Los miserables de Juan Diego Botto

Víctor Hugo ensalzó a los oprimidos y Juan Diego Botto reivindica a los expatriados, víctimas de la inmigración y del exilio. El actor hispano-argentino protagoniza hoy en el Bretón logroñés junto a la actriz y cantante de soul Astrid Jones 'Un trozo invisible de este mundo', un drama escrito por él mismo inspirado en casos reales y dirigido por el también actor y director Sergio Peris-Mencheta.

«Este espectáculo -comenta el autor- trata de acercarse sin paternalismos, sin condescendencia y sin lugares comunes a unos personajes que se encuentran entre nosotros y que pelean por mantener a flote la vida, la familia, la dignidad o la esperanza en el futuro».

La obra se estructura en cinco monólogos, de los que Botto interpreta cuatro, para acentuar la sensación de soledad de sus protagonistas en su intento por buscar su lugar en el mundo. Arranca con 'Arquímedes', el contrapunto de un policía de aduanas que explica por qué, en su opinión, en este país ya somos demasiados.

Continúa con 'Locutorio', la historia de un inmigrante que telefonea a su mujer a su país de origen para contarle cómo le va en el primer mundo y cuánto la echa de menos. Astrid Jones interpreta 'Mujer', parcialmente inspirada en la congoleña Samba Martine -muerta en el Centro de Internamiento de Extranjeros de Madrid-, que explica a su hijo los motivos de su viaje para procurarle un futuro mejor.

Los dos últimos soliloquios, de nuevo interpretados por Botto, versan sobre el exilio: en 'Turquito' un detenido político da testimonio de su último día en un centro de tortura de la dictadura de Videla; y en 'El privilegio de ser perro', veinte años después, el primo de aquel, exiliado en España, relata su batalla por encontrar un lugar al que poder llamar patria.

«Todos ellos -según Botto- arrastran algún tipo de pérdida y todos pelean por curar sus heridas». Con ironía, humor y amargura proponen una reflexión sobre quiénes son realmente los miserables.