Eduardo Sáenz de Cabezón, en la UR. :: L.R
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Matemáticas de risa

Eduardo Sáenz de Cabezón Matemático y monologuista

INÉS MARTÍNEZ

Viernes, 17 de mayo 2013, 02:08

Pueden las matemáticas, la física, la química... ser divertidas? Para algunos seguro que no, incluso dirían que son una tortura, pero sí que pueden serlo.

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Muestra de ello es el Concurso Internacional de Monólogos Científicos que celebra su final el próximo día 14 de mayo en el teatro Alfil de Madrid y en la que participa Eduardo Sáenz de Cabezón, matemático de la Universidad de La Rioja, que ha llegado hasta la cúspide del certamen con su monólogo 'Un teorema es para siempre' tras competir con otros 70 científicos.

Famelab, el certamen internacional de monólogos científicos, se convoca por primera vez en España de la mano de la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología (FECYT) y el British Council.

«Lo más difícil fue condensarlo en tres minutos, no que fuera gracioso, ya que el objetivo no es que te rías, sino que resulte atractivo y entretenido», explica, «aunque -añade- también puedes hacer chistes, y las matemáticas dan para ello».

«Yo no conocía el concurso pero hicimos unas charlas en el bar 'La Luna' y a unos compañeros les gustó cómo hacía la presentación y me insistieron para que me presentara», asegura este profesor, que tendrá que competir con otros ocho científicos en la final nacional y que, si gana, representará a España en la final internacional en el Cheltenham Science Festival, uno de los eventos científicos más importantes del Reino Unido, que se celebrará del 3 al 9 de junio de 2013

Su monólogo habla sobre la diferencia entre una conjetura y un teorema, ilustrado con un ejemplo que utilizó en una charla que dio para alumnos de Secundaria. «Es atractivo y fácil de visualizar con ejemplos de la vida real», explica este matemático, que dice que el jurado no impone: «puede imponer mucho más una clase de alumnos», bromea.

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Eduardo asegura que todos los finalistas, y algunos de los que no han pasado, tienen mucho nivel y que puede resultar muy ameno para alguien ajeno a la ciencia. «Creo que es un espectáculo muy divertido para ir a ver a un teatro. Yo desde luego iría», asegura.

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