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JOSÉ MARTÍNEZ GLERA
Lunes, 16 de diciembre 2013, 00:39
Borja Viguera (Logroño, 26/03/87) atraviesa por su gran momento de juego, fútbol y reconocimiento. Comenzó al temporada marcando goles para el Alavés y liderando la tabla de goleadores de Segunda División. Quizá al principio pudiera parecer una anécdota, pero cuando la categoría ha consumido la decimoséptima jornada, Viguera sigue mandando en la nómina de artilleros. Marcó el sábado por noche en Riazor. Doce tantos ya. Su rendimiento ha hecho que su nombre esté en boca de algunos clubes de la Liga BBVA. El riojano tiene contrato en vigor con el Alavés hasta julio del 2015, pero su carta de libertad incluye precio: 1.000.000 de euros. Para equipos de Primera no es una cifra excesiva.
Los 26 años que Viguera cumplió el pasado mes de marzo han dado cobijo a muchas experiencias. Es un veterano joven y un joven veterano. Por méritos propios. Ahora mismo es el jugador franquicia del cuadro alavés, que ha recuperado tranquilidad y categoría después de unos años convulsos. La pasada campaña vivió el ascenso a Segunda División y alcanzó los 21 goles si se suman todas las competiciones. «Me siento muy a gusto, muy querido en la ciudad y en el club y con mucha confianza», decía días atrás, consciente de que le está tocando vivir la cara más amable del fútbol.
Sin embargo, el fútbol no ha sido un camino de rosas para él. A los 15 años salió de su casa de Logroño, del Berceo, rumbo a San Sebastián. Uno de tantos jugadores que inician su aventura futbolística siendo adolescentes. Muchos se quedan en el camino; pocos llegan a estar entre los mejores; y escasos son los que logran mantenerse en la élite del fútbol nacional, bien sea en Primera o en Segunda División. Viguera conoce los entresijos de Zubieta. En sus campos coincidió con Manu García, ahora con él en el Alavés, y con otros futbolistas que triunfan en la Real Sociedad, Xabi Prieto, por ejemplo, o que han protagonizado traspasos millonarios, caso de Asier Illarramendi, jugador del Real Madrid.
Después de asentarse en el filial donostiarra, con el que llegó a jugar la fase de ascenso a Segunda, Borja Viguera debutó en el primer equipo un 15 de septiembre del 2007 en Canarias. La Real venció por 2-3. Jugó tres partidos y su presencia en el primer equipo fue más constante, aunque a la temporada siguiente, la 2008/09, estuvo a caballo entre la Real y su filial. Un año después, daba el salto al primer equipo. Fue una campaña mágica, la 09/10. Martín Lasarte era el máximo responsable 'txuri urdin'. Anoeta celebraba el ascenso a Primera División. En aquella plantilla coincidió con otro jugador riojano, Sergio Rodríguez, que al terminar el ejercicio salió de la Real y prosiguió su carrera en la UD Logroñés, hasta que este verano dijo adiós al fútbol en activo. «La Real me lo ha dado todo, futbolística y personalmente», recordaba Viguera.
Pero el fútbol no entiende de romanticismos. El ascenso de la Real Sociedad a Primera División trajo consigo un cambio en la plantilla. Más categoría, mayor exigencia. Borja Viguera convenció a los técnicos y se quedó a pesar de que su concurso en la campaña anterior no había sido el mejor. El paso de los meses jugó en su contra y en el mercado de invierno se decidió su cesión al Nástic. No obstante, tuvo tiempo para debutar en Primera. Fue un 29 de agosto del 2010 ante el Villarreal. La Real ganó en Anoeta por la mínima, 1-0.
El momento más difícil
Borja Viguera se viste con los colores del Nástic a sus 23 años. Sale de San Sebastián. Aterriza como un delantero con gol, fama que justifica desde el primer momento. Debuta el 15 de enero del 2011 frente al Albacete y marca el gol que da los tres goles al cuadro tarraconense. No obstante, la felicidad dura poco. Apenas un mes después, un 13 de febrero, se rompe el ligamento cruzado de la rodilla derecha y dice adiós a la temporada. Por delante tiene muchos meses de trabajo lejos del césped. Regresa a San Sebastián y se centra en la recuperación de su rodilla. «El fútbol es el trabajo, la constancia y no venirte abajo en los momentos difíciles. Eso es lo que he hecho yo, sobre todo a raíz de la lesión. No te puedes rendir. En la época en la que no jugaba, si hubiese bajado los brazos, si hubiese dejado de entrenarme, me habría equivocado», reconocía hace unas fechas en el Diario Vasco y desde una posición futbolística muy diferente, con el viento a su favor.
El fútbol no deja de ser caprichoso. Su primer partido en Segunda con el Nástic fue contra el Albacete, y en el verano del 2011 recaló en el cuadro manchego. Veinticuatro partidos jugó con el equipo albaceteño antes de vivir una nueva situación: el 30 de junio dejaba de pertenecer a la Real Sociedad, la entidad que le sacó de casa con 15 años. Ahora ya contaba con 24. El verano del 2012 fue intenso.
La UD Logroñés llegó a pensar en él, pero no entraba en sus posibilidades económicas. Finalmente, firma por el Alavés, que busca recuperar viejos y mejores tiempos de la mano de Josean Querejeta, autor del milagro del Baskonia de baloncesto. Con un equipo construido en las últimas semanas del verano, el equipo vitoriano comienza a emerger en el grupo de Segunda B. Borja Viguera se destapa esta temporada con 21 goles en Liga y Copa, donde además les toca en suerte el Barcelona. Los goles del riojano llevan al Alavés a la fase de ascenso. Finalmente, Vitoria festeja la vuelta a Segunda después de vencer al Jaén. Viguera anota dos goles en la eliminatoria con los andaluces.
El Alavés y el jugador viven inmersos en una dinámica positiva. El club amplía el contrato del riojano hasta el 1 de julio del 2015. Los vitorianos han vivido ya el cambio de entrenador. Juan Carlos Mandiá se ha hecho cargo del equipo en sustitución de Nacho González. La trayectoria personal del riojano contrasta con la del equipo. Los 12 goles que ha sumado Viguera le encumbran en las clasificaciones individuales, pero su equipo es penúltimo con 16 puntos.
Doce goles en Segunda en diecisiete partidos no pasan desapercibidos. El jugador guarda silencio. Hasta el momento, tres son los nombres de los clubes que podrían estar detrás de sus pasos: Osasuna, Athletic y Valencia. Osasuna necesita gol cuanto antes para alejarse de la zona de descenso. De hecho, es el peor equipo de los veinte que pelean en la Liga BBVA: 11 goles en quince partidos. Uno menos que los que suma el delantero. El Athletic le sigue desde hace años, aunque cuenta con delanteros como Adúriz, Sola, lesionado, o Toquero. «Bastante tengo en el Alavés como para pensar que me quiere ese equipo o el otro», asegura. Jerga de fútbol.
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