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SANDA SÁINZ
Miércoles, 18 de septiembre 2013, 01:50
En la sierra de Alcarama, a la derecha del río Linares y limítrofe con la provincia de Soria se encuentra uno de los pueblos más singulares y con mayor encanto histórico de La Rioja, Cornago. El conjunto monumental formado por el castillo del siglo XV (edificado sobre otro anterior del VIII o IX) y la parroquia de San Pedro (siglos XV y XVIII) supone una de sus señas de identidad.
Arantza Jiménez, que ejerce como guía, destaca la ruta con paneles que se creó en 2006, durante una intervención arqueológica en la fortaleza medieval. Señala lugares como la ermita de la Piedad, ubicada sobre el arco de una puerta de acceso a la villa en la antigua muralla. También la de Santa Catalina (utilizada como iglesia de invierno) y la de San Blas, románica del siglo IX con ampliación en el XII y restaurada en 2003. Ambas tienen en sus paredes y cúpulas pinturas murales de Carlos Corres, reconocido artista actual riojano, hijo de Cornago. Aquí plasmó sus ideas y creó piezas llenas de detalles inusuales en estos recintos religiosos.
Por otro lado, Arantza resalta la tradicional subasta de roscos celebrada en las fiestas de San Blas, los cantos religiosos de hombres y los de mujeres en Semana Santa, el palacio de los Baroja (del siglo XVI) y el servicio de minialbergue que permanece ocupado todos los fines de semana en invierno y donde se han alojado este verano los participantes en los campos de trabajo de los yacimientos de icnitas.
Lejos de quedarse anclado en los vestigios del pasado, Cornago aprovecha su rico e interesante patrimonio como una apuesta de presente y futuro en el ámbito del turismo. Así, el 17 de julio se inauguró el Centro de Interpretación del Castillo de la Luna, que sirve como complemento para visitar el fortín. Es el único espacio centrado en este tipo de construcciones que existe en La Rioja y cuenta con cuatro salas en las que se aborda la invasión árabe, la reconquista y formación de los reinos cristianos, la dinastía de los Luna y la vida en el castillo y el sistema feudal.
Será una de las novedades de las VIII jornadas de artesanía medieval los días 19 y 20 de octubre. Candi León, una de las organizadoras, pone sobre la mesa la importancia de la colaboración de los vecinos en los preparativos y actividades entorno al mercado, que supone uno de los eventos de mayor atracción de público. Su marido, Javier López, ayuda en la prueba cicloturista BTT castillo de Cornago que el 6 de octubre cumple su cuarta edición. Explica que tendrá un recorrido de 50 kilómetros y otro de 62 de dificultad media-alta. El alcalde, Rubén Galán, añade que la BTT se ha consolidado como uno de los acontecimientos deportivos de más repercusión en la zona y señala la rehabilitación de la nevera del siglo XVI este verano como otra de las intervenciones de mejora del patrimonio.
La parroquia no se queda atrás en iniciativas. Está preparando un centro de interpretación sobre la procesión de Viernes Santo y lleva a cabo la restauración, poco a poco, de la capilla de la Virgen de la Soledad, cuyas fiestas comienzan precisamente hoy. En el aspecto económico predominan los recursos cinegéticos, la agricultura con la reciente modernización del regadío y la cabaña de ganado ovino (raza chamarita). Cornago fue el primer municipio de la comarca en instalar champiñoneras, como recalca Belén Pastor, una de las productoras, quien recuerda que se pusieron en marcha hace ya catorce años.
A pesar de la despoblación que afecta a Cornago y a la comarca, en los últimos años la localidad está más viva que nunca gracias a la asociación cultural Linares, encargada de rescatar y mantener costumbres y organizar actividades de ocio en las que participa buena parte de la población. En el 2013 este colectivo, integrado por más de quinientos socios, propició la recuperación del carnaval tradicional con los disfraces de los boteros y las percalinas. Su presidente, José María Olarte, comenta propuestas como la merendija que se lleva a cabo el domingo de Pentecostés desde hace tres años y tras estar casi a punto de desaparecer, la semana cultural, conciertos, charlas, la cabalgata de Reyes, el día del árbol (dos veces al año), los concursos de gastronomía (pinchos y postres) de gran aceptación y las jornadas paleontológicas. También cita el antiguo balneario de La Pazana como un paraje con encanto, donde la gente tomaba las aguas (algunos vecinos aún lo hacen) y no olvida las iniciativas solidarias de la asociación apoyadas por todos los cornagueses como la recogida de alimentos para la Cocina Económica o la venta de lotería para Cruz Roja.
Un cúmulo de valores que se resumen en la persona de Daniel Pérez, un pequeño de diez años, que toca la caja en la banda joven de Cornago y actúa en diversas celebraciones a lo largo del año. Con orgullo comenta: «Mi pueblo es el mejor porque tiene de todo, un castillo muy bonito, un centro de interpretación, huellas de dinosaurio, mucha cultura, fiestas y naturaleza». Bien es sabido que los niños siempre dicen la verdad. ¿Qué más se puede añadir?
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