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Cada vez es más difícil que una criatura rara nos sorprenda. Hemos visto películas de serie B cargadas de monstruitos, hemos jugado a videojuegos con seres de anatomía creativa y hemos leído literatura fantástica poblada de engendros, así que nuestro margen de sorpresa se ha ... ido estrechando terriblemente. Eso sí, cuando abandonamos el terreno de la ficción, seguimos alucinando con los 'bichos' extraños. Admitámoslo, nos apasionan los 'raritos'. ¿Por qué? Se dejan ver poco y, aunque son muy reales, nos hacen volver a creer en el misterio y en que, a estas alturas, todavía quedan habitantes de nuestro planeta que parecen sacados de un bestiario medieval... o de una fiesta de cumpleaños de 'Alien'. Caspar Henderson, escritor y periodista británico, nos presenta en su última obra 'El libro de los seres casi imaginarios' (Ático de los Libros) algunos animales tan extraños que parecen sacados de un sueño o un dibujo infantil. «Son nuestros conocimientos y comprensión los que resultan demasiado limitados», dice Henderson.
Son... planos. Es decir, su cavidad corporal carece de entrañas, lo que no les impide «participar en las que quizá sean las prácticas sexuales más sorprendentes del planeta», desliza Henderson. Los tuberlarios, un tipo de estos gusanos planos, «se entregan a una espectacular esgrima con penes, usando como arma dos falos que tienen en el pecho, en un esfuerzo por penetrarse y fecundarse mutuamente», detalla el autor.
Tiene un aspecto terrible, «pero no haría daño a una mosca», dice Henderson. Este lagartito cabe en la palma de la mano, vive en Australia y está lleno de espinas, lo que le permite defenderse de los depredadores, lo mismo que una 'cabeza falsa' que saca de entre sus piernas cuando se ve amenazado para 'ofrecerla' al enemigo. En caso de perderla, no sufre grandes daños, ya que le vuelve a crecer. Además, este diablillo también puede hincharse para hacerse difícil de tragar, así que se las sabe todas para sobrevivir.
Si vemos por el mar un lazo traslúcido que brilla y emite destellos de colores a la luz del sol..., ¿lo cogemos? Pues no conviene ceñírselo a la cintura, porque es una medusa peine o ctenóforo, un animalito que apenas ha cambiado en quinientos cuarenta millones de años. Su manera de reflejar y refractar la luz y su forma le han valido el nombre de 'cinturón de Venus'. «Es una de las criaturas más hermosas y extrañas que existen».
Es, quizá, el más conocido de la galería de los 'raritos'. El ajolote tiene una apariencia casi «extraterrestre», indica el escritor, con sus ojos sin párpados, brazos y piernas delicados, branquias externas... y, luego, esa «sonrisa permanente y la piel rosada que le proporcionan un aspecto desconcertantemente humano» (de hecho, tiene un 'primo' en Eslovenia llamado 'pez humano'). Además, puede regenerar sus extremidades si las pierde, como los tritones. Para algunos investigadores, en rarezas como esta pueden residir avances científicos de calado de cara al futuro. Un motivo más para estudiar a estas criaturas extrañas, según insiste Henderson. Si no mueren antes, ya que este anfibio se encuentra «en peligro crítico».
Le llamaron 'Yeti' porque tiene dos enormes 'brazos' frontales con apariencia peluda (en realidad son cerdas, como las de las polillas). El resto de su anatomía es la de un crustáceo, pero parece un híbrido entre un mono y un cangrejo normal. Se descubrió en 2005, a unos 1.500 kilómetros de la Isla de Pascua y en las profundidades del océano.
Vive en Norteamérica y es una cazadora implacable. La P. Mystaceus tiene dos pares de ojos frontales, «lo que le permite escudriñar grandes secciones del mundo que les rodea», explica el escritor. Y usa su agudeza visual -algunas 'parientes' tienen este sentido más desarrollado que un gato- para devorar abejas y otras arañas, sus platos favoritos. Si no las matan antes del susto, porque, además de su colección de ojos, tienen una especie de bigotes blancos y mechones negros que hacen que pensemos en monstruitos de ciencia ficción. Y su manera de saltar... pueden dar un brinco equivalente a 50 veces la longitud de su cuerpo y aterrizar con precisión. ¿Más habilidades? Sí. Saben 'bailar' de un modo muy curioso para intimidar a sus adversarios o 'seducir' a sus parejas.
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