Una jornada llena de recuerdos

Hay multitud de excusas que con los años van intentado aliviar el peso de añoranza que trae la festividad de Todos los Santos. La celebración de Halloween, con sus calabazas socarronas y sus tenebrosos seres, se ha ido extendiendo por nuestra geografía para intentar sacarle una sonrisa a una jornada presidida por la nostalgia de los que ya no están.

Los huesitos de santo y los buñuelos de crema que asoman ahora a los mostradores de las pastelerías de La Rioja actúan de forma similar. Buscan endulzar un día que resulta a veces demasiado amargo. Porque en definitiva el día de hoy está marcado por el recuerdo.

Y aunque algunos vean en estas fechas un tiempo de vacaciones al formarse un puente, también hay quienes aprovechan este paréntesis para regresar a sus lugares de origen y cumplir con los allegados que descansan en paz.

Son muchos los que ayer ya caminaban con ramos de flores por las calles de Logroño y de los pueblos riojanos para llevárselas a sus difuntos. Los más previsores o los que intentar rehuir las multitudes que congregan los camposantos cada 1 de noviembre acudieron ya ayer a rendir visita a los suyos.

Hoy muchos más visitarán los cementerios de la región. La estampa se reproduce año a año, pero no pierde intensidad ni emoción. En familia o de forma individual, los que han perdido a un ser querido llegan al camposanto en silencio, limpian la tumba, colocan las flores por el difunto, le dedican alguna oración y marchan pesarosos con la mente inundada de recuerdos y buenos momentos vividos.

Aunque al término de la visita, puede que muchos se echen una golosina a la boca para suavizar las memorias de esta jornada.