndose': «Su córtex está en desarrollo». De ahí que convenga preguntarse por qué lo hacen, qué es lo que les pasa y qué podemos hacer los demás por ellos para que no conviertan este comportamiento en un círculo vicioso que domine su comportamiento.
Porque, siendo sinceros, todos tenemos este tipo de comportamientos. El problema es el lugar desde donde lo llevamos a cabo. Y en el caso de los jóvenes, con ese 'bubble tea' de 7 euros intentan calmar una ansiedad o un malestar que en muchos casos no saben identificar de dónde les viene. «Hablamos mucho de educación emocional, pero todavía nos falta bastante por avanzar en ella», subraya la experta.
No se trata, por tanto, de afearle a nuestros jóvenes su comportamiento, sino de ir más allá.«Es muy fácil decirle:'No te compre eso, no lo necesitas'. Pero sería mejor comentarle:'Observo que últimamente haces este tipo de compras y me preguntó qué te genera», aconseja la psicóloga catalana. «Tal vez solo con esto ellos empiecen a explorar sobre sus propios sentimientos. Si vamos demasiado directos, solo generaremos una respuesta defensiva y más malestar».
Para la Generación Z, las malas perspectivas de futuro les invitan a vivir el momento. Sin embargo, el riesgo no están en el 'bubble tea' de 7 euros que se compran de vez en cuando, sino en que ese comportamiento se convierta en algo habitual y lleguen, incluso, a gastarse lo que no tienen.
La revista 'Psychology Today' llama a este comportamiento «doom spending» o «gasto catastrófico» y según sus datos, recopilados a través de encuestas en EE UU, un 27% de los jóvenes que participaron aseguraban haber gastado mucho dinero en ellos. Y un 32%, incluso por encima de sus posibilidades. Lo que sentían cuando lo hacían, por cierto, era una falsa sensación de control ante un mundo que se les escapa de las manos. El resultado, en cambio fue que se pasaron la pantalla del 'carpe diem'.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.