M. A. P.
Domingo, 29 de enero 2012, 02:02
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La final del Campeonato de Europa (17.00) cuenta con todos los alicientes. La anfitriona Serbia se ve por primera vez en estas lides de luchar por el oro continental. Desde los tiempos de la antigua Yugoslavia, el balonmano serbio no había tenido opciones de estar en los podios. Y ahora, en su casa, tiene la inmensa ocasión de proclamarse campeona.
Porque los serbios han demostrado tener una selección muy compacta y especialmente regular. Solo ha perdido un encuentro, ante Macedonia, pero cuando ya tenía completamente asegurada la primera plaza de su grupo, y ha cedido un empate con Eslovaquia, en la primera fase cuando ya estaba todo decidido, y otro con Alemania (21-21). Y por el camino ha dejado a selecciones como la germana, Polonia, Suecia e incluso a la propia Dinamarca (24-22).
Ha logrado conformar una selección con una poderosa defensa 6-0 capaz de bloquear a todos y cada uno de sus rivales, no sin cierta permisividad arbitral, que para eso juega en casa. En ataque, Dalibor Cutura (Ademar) ha sido el auténtico cerebro que ha buscado siempre la mejor opción para sus especialistas cañoneros, Ilic y Vujin, los máximos goleadores del equipo, seguidos por Nikcevic (Cuatro Rayas Valladolid).
Por su parte, los daneses tendrán que apelar una vez más a la fortuna o bien a la ansiedad de los serbios para dar un golpe de mano en la final y llevarse un ansiado oro. No es la selección poderosa que fue subcampeona en el Mundial, pero sabe aprovechar perfectamente las situaciones favorables y cuenta con hombres muy resolutivos.
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