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El reconocido arquitecto Andrés Perea Ortega. :: EL CORREO
«Todavía estamos trabajando en modelos obsoletos de ciudad»
CULTURA

«Todavía estamos trabajando en modelos obsoletos de ciudad»

Andrés Perea ofrece hoy, Día Mundial de la Arquitectura, una charla en el COAR sobre «el proyecto arquitectónico y urbanístico en el contexto» Andrés Perea Ortega Arquitecto

ESTÍBALIZ ESPINOSA

Lunes, 14 de octubre 2013, 01:08

La Ciudad de la Cultura de Galicia, el nuevo hospital de Cáceres o la embajada de España en Rabat son algunos de los proyectos que se trae entre manos el reconocido arquitecto español (aunque nacido en Bogotá) Andrés Perea Ortega. Sus obras, de fuerte carácter, se levantan por todo el país y le han hecho merecedor de no pocos reconocimientos. Valorado docente en el área de los proyectos arquitectónicos, Perea Ortega es, además, pionero en la sostenibilidad de la arquitectura y el urbanismo. Hoy, en el Colegio Oficial de Arquitectos de La Rioja (20.00), hablará sobre 'El proyecto arquitectónico y urbanístico en el contexto'.

-Vivimos un momento de inflexión social y posiblemente las cosas no vuelvan a ser como antes. La arquitectura, que no es otra cosa que nuestra forma de vivir y de estar en la sociedad, ¿también debe replantearse?

-Creo que se tienen que revisar y replantear los mecanismos del negocio inmobiliario, y no sólo me refiero a la venta de viviendas.

-¿En qué sentido?

-Hay un negocio excesivo en todo el sector de la construcción y eso se tiene que revisar. Hay que profesionalizarlo mucho más y, a partir de ahí, plantear una realidad menos lucrativa y más profesional y eficiente.

-En el nuevo panorama social que se dibuja no parece que quepan tantas 'vanidades arquitectónicas', tantos megaedificios que se levantaban -esa es la impresión de muchos- para gloria de sus arquitectos.

-Bueno, no sé qué decirle. Esto es como la moda, mientras haya mercado para vestirse con pieles de armiño habrá diseñadores, modistos y sastres que lo hagan con pieles de armiño e intentarán poner su total creatividad al servicio de esos fines. La arquitectura espectáculo nace de unas intenciones políticas fundamentalmente. Los arquitectos hacen bien o mal -ése ya es otro debate- sirviendo a esos propósitos, que para mí son políticos. No es que esté exculpando a mi profesión, pero sí quiero situar esta realidad en el contexto económico. En lugar de pensar en inaugurar, el político debe pensar en poner en marcha un proyecto que probablemente no lo vea cuando esté en plenitud. Y esta nueva disposición hace falta tanto en políticos como en todos los agentes sociales.

-Si usted fuera político, además de arquitecto, ¿cómo sería su ciudad?

-Creo que estamos todavía trabajando en modelos obsoletos. La ciudad contemporánea está por descubrir, y habría que hablar de estrategias, más que de modelo de ciudad. Eso significa entender que hay una dinámica muy compleja que puede hacer cambiar el curso de las cuestiones. Y eso es lo difícil, prepararnos para ser mucho más arquitectos, urbanistas y políticos de campo que de gabinete.

-¿Qué ciudad se acerca al modelo o estrategia de la que me habla?

-Estoy a punto de entregar, en un concurso internacional, una propuesta para la ciudad de Medellín, una oportunidad increíble de ensayar un urbanismo de estrategia. También hice un proyecto para la plaza de la Encarnación, en Sevilla, que era así, que si estaba equivocado en un momento determinado se desatornillaba y se podían retirar los pilares y vigas para construir escuelas o lo que fuera. Ahí hay otro tipo de cultura y de acción urbanística y social.

-En este nuevo modelo, ¿la sostenibilidad es una prioridad?

-Es esencial. Ése es el gran paradigma, es la nueva religión, así de claro.

-Hasta ahora, ¿estamos haciendo bien los deberes de la sostenibilidad?

-Por el norte de Europa, en los países escandinavos, es ejemplar e increíble hasta qué niveles ha llegado la sostenibilidad social, no sólo la medioambiental. No hay sostenibilidad que no empiece por un proyecto solidario de la sociedad y, de ahí en adelante, es ejemplar lo avanzados que están. Según bajamos hacia el sur, ese paradigma va estando más en ciernes. Quizás por el problema o la virtud del clima u otros asuntos somos todavía torpes en incorporarnos a esta nueva dinámica que para mí es absolutamente inexcusable. Además, es muy interesante de qué forma va a transformar las ciudades. Aparecerá una forma de arquitectura que ya no se va a leer con las reglas del estilismo clásico, sino que tendrá otras formas de entender cómo se critica y teoriza este nuevo urbanismo y arquitectura.

-En este nuevo urbanismo, ¿tendría cabida la rehabilitación y la restauración?

-Claro que tendría cabida, es el protagonista de la película a partir de ahora. Ahora mismo tenemos en España un parque de viviendas que ronda los 20 millones, de las cuales el 60% está en niveles de insuficiencia medioambiental, de deficiencia energética pero también tecnológica; es decir, están en malas condiciones de estructura. Imagine para el mercado lo que suponen 12 millones de viviendas para recuperar. La rehabilitación es la protagonista, ahí es donde nos tenemos que fijar todos (arquitectos y políticos) y es una cuestión a corto, medio y largo plazo.

-Y hablando del muy corto plazo, del momento que vive hoy en día el arquitecto como uno de los profesionales más duramente tocado por la crisis. ¿Es el momento de...?

-Es un momento de reeducación, de catarsis personal y profesional. Lo de antes no va a volver, se acabó como escenario de trabajo. La dinámica social está esperando del arquitecto que sea capaz de adaptarse a las miles de circunstancias que están apareciendo fuera de lo que era el territorio disciplinar y clásico de la arquitectura. Y si no somos los arquitectos quienes lo hagamos, otros lo van a hacer.

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