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ISABEL ÁLVAREZ calahorra@larioja.com
Viernes, 21 de diciembre 2012, 17:28
Personas como Julio Polo nunca deberían faltar en este mundo. Julio, un empresario de Logroño de los que pone el corazón en su negocio, se ha comprometido a comprar para el joven Javier Tejedor la silla salvaescaleras que le permita salir de casa. La historia de Javier, un joven de Valladolid afectado por varias enfermedades degenerativas, publicada en estas páginas, conmovió tanto a este logroñés, que no ha podido pasar por alto su deseo de ayudar al muchacho.
«Estaba en el trabajo cuando leí el artículo en el periódico y me acordé de un familiar que tenía las características de Javier. Me tocó la fibra y me dije: yo tengo que llevarle una silla a este chico», comentaba ayer Julio a este diario. «Siempre había querido colaborar con una buena causa y esta historia me llegó», añade este empresario, propietario de la firma 'Ascensores Polo'.
El hecho de que Julio regente una empresa de ascensores aún le animó más a involucrarse con el problema del joven. «Nuestros proveedores tienen la silla que necesita, por lo que el lunes la pediré con la intención de que la pueda tener para Navidad», sostiene.
Para la familia de Javier Tejedor la noticia ha sido mucho más que una alegría. «Sólo tengo palabras de agradecimiento y quiero decirle a este empresario que siempre estaré en deuda con él», dice su madre, Belén Egido. Su hijo Javier no puede salir de casa a causa de unas escaleras. Por ello, para Belén, «ver a mi niño en la calle me da la vida». Sobre todo en estas fechas. «Lo primero que le dije cuando nos dieron la noticia es que estas navidades le iba a bajar para que viese la cabalgata de reyes», confiesa emocionada.
Belén insiste en el «gran corazón que ha demostrado tener» Julio, al que quiere conocer en persona para explicarle lo mucho que ha hecho por su familia. «Además, esto ha sido para mí como una inyección de alegría porque estaba en un momento anímico bajo y lo que ha ocurrido ahora me ha dado muchas fuerzas para seguir luchando», afirma.
Belén no quiere olvidarse tampoco de su amiga Camino Ciaurriz, una vecina de San Adrián que encontró en el peña Riojana de Calahorra la ayuda necesaria para poner en marcha una iniciativa solidaria que recaudase fondos para comprar la silla salvaescaleras a Javier. «Con ella también estoy en deuda. Cuando me dio la noticia no podía parar de llorar. Me ha demostrado que es mucho más que una amiga y en cuanto pueda quiero ir también Calahorra para darles las gracias a toda la gente que nos ha apoyado», concluye Belén.
Aunque la solidaridad de Julio Polo hace que ya no sea necesario el dinero para la salvaescaleras, la peña Riojana desea continuar con las actividades que había preparado para recaudar fondos para esta familia, que aparte de problemas de salud, tiene una situación económica precaria.
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