«Podemos ver qué zonas del cerebro se activan cuando tomamos una decisión»

El juego del ultimátum sirve a los neurocientíficos para demostrar que el hombre no aplica siempre la decisión más racional en sus actos; hay otros componentes que entran en juego con igual o mayor fuerza que la razón. El experimento parte de dos personas, a una de las cuales se entrega una cantidad de dinero que debe repartir con la otra en total libertad. Si la persona que recibe rechaza la parte que la primera le ofrece, por considerarla injusta, ambas pierden el dinero. La teoría económica concluye que con recibir un solo céntimo la segunda persona debería aceptar porque gana. La realidad, sin embargo, no es así.

Entender cómo decide nuestro sistema nervioso, cómo se engranan las piezas hasta dar forma a nuestra conducta es lo que investiga Ignacio Sáez Martínez en el . Biólogo y bioquímico, doctorado en Neurociencia, este logroñés de 32 años lleva ya 8 en EEUU. Comprender y dar solución a enfermedades como el párkinson o a adicciones como las drogas centran sus investigaciones.

- ¿En qué está trabajando?

- Estamos interesados en cómo tomamos decisiones, cómo evaluamos las opciones y decidimos cuál es la que conviene. Adoptada una decisión, se vuelve a reevaluar y así vamos navegando en la vida hacia recompensas que en los animales son muy claras (comida, agua y sexo) pero que en los humanos son más abstractas (dinero, rango social, amistad.). Los economistas han estudiado durante años cómo nos movemos en un contexto económico y nosotros queremos ver cuál es la respuesta neuronal. Usamos una resonancia magnética para estudiar imágenes funcionales, qué zonas del cerebro se activan cuando se realiza una determinada tarea .

- ¿Y tiene aplicaciones en la vida diaria? Una vez leí, por ejemplo, que las mujeres se manejan mejor en las inversiones que los hombres.

- Los neurocientíficos adoptamos modelos de economía porque ahí la toma de decisiones está muy estudiada. En los años 70 se empezó a desarrollar la teoría del comportamiento económico que no consiste tanto en cómo se comportan los agentes racionales sino en cómo tomamos decisiones en situaciones reales y resulta que muchas decisiones no son del todo racionales. El juego del ultimátum es un claro ejemplo y demuestra que hay otras dimensiones del problema -por ejemplo una aversión a la desigualdad-. También hay diferencias en cómo se comportan distintas personas. En este juego, por ejemplo, las mujeres son más racionales que los hombres.

- Si te digo que te doy 100 euros ahora o te doy 200 euros y nos los jugamos a cara o cruz, ¿qué prefieres? La teoría clásica dice que el valor es el mismo porque tienes un 50% de posibilidades de llevarte 200 euros o un 100% de llevarte 100. Por lo general, a la gente no le gusta el riesgo. Si te ofrezco 300 a cara o cruz y 100 seguros ya te lo empiezas a pensar. Los adolescentes son mucho más propensos a arriesgar. Las mujeres embarazadas muchísimo menos. Hay diferencias por sexos, por edades... Y todas estas diferencias se originan, en último término, en el sistema nervioso, que es diferente en las personas.

- ¿Y la intuición qué valor tiene?

- La intuición muchas veces es engañosa pero tiene peso en las decisiones. Pensamos que la gente funciona con un modelo de las cosas, con una expectativa de qué va a pasar. Hay cierta parte del modelo que es innato y otra parte que va reevaluando y mejorando a medida que navegas en el día a día. Navegamos con un modelo que puede ser una intuición y a medida que vamos aprendiendo cosas, ese modelo lo vamos refinando.

- ¿Hacia donde conducen estas investigaciones?

- En la toma de decisiones están implicados circuitos neuronales y algunos están afectados por una serie de disfunciones. Un ejemplo es la adicción, que se caracteriza por la toma de decisiones fallidas. Sabes que es malo para la salud, para tu bolsillo, que te vas a enganchar., lógicamente nunca deberías tomar droga, pero un cerebro que la ha probado y que se está volviendo adicto es incapaz de manejar una decisión de forma racional.

- ¿Y el párkinson?

- También es parte de mi trabajo. Las células que degeneran en el párkinson contienen una molécula llamada dopamina, íntimamente ligada a la evaluación y la toma de decisiones. Los pacientes de párkinson no sólo tienen dificultades motrices sino también la incapacidad de tomar una decisión en un momento dado, lo que contribuye a la rigidez. Aunque no podemos curarlo, hay tratamientos para aliviarlo, tanto farmacológicos como quirúrgicos, a través de la implantación de un electrodo -estimulación cerebral profunda- que permite recuperar calidad de vida.

- ¿Se identifican cerebro y mente?

- La intuición del neurocientífico es que mente y cerebro son una sola cosa. El símil que se usa es que el cerebro es el ordenador y la mente son los procesos que se desarrollan.