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MARÍA FÉLEZ
Miércoles, 11 de septiembre 2013, 01:33
Enclavado en el valle de Ocón, El Redal es un municipio que recibe su nombre porque durante muchos años fue núcleo de pastoreo y en el entorno de la ermita de San Justo y San Pastor se congregaban los pastores de la zona. Agrícola hasta la médula, sus bodegas de vino, sus champiñones y setas hacen del municipio un atractivo para visitantes al igual que su buena comunicación a caballo entre Logroño y Calahorra. También puede presumir de ser considerado una de las puertas de entrada al valle de Ocón, uno de los más bellos de la comunidad.
Además, al municipio no le falta historia. Rica historia. El Redal fue un asentamiento de berones, romanos y árabes; los objetos encontrados en el yacimiento arqueológico de Partelapeña así lo demuestran apareciendo incluso objetos de finales del Neolítico. En la actualidad, una asociación con el mismo nombre del yacimiento trabaja por darle la relevancia que por su historia y restos arqueológicos debería tener. La primera etapa del municipio se ve ligada a Ocón pero es a mediados del siglo XIX cuando logra la calidad de Ayuntamiento independiente, como lo harían también Corera y Galilea, dos pueblos vecinos.
El Redal es una población dedicada tradicionalmente a la agricultura y, más concretamente, al vino, aunque no hay que olvidar las plantaciones de almendros, olivares, campos de hortalizas y explotaciones cerealistas. Además, destacan también dos actividades importantes para la zona: las bodegas de champiñones y de setas.
Porque si de algo están orgullosos los vecinos de El Redal es de su cooperativa, dedicada a San Cosme y San Damián. Se rige por una Junta Rectora y cada dos años se elige al presidente por medio de la Asamblea General. La uva la recoge de pueblos como El Redal, Corera, Los Molinos, Pipaona, Santa Lucía de Ocón, La Villa, Agoncillo, Santa Engracia de Jubera... Los tipos de uva que utiliza para hacer el tinto joven son tempranillo, garnacha, mazuelo, graciano, viura y malvasía y su producción anual ronda los cuatro millones y medio de kilos.
En general, todos sus vecinos alardean de que El Redal es un lugar tranquilo, remanso de paz que se ve alegrado los fines de semana y veranos con el regreso de los hijos del pueblo que retornan a sus raíces. Un sitio donde compartir las horas de ocio que no pueden disfrutarse en las grandes ciudades. La localidad cuenta con varios alojamientos rurales y es lugar de residencia del grupo musical Esmeralda, que con sus intercambios culturales hacen que durante el verano el municipio esté lleno de grupos de baile y danza rusos, que con sus actividades y alegría llenan de vida el pueblo.
En las últimas décadas, la despoblación afectó gravemente al censo municipal, pero desde hace unos años todos los redaleños tiran del mismo carro y esa unión y colaboración entre ellos ha logrado que el pueblo esté como el nombre de una de sus asociaciones más activas: 'El Redal en movimiento'.
Un enclave especial para todos los redaleños es la plaza de la constitución, centro neurálgico del pueblo que, con su nuevo ayuntamiento en el centro y los bares, terrazas, teleclub y zona recreativa, hacen que sea el lugar preferido no sólo de los que viven durante todo el año en el municipio sino también de los que lo visitan habitualmente.
Además, la jurisdicción del municipio cuenta con un sistema de embalses que hacen que sea una de las más fértiles de la provincia, como así lo indica el elevado número de vendimiadoras y maquinaria que sus agricultores poseen. Y es que hay que insistir en que El Redal vive alrededor del vino y en consecuencia puede presumir de la existencia de dos barrios de bodegas que cada año, alternativamente, celebran el día de bodegas abiertas con gran aceptación entre vecinos y turistas, que acuden a visitar sus calados y degustar sus deliciosos vinos.
También se vanagloria El Redal de su hermosa iglesia, con un interior espectacular y extraordinariamente cuidada, que hace que sea motivo de satisfacción visitarla. La parroquia está dedicada a Nuestra Señora de las Virtudes y es un edificio construido en sillería de una nave de cuatro tramos, datado a mediados del siglo XVI. En ese mismo siglo pero a principios se dice que se construyó la ermita de San Justo y San Pastor, una ermita que en la actualidad pertenece al patrimonio olvidado de La Rioja a pesar de que los redaleños no pierden la ilusión de que algún día se pueda rehabilitar por la importancia que tuvo en sus días. En cuanto a patrimonio cultural, entre las actividades más populares cabe destacar la tradición que celebra El Redal en San Roquito. En ese fecha se recuerda que hace años el municipio se libró de una epidemia de peste que asoló a los municipios de su entorno. En la actualidad, en conmemoración de aquella infausta fecha se encienden hogueras por las calles del pueblo para ahuyentar los malos augurios. Todo esto hace, que ser redaleño sea un orgullo y que este pueblo sea para sus vecinos 'El mejor pueblo de La Rioja' sólo hace falta que ustedes con sus votos también lo decidan así.
Eso lo sabremos en unas semanas.
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