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Sí, es lo que parece. Al joven que se protege en el suelo, totalmente indefenso, lo están reventando a patadas. Y a puñetazos, incluso a pisotones voladores en la cabeza, como el que propina el cernícalo de gorra y zapatillas de marca. La víctima, que acabó con el cuerpo maltrecho y la cara completamente ensangrentada, es Svyatoslav Sheremet, líder del Foro Gay de Ucrania, país que organiza junto a Polonia la Eurocopa de Fútbol, que empieza el 8 de junio. La capital, Kiev, acogerá la gran final.
Poco antes de recibir la paliza, Svyatoslav había informado a los periodistas de que el Desfile del Orgullo Gay se suspendía por «falta de seguridad». Tenían miedo y con razón. Acto seguido, decenas de neonazis comenzaron a perseguir a los homosexuales que preparaban la fiesta. A varios les dieron caza. Su delito: ser 'diferente'. Estos tres cafres de la fotografía salieron huyendo al percatarse de que los periodistas seguían grabando. La cobardía puso pies en polvorosa después de dejar claro que las patadas en Kiev, de momento, se las siguen llevando los homosexuales. Tal es así, que el Parlamento de Ucrania estudia una nueva ley de moralidad pública, que plantea prohibir cualquier mención a este colectivo en los medios de comunicación del país.
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