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Iratxe Bernal
Lunes, 21 de octubre 2024, 00:02
Desde 'smartphones' a freidoras de aire pasando por patinetes eléctricos, robots aspiradoras o maquinillas de afeitar. La compra de tecnología reacondicionada –de aparatos que presentan algún desperfecto o han sido reparados– gana adeptos entre los consumidores, que prefieren una sustancial rebaja sobre el precio de ... venta original que estar a la última. Un chollo con el que ahorrar hasta el 60% siempre que sepamos que no todos los dispositivos o electrodomésticos que se ofrecen con esta etiqueta están en las mismas condiciones ni ofrecen las mismas garantías.
Empecemos por las condiciones, teniendo en cuenta un matiz que diferencia a estos productos de los que comúnmente llamamos de segunda mano. Estos últimos son ofrecidos por particulares, mientras que los reacondicionados sólo pueden ser puestos a la venta por un comercio. Puede ser su fabricante original, una casa especializada en devolver al mercado cualquier dispositivo, una gran superficie o un 'marketplace', pero, en cualquier caso, el vendedor debe someterlos a una revisión y puesta a punto que garanticen un funcionamiento óptimo siguiendo unos estándares de calidad.
Y en función de esa procedencia habrá necesitado diferente tratamiento, desde una simple limpieza o el restablecimiento de la configuración de fábrica a la sustitución de algunos componentes por otros autorizados por el fabricante. De hecho, los comercios pueden presentarlos a su propio criterio con diferentes nombres –'renewed', 'refurbished', 'recertified', 'warehouse outlet', Km0…– y categorías: nuevo, seminuevo, perfecto, muy bueno, bueno, aceptable, funcional... La rebaja será menos cuanto menos se haya tocado.
Y en función de esa procedencia habrá necesitado diferente tratamiento, desde una simple limpieza o el restablecimiento de la configuración de fábrica a la sustitución de algunos componentes por otros autorizados por el fabricante. De hecho, los comercios pueden presentarlos a su propio criterio con diferentes nombres –renewed, refurbished, recertified, warehouse outlet, Km0…– y categorías: nuevo, seminuevo, perfecto, muy bueno, bueno, aceptable, funcional... La rebaja será menos cuanto menos se haya tocado.
¿En qué debemos fijarnos entonces al comprar tecnología con cualquiera de estas denominaciones? Lo primero sería entender la jerga del comercio y saber exactamente qué nos están diciendo en la descripción obligatoria del producto sobre su origen.
Cuantos más detalles nos ofrezcan mejor, sobre todo si compramos online y no tenemos posibilidad de hacer ninguna comprobación 'in situ'. De hecho, lo más acertado, según aconseja la OCU, es comparar la oferta en diferentes establecimientos de confianza –que cuenten con un buen servicio postventa– y hacer la compra en persona para verificar el estado, al menos exterior, del aparato. «No des por supuesto nada –recomiendan desde esta organización de consumidores–. Cuando te ofrezcan un producto etiquetado como reacondicionado o con cualquiera de sus variantes, lo mejor es asumir que es un producto de segunda mano y a partir de ahí, valorar si te interesa o no».
En caso de que lo que compremos sea un móvil, por ejemplo, deberemos hacer algunas comprobaciones básicas como que la capacidad real de la batería está por encima del 85% –con menos ya estaría bastante baqueteada–, que nos lo entregan con todos los accesorios con los que se vende originalmente, que está desbloqueado y puede usarse con tarjetas SIM de cualquier operador o que el 'software' se pueda actualizar.
Al margen de esto, debemos conocer la política de devoluciones del vendedor y cómo hacer uso del derecho de desistimiento, si es que hemos hecho la compra por internet. Dado que no hemos podido ver el artículo antes de adquirirlo, la ley nos da un mínimo de catorce días a partir del momento en que lo recibamos para arrepentirnos sin tener que dar ninguna explicación. Esto incluye la posibilidad de echarse atrás incluso antes de que recibamos el envío.
Además, por otra parte, tampoco hay que olvidar que estos productos también tienen una garantía comercial, algo que puede ser un factor diferencial porque, aunque todos los comercios están obligados por ley a reparar, sustituir o devolver el dinero durante los primeros doce meses, algunos ofrecen períodos más largos. Normalmente, a menor necesidad de reacondicionamiento, más tiempo. Aunque ojo aquí con un detalle: si un producto reacondicionado se anuncia como 'nuevo' la garantía tendrá que ser obligatoriamente de tres años, la misma que si se tratara de algo realmente de estreno.
En caso de reclamación, lo habitual es que nos reembolsen la compra, ya que reemplazar, por ejemplo, un teléfono de un modelo, color y origen –con el mismo defecto y arreglo– por otro totalmente idéntico no siempre es posible. De hecho, esa es una de las pegas de estas compras, que la disponibilidad de los productos no está garantizada.
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