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MIKEL CASAL
¿Qué es la vida?

¿Qué es la vida?

Con 12 años, Paul Nurse se fijó en una mariposa amarilla. «No se parecía a mí, pero estaba viva como yo». Fue la primera vez que pensó en qué podía significar eso y ya no dejó de darle vueltas. Se hizo genetista, ganó el Nobel, y ahora explica la biología para que la entendamos

Sábado, 28 de noviembre 2020, 00:06

Al verla, tan delicada, posarse sobre la valla del jardín, Paul Nurse (Norwich, Inglaterra, 1949) tuvo tiempo suficiente de fijarse en los dibujos de sus alas antes de que emprendiera de nuevo el vuelo. Con 12 años y en aquel tiempo, tampoco habría sido extraño que la hubiera cogido para atravesarla con un alfiler y la colocase en un marco junto a otros insectos. Pero él solo la observó... «Aquella mariposa de formas perfectas y delicadas me dio qué pensar. No se parecía a mí en nada y, sin embargo, reconocí en ella algo que me resultaba familiar. Era evidente que estaba viva, igual que yo. Podía moverse, sentir y reaccionar. Daba la impresión de tener una intención clara. Fue entonces cuando me pregunté: ¿Qué significa en realidad estar vivo? Dicho de otro modo, ¿qué es la vida? Llevo casi toda mi existencia dándole vueltas a esta cuestión».

Con el tiempo, Nurse se hizo genetista y ganó el Nobel de Medicina en 2001. Incluso recibió el título de Sir en su país. No contento con esto, ahora quiere que todos comprendamos lo que él sabe hoy, dando respuesta a una pregunta que parece sencilla pero que, sin embargo, los científicos llevan siglos intentando responder: '¿Qué es la vida?'. Así se llama su libro, un guiño –«lo he robado descaradamente»– al texto del mismo nombre escrito en 1944 por el físico Erwin Schrödinger, «que se centró en un aspecto importante de la vida: ¿cómo es posible que los seres vivos mantengan un orden y una uniformidad tan admirables, generación tras generación, en un universo que tiende constantemente al caos y al desorden?». Pero mientras aquel se basó solo en cómo se heredan los genes, Nurse ha querido abordar cinco grandes cuestiones para regalar al lector su conocimiento: la célula, el gen, la evolución por la selección natural, la química de la vida y el papel de la información.

Vio las primeras células a través del microscopio de la escuela poco después de su encuentro con la mariposa: las de unas raíces de cebolla machacadas. Nos recuerda el biólogo que algunas células son diminutas, pero que cada vez que comemos un huevo frito, ahí tenemos una bien grande, la yema. O como las de la columna vertebral, una sola llega desde la base de la columna hasta la punta del dedo gordo. La célula es la unidad mínima de vida, como el átomo lo es de la materia. Tan vivas como cualquiera de nosotros.

Y nada de esto se sabía hasta que en 1665, el británico Robert Hooke empezó a construir sus propios microscopios y observó a través de ellos una fina lámina de corcho: descubrió una especie de celdillas y recurrió al latín 'cella' (habitación, celda) para nombrarlas. Un poco más tarde, el holandés Anton van Leeuwenhoek descubrió que la placa (la suciedad) de sus dientes que él creía más que limpios estaba llena de algo que llamó 'animáculos', en realidad las bacterias. Fue a mediados del siglo XIX cuando se pudo echar por tierra la creencia extendida de que la vida era capaz de surgir por generación espontánea en la materia inerte, ya que entonces se comprobó que las células se dividían creando otras nuevas, «la base de la reproducción y el desarrollo de todos los seres vivos». Ahí está el óvulo fecundado dividiéndose para formar un embrión.

Lombriz intestinal

Sabemos cómo los hijos heredan características de sus padres gracias a experimentos cruzando plantas de guisantes (Mendel) y flores de distintos colores (Darwin). ¡También de la observación al microscopio de los huevos fecundados de las lombrices intestinales! No somos tan diferentes. El belga Édouard van Beneden vio que la primera célula de cada embrión de lombriz recién fecundado tenía cuatro cromosomas (simplemente unos filamentos que distinguía dentro de las células en aquel momento), dos del óvulo y dos del espermatozoide. «Por suerte para él, la lombriz solo tiene cuatro cromosomas, pues las células de la mariposa niña del Atlas (Polyommatus atlantica) poseen más de 400. Si hubiera tenido más, no le habría resultado tan fácil contarlos. Al examinar el caso relativamente sencillo de la lombriz, Van Beneden atisbó una verdad universal sobre la herencia genética.Comenzar por un experimento que se preste a una explicación sencilla en un sistema biológico simple puede llevar a una perspectiva más amplia sobre cómo funciona la vida. Por eso me he pasado la mayor parte de mi carrera investigando las sencillas células de la levadura en vez de las humanas, mucho más complejas», explica.

Si uniéramos el ADN que hay enrollado en nuestro cuerpo... ¡podríamos viajar 65 veces de la Tierra al Sol!

Y llegó el descubrimiento del ADN, el ácido desoxirribonucleico, molécula de los cromosomas de las células extraordinariamente larga formada por miles de genes dispuestos en cadena. «Si pudiéramos unir y estirar todo el ADN que hay enrollado en los billones de células de nuestro cuerpo ¡podríamos viajar 65 veces de la Tierra al Sol!». Cada peldaño de esa escalera que es el ADN se sostiene en dos 'clavos': dos bases de nucleótidos, y solo hay cuatro: adenina (A), timina (T), guanina (G) y citosina (C). Cuando en un lado de la escalera hay A, en el otro habrá T, y la C siempre va con la G. Así que, aunque tengamos solo una parte de ella podremos recomponerla sin problemas. Esto no se supo hasta mediados del siglo pasado, poco después de que el autor del libro viniera al mundo. Y este conocimiento dio la clave para entender que así era cómo las células copiaban el ADN que forma sus cromosomas y los genes.

«La vida no existiría sin los genes. Cada nueva generación de células y organismos debe recibir las instrucciones genéticas para crecer, funcionar y reproducirse. Esto quiere decir que, para que cualquier entidad viva perdure, los genes deben ser capaces de replicarse precisa y minuciosamente, para que las secuencias de ADN se mantengan constantes a través de múltiples divisiones celulares y superen la prueba del tiempo».

Nurse recuerda que la secuencia de la inmensa mayoría de los 22.000 genes que controlan las células de cada uno de nosotros es casi idéntica a la de todas las personas del planeta. «También son prácticamente iguales que las de nuestros antepasados de hace decenas de miles de años. Las mutaciones que diferencian tus características innatas de las mías y las nuestras de las de nuestros ancestros prehistóricos suman una mínima parte, menos del 1% de tu complemento total de código de ADN. He aquí uno de los grandes descubrimientos de la genética del siglo XXI: nuestros genomas, casi 3.000 millones de letras de ADN, son muy similares, con independencia del sexo, la etnia, la religión o la clase social. Es un hecho importante porque nos iguala, de ahí la necesidad de que las sociedades del mundo lo valoren».

Los estudios sobre la levadura del pan de Nurse y otros dos colegas fueron premiados con el Nobel de Medicina por identificar los genes que regulan la división celular y constatar que se han conservado a lo largo de la evolución, siendo casi los mismos para seres humanos, animales, plantas y hongos. Su trabajo no solo fue relevante para entender la biología celular, también para la investigación del cáncer, donde las células se dividen incontroladamente por errores en el proceso.

Curiosamente, revela Nurse en su libro, él tuvo una sorpresa respecto a su carga genética. Resultó que los que creía sus padres eran sus abuelos, y que él era hijo de su hermana, que lo había tenido con 17 años. «La gran ironía de este descubrimiento fue que, aunque soy genetista, desconocía mi propia genética. De hecho, aún no sé quién es mi padre, los que podían saberlo han muerto. En mi partida de nacimiento, donde debería estar su nombre solo hay un guion».

Hay mucho más en el libro de Nurse, contado para que no nos sintamos extraños en la maraña de conceptos de la biología. «Sea cual sea el punto de partida, aunque no sepas nada de ciencia, mi objetivo es que al terminar el libro tengas una idea de cómo estamos conectados tú, yo, aquella delicada mariposa amarilla y todos los seres vivos de la Tierra».

'¿Qué es la vida? Entender la biología en cinco pasos'

El premio Nobel 2001 de Medicina, Paul Nurse, explica en este breve ensayo de forma sencilla y didáctica los principios de la Biología. Divide el libro en cinco capítulos: la célula, los genes, la evolución por la selección natural, la química de la vida y la información de la vida.

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