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PILAR HIDALGO valleiregua@larioja.com
Viernes, 3 de enero 2014, 09:44
La primera 'batalla' en la 'guerra' que se libra contra las termitas en la concatedral de Santa María de la Redonda, en Logroño, parece ganada.
La empresa internacional Rentokil Inicial situó entre los pasados 11 y 13 de noviembre un total de 96 cebos para eliminar la plaga de estos voraces insectos xilófagos que fue detectada el pasado verano y que afecta a varios retablos, tarimas y a la sillería del templo. Mes y medio después, la primera revisión del tratamiento aplicado ha arrojado resultados esperanzadores. «Las termitas han comenzado a comer en 64 de las 96 estaciones y en algunas de ellas han realizado consumos del 100%», precisa a Diario LA RIOJA Juan Carlos Lejarreta, uno de los técnicos responsables de la actuación.
Lejarreta enfatiza que esto representa un «porcentaje altísimo». «La cantidad de cebo que han comido resulta considerable, sobre todo cuando en invierno disminuye la actividad de estos insectos», explica. Así, los evaluadores tuvieron que reponer seis estaciones que las termitas habían agotado por completo.
Riesgo para el patrimonio
La presencia de colonias de estos xilófagos obligó a activar un operativo que, de no haberse iniciado a tiempo, hubiera puesto en serio riesgo a parte del notable patrimonio artístico de la concatedral logroñesa. «Las termitas se pueden comer una imagen y dejarla hueca con sólo la capa de pintura», alerta el párroco de La Redonda, Félix Rodríguez.
Por fortuna, los insectos no han llegado a tanto, pero sí que han hecho de las suyas. «Se han comido vigas enteras de debajo de la sillería del coro y han dañado el altar de Santa Lucía y de la Virgen del Carmen en la capilla de los Ángeles», detalla Rodríguez. Esta zona, la que da a la plaza del Mercado, concentra las principales afecciones. El párroco resalta que el saneamiento no tiene ningún efecto sobre la salud de las personas y que tampoco molesta para que la concatedral siga funcionando con normalidad.
El método empleado para la eliminación de la plaga se denomina Sentri-tech y consiste en la colocación de unas estaciones de cebos repartidas por todo el maderamen. Estas cajas contienen una celulosa que ingieren las termitas y que está impregnada con una molécula que les impide producir quitina, por lo que no pueden mudar y terminan muriendo. Cada seis semanas hay que revisar estas estaciones y reponer el cebo. Este sistema está considerado el más eficaz para acabar con estas «incómodas vecinas». Lejarreta prevé que «en un año o año y medio» las colonias quedarán controladas y eliminadas. Pero el proceso de cura y prevención durará unos cuatro años más, con revisiones periódicas cada vez más distanciadas en el tiempo.
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