
BENJAMÍN BLANCO
Viernes, 11 de mayo 2012, 02:16
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Dirigida por Alberto Gómez Font, coordinador general de la Fundación del Español Urgente (Fundéu BBVA), se desarrolló ayer en San Millán la primera mesa redonda sobre la importancia social y lingüística del lenguaje periodístico del deporte.
La conclusión general es que las pasiones entre las que se mueve la prensa deportiva han provocado algunos excesos en el lenguaje pero también que han aportado valores positivos. Aitor Lagunas, de la joven revista 'Panenka', reconoce la capacidad de acuñar nuevos términos, «lo malo es cuando se abusa». También reconoció que se utilizan con regularidad metáforas y el lenguaje figurado, aunque en ocasiones se llega al vulgarismo. Según Lagunas, entre el fútbol y la cultura «siempre se ha mantenido una relación de amor/odio», pero cree que cada vez hay un mayor compromiso con la corrección en el uso del castellano. Por este motivo, su revista contará en breve con un libro de estilo.
La preocupación que genera la utilización del lenguaje en los medios de comunicación deportivos la puso de manifiesto Jesús Castañón, doctor en Filología Hispánica y colaborador de la RAE, para quien tanto por parte de los periodistas como de los lingüistas hay propuestas para mejorar la utilización de ese lenguaje. Por parte de los lingüistas señaló que hay una orientación hacia el decoro y crítica de los excesos, hay un creciente reflexión institucional, mayor investigación universitaria o una paulatina presencia en la enseñanza reglada. Castañón también reveló que por parte de los periodistas se han abierto nuevas líneas de actuación, de preocupación por el buen uso del lenguaje y una mayor consciencia de la relación entre cultura y deporte.
El defensor más apasionado del lenguaje deportivo fue Leonardo Gómez, filólogo e investigador científico del CSIC, para quien «el lenguaje del fútbol es altamente enriquecedor, recordando que incluso impropiedades léxicas han pasado al diccionario (es el caso de la expresión 'hacer aguas'). No obstante, también reconoce que hay ciertos tics con petulancia como 'recepcionar', 'perder la vertical' o 'especular con el balón', «pero en cambio a otras palabras les añade un nuevo significado que enriquecen la gramática y el léxico ('tribote', 'jugón', 'tiquitaca'...)».
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