Crece el renting de bicis
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Crece el renting de bicis
¿No tienes bici? Alquílala por mesesEl uso de la bicicleta en España es cada vez mayor. Y no solo por deporte. Moverse por la ciudad eludiendo los atascos y sin dejarnos medio sueldo en aparcamientos y garajes ha creado un creciente número de ciclistas urbanos. Pero no todos tienen bici. ... Sobre todo porque el precio medio de una eléctrica, la más útil en este entorno, ronda los 3.000 euros. Así que muchos optan por alquilarla.
«Quieren probar si les va bien unos meses, si la van usar o, simplemente, no quieren hacer un gran desembolso», explica Carlota Ordóñez, responsable de marketing de Kleta, una startup nacida en Barcelona, que cuenta con 3.500 usuarios y que ya se ha extendido a varias ciudades más. Cobran 45 euros al mes por el alquiler de una bici eléctrica si el usuario se suscribe un año y 70 si lo hace mes a mes. El precio para las normales son 20 euros mensuales por suscripción anual y 35 si se hace mes a mes –también ofrecen suscripción trimestral–.
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Además de la bici, el contrato de alquiler incluye seguro antirrobo y servicio de reparaciones. «Esto último tiene mucho tirón, sobre todo entre las mujeres. Son el 55% de nuestros usuarios», explica Ordóñez. Al parecer, muchas de ellas recurren a este medio de transporte para llevar a los niños al colegio e ir a trabajar después: «Si luego, tras la experiencia del alquiler, quieren tener la bici en propiedad, también tenemos una opción de compra de segunda mano con los extras del antirrobo y el taller».
Kleta, que también cuenta con el respaldo de un rostro tan conocido como el portero del Barça André Ter Stegen, no es la única firma que se dedica a ello aquí. Hay otras. Incluso grandes cadenas de tiendas deportivas como Decathlon, que ofrece un servicio parecido en su web. En este caso, incluyen modelos para niños, lo que lo hace aún más atractivo: ¿para qué comprarle una bici al crío si no sé si la va usar y, en todo caso, se le va a quedar pequeña enseguida?. Una bici con ruedines para los más pequeños se puede alquilar por 8 o 9 euros al mes, por ejemplo.
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«Es un cambio de tendencia muy interesante en nuestra manera de consumir», explica José Ortiz Gordo, psicólogo experto en deporte, marketing y consumo. Por un lado, apunta el experto, refleja cómo crece nuestra conciencia por la sostenibilidad y el consumo consciente. Y, por otro, cree que cada vez nos importa menos poseer:«La creencia de que cuanto más podamos comprar y consumir es sinónimo de mayor nivel de bienestar y felicidad se está debilitando».
Ahora lo que queremos es «vivir experiencias» y, para ello, no es necesario tener, basta con alquilar. «Es un poco lo que pasa cuando cogemos un coche en vacaciones y nos damos el capricho de que sea, por ejemplo, un deportivo», ahonda Josep María Catalá, profesor del grado de Marketing e Investigación de Mercados de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC).
Además, este tipo de servicios también ayudan a quienes les cuesta tomar decisiones: esa «ansiedad» por acertar en la búsqueda y elección de lo que queremos ante un desembolso de dinero importante disminuye y libera a la persona. Y satisface a quienes les encanta estar a la última, como por ejemplo, con los móviles:«Si te gustan mucho, seguro que te parece rentable pagar una suscripción y que te lo cambien cada año, por poner un ejemplo», explica el profesor de la UOC.
El mercado de las bicis que tan de moda se ha puesto es, por tanto, solo un ejemplo de esto que los anglosajones llaman 'sharing economy'. Hay otro tipo de productos a los que acceder a través de este sistema, empezando, por ejemplo, por los coches o los bolsos de lujo –este último ejemplo caló en nuestro país en los 2000 y aún funciona–.
Es más, se ha extendido al mercado textil y hasta los grandes líderes del 'low cost' han visto la oportunidad de negocio que supone. A principio de años, Mango lanzó su espacio online para alquiler de ropa para fiestas y eventos, aunque ya lo ha cancelado. Entonces, los responsables explicaban que era una «experiencia piloto» para «explorar una tendencia en alza». «¿Para que quieres algo que solo vas a usar en ocasiones muy puntuales? Es como tener un taladro, ¿cuántos cuadros colgamos al año?, señala el ejemplo Catalá.
Ahora bien, ¿funciona el alquiler en todo tipo de bienes? Este docente cree que en casi todos: «Su éxito depende del coste del producto. No es lo mismo uno que supone un desembolso importante que otro que no. Si comprar algo son 10 euros y alquilarlo 7, es posible que falle».
– Tampoco parece que triunfe en el mercado inmobiliario.
– Es otro campo. Comprarse una vivienda se interpreta como una inversión. Y aquí, en nuestro país, no ocurre como en Europa o en Estados Unidos, donde la movilidad es mucho mayor durante toda la vida.
Hasta ahora hemos hablado de las bondades del alquiler de productos y servicios. Pero también hay desventajas, y es necesario conocerlas. Están las cuestiones prácticas: hay que devolver lo que alquilamos en las mismas condiciones y, si nos lo quisiéramos quedar, puede haber un sobrecoste, apunta Josep María Catalá, profesor de la UOC. Y advierte de que tampoco es necesariamente una apuesta por el ahorro o el consumo más sensato. «Puede ofrecer una visión de que todo está a nuestro alcance e invitarnos a adquirir productos sin necesidad, gastando al final más». Y, lo que es peor, alerta el experto, «también puede convertirse en una salida para el aburrimiento».
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