«La élite mundial entiende que el ser humano debe conquistar el espacio para sobrevivir»

El imparable avance de la tecnología es uno de los caballos de batalla actuales de Daniel Estulin (Vilna, Lituania, 1966), exespía, escritor y periodista de investigación cuyos anteriores trabajos lo han sumergido en los tentáculos de poder de las altas esferas. Hoy protagoniza el Aula de Cultura de Diario LA RIOJA-UNIR (Ibercaja-Portales, a las 20 horas) con su última obra, 'El club de los inmortales', un pavoroso ensayo sobre el inquietante futuro de la humanidad.

-Su charla lleva por título 'Del Club Bilderberg al club de los inmortales', ¿sobre qué tratará?

-Estamos viviendo ahora mismo un cambio generacional tan grande que la gente no se da cuenta. La generación de nuestros hijos es la última de seres humanos. A partir de la generación de mis nietos, ya no serán seres humanos, sino que primero habrá transhumanos y después posthumanos. El ser humano está a las puertas del cambio de paradigma más grande de la historia de la humanidad, y en ello se centrará la conferencia.

-Es controvertido decir que esta o la próxima será la última generación de seres humanos, ¿en qué basa esa afirmación?

-Estamos viendo, por ejemplo, cambios en la base tecnológica de nuestro mundo, cómo está cambiando todo. Con la biología sintética están cambiando nuestro ADN a través de comida genéticamente modificada. Si puedes cambiar el ADN del ser humano, puedes crear un ser o un humano, no necesariamente un ser humano, en un laboratorio.

El Club Bilderberg

-En 'El club de los inmortales' acusa al Club Bilderberg y a sus ramificaciones de ser responsables de todos los males que nos esperan. ¿Qué es ese club y a qué se dedica?

-Cuando la gente habla del poder, habla de Bilderberg. Bilderberg es un club que creó en 1954 el príncipe Bernardo de Holanda (abuelo del actual monarca neerlandés, Guillermo). El objetivo era unificar los conceptos de la élite norteamericana y europea en una aristocracia de propósitos: crear un mundo muchísimo mejor evidentemente para ellos, y luego para la población mundial.

En febrero del 2012 se fundó el proyecto 'Rusia 2045', que aglutina a un importante grupo de científicos y premios Nobel. Este proyecto prevé que en el 2015 tendremos un sistema autónomo que proporcionará soporte vital al cerebro; en el 2025 podremos trasplantar el cerebro con todas las realidades sensoriales a un avatar para alargar la vida; y en el año 2045 podremos literalmente traspasar la conciencia humana a un avatar de nueva creación.

-Usted otorga un papel primordial a la conquista del espacio. ¿Por qué?

-La conquista del espacio es un elemento muy importante. Varias empresas privadas, financiadas por la Agencia Espacial Europea, la NASA..., están preparándose para viajar a Marte en el año 2018. Esto no es ninguna historia de conspiración, sino que tiene una lógica sencilla. Somos siete mil millones de personas en el mundo en un espacio pequeño con recursos naturales muy limitados y la población sigue creciendo. ¿Qué pasará de aquí a cincuenta, cien años? La élite mundial entiende que para sobrevivir, para asegurar la supervivencia del ser humano, hay que conquistar el espacio, volver a la Luna, ir a Marte y después a toda la galaxia. Por ejemplo, la Luna es rica en Helio Tres, un isótopo necesario para producir la energía más limpia que hay. En la superficie de la Luna hay suficiente Helio Tres para proporcionar energía limpia a la Tierra durante dos mil años.

-En el libro se percibe un tono más agorero acerca del control tecnológico que lo que dice ahora.

- La tecnología por sí misma nunca es negativa. Es una cosa maravillosa, porque con ella hoy día un cirujano puede operar desde su despacho en un lado del mundo a una niña que se está muriendo en el otro lado. Pero al mismo tiempo, un militar puede matar desde su despacho en el Pentágono a cientos de personas con un dron en Afganistán, Pakistán o donde sea. La tecnología por sí sola es maravillosa, ahora bien, ojo con cómo la vas a usar. La gente habla de vigilancias con un chip en la mano; eso es una tontería: ¿Qué microchips en la mano si tenemos los 'smartphones', atados a nosotros 24 horas al día 365 días al año?

-¿Entonces estamos indefensos ante ese control absoluto todopoderoso de la élite?

-Obviamente. Por ejemplo, si te digo que dentro de cinco años habrá cíborgs andando por la calle, no me vas a creer. Pero ya tienes cíborgs, gente como Óscar Pistorius y sus prótesis. Luego serán ojos biónicos, corazones, hígados... Eso está pasando ya. Con dinero puedes comprar la inmortalidad, una inmortalidad que se refiere a la capacidad de aumentar la vida una, dos o cinco décadas más. Para esa gente el concepto de cuerpo físico significa muy poco, es muy primitivo. Lo que ellos quieren es bajar su conciencia a un ordenador, a un avatar, y vivir para siempre. Eso es la inmortalidad para ellos.

Borregos

-¿En qué lugar quedamos los que no pertenecemos a esa élite?

-En ninguno, somos borregos.

-Pero el panorama es desolador.

-Esto siempre ha sido así. No existe democracia, existe un poder que controla el mundo y luego está el resto. La posthumanidad consistirá en un nuevo ser humano al que se le han aplicado técnicas de ingeniería genética y chips para controlarlo. Se puede hablar del nuevo ser, en parte hombre en parte máquina, que ya no tendrá necesidad de reproducirse sexualmente. Si el plan de la élite es reducir la población mundial porque somos muchos, comemos, ocupamos mucho espacio y gastamos su agua, ¿se te ocurre alguna forma mejor de conseguirlo?

-¿Y se puede luchar contra esto?

-Lo más importante es entender que el ser humano tiene un algo sin igual, que es la divina chispa de la razón. Lo que quiere la élite es controlar a las futuras generaciones y su forma de ser como humanos para poder borrar esa chispa de la razón. Si seguimos en la línea de borregos, sin tener interés por nada, sólo queriendo ganar dinero y comprarnos un coche caro, mal iremos. La clave es obviar esos clichés y entender cuál es el sentido del ser humano, o mejor dicho, por qué estamos aquí y cuál es el objetivo del ser humano en la Tierra. La verdadera inmortalidad, en realidad, es dejar a las futuras generaciones un legado que mejore sus vidas.