
DIEGO MARÍN A.
Lunes, 3 de junio 2013, 02:09
Por encima del juego, de las sensaciones, de lo que se demuestra sobre el campo, en el fútbol siempre importa el resultado, los goles. Nada más. Y, para ello, también cuentan las faltas, la picaresca, la pérdida de tiempo, el máximo aprovechamiento de las oportunidades. Así, el Sariñena fue justo vencedor del encuentro disputado ayer en El Mazo, infligiendo al Haro la primera derrota del curso en casa, además de sumarle el decimocuarto tanto en contra. Las cifras eran buenas, pero siempre hay que confirmarlas sobre el terreno de juego. «No solo hay que ser bueno, también hay que parecerlo» es una máxima con la que el entrenador harense Roberto Ochoa alecciona a sus jugadores.
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El Haro, quizá, fue un buen equipo ayer, pero no lo demostró suficientemente. En la primera parte el Sariñena destacó por detener con dureza los primeros pasos de las acciones de ataque de los jugadores locales. Ninguna amonestación, por temprana que fuera, fue un suculento regalo para los aragoneses. Ese juego sucio no amilanó a los blanquinegros, que dominaron los primeros 45 minutos y crearon más y mejores ocasiones de peligro que su rival. El Sariñena apenas disparó a puerta un par de veces, siempre alto, con Yuste y Serrano como rematadores. La mejor jugada del Haro fue de Unai, que asistió dentro del área a Ander y este disparó a las manos del portero Moso.
Corría el minuto 19 y, en el 28, llegó otra destacada oportunidad para los locales. Joseba recogió un balón que le llegaba propicio sobre el pico izquierdo del área y lo golpeó con violencia y acierto. Podría haber sido un fabuloso tanto pero el guardameta de los Monegros se estiró como un gato y despejó espectacularmente a córner.
En la segunda mitad, con Samba presionando a la defensa del Haro, el Sariñena fue un equipo muy peligroso. Avisó en el 46, cuando Serrano desperdició un buen pase de Samba. Pero los aragoneses no perdonaron en el 51. Martínez lanzó un córner, Camus remató mal y, en la segunda jugada, Samba sorprendió a la adelantada defensa para arrebatar, de cabeza, el balón al meta Pérez y marcar un valioso gol.
A partir de entonces el Haro adelantó sus líneas y el Sariñena se aplicó en aguantar el resultado, encomendándose ofensivamente al contraataque. Pirri despejó proverbialmente un balón al que llegaban solos dos jugadores visitantes. Y Pérez despejó un tiro certero de Villacián. Ochoa introdujo sucesivamente a Aimar, Morales y Edu Martín buscando un revulsivo que no llegó. El Haro colgó muchos balones al área sin acierto. Morales no acertó a controlar un balón cuando se quedaba solo ante Moso en el 88. Y Ander remató de cabeza en el descuento, pero Moso, bien situado, atrapó el balón. Para el recuerdo queda la pillería (o el ridículo) del sariñenense Camus, que en el 92 se tendió aparentemente dolido sobre el césped y, cuando el árbitro pitó falta en su contra, revivió de un salto, súbitamente, por arte de magia.
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