
PABLO GARCÍA MANCHA
Domingo, 11 de diciembre 2011, 01:58
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Tres artículos de sendos investigadores de la Unión de Criadores de Toros de Lidia (UCTL) y del departamento de Producción Animal de la Facultad de Veterinaria de la Universidad Complutense de Madrid (UCM) muestran «grandes diferencias en las razas de toro de lidia debido fundamentalmente a una elevada consanguinidad» dentro de las ganaderías pertenecientes a un mismo encaste y la diversidad del ADN mitocondrial en la raza de lidia.
Según informa la Unión de Criadores de Toros de Lidia (UCTL), en lo referido al primer estudio, titulado 'Diversidad genética dentro de la raza bovina de lidia', la «elevada distancia genética entre los encastes fue relativamente superior a la observada entre razas bovinas europeas». Por ello, según el catedrático de genética Javier Cañón, coordinador de los artículos, la raza de lidia «debería ser considerada como una 'metaraza' o raza de razas». Sobre la diversidad del ADN mitocondrial, expuesta en el artículo 'Líneas maternas antiguas y diversidad de ADN mitocondrial de la raza bovina de lidia', la UCTL apunta que la información obtenida resultó «muy parecida» a la que se observó en las razas bovinas de Oriente Próximo, cuna de la domesticación de la especie bovina y que cuenta con las razas «de mayor diversidad». De este modo, señala que la diversidad de esta raza «fue superior a la observada en la mayoría de las razas bovinas europeas».
«Al igual que en otras razas bovinas mediterráneas, en la raza de lidia aparecen dos líneas maternas ancestrales predominantes: la europea y la africana», ha agregado. Al mismo tiempo, indica que el ADN mitocondrial analizado en la raza de lidia mostró «una similitud con los bovinos prehistóricos ibéricos y uros -bovinos salvajes- italianos, y un claro alejamiento de los uros británicos».
Acerca del tercer artículo, titulado 'Diversidad genética del cromosoma Y en la raza bovina de lidia: una población muy fragmentada' y que trata sobre linajes paternos, la UCTL precisa que se encontraron diez combinaciones genéticas diferentes que contaron con «una elevada variabilidad» en la distribución de sus frecuencias entre los encastes, agrupadas en dos haplogrupos, que son Y1 e Y2. «Curiosamente, en dos de estas combinaciones se identificó una huella genética cuyo origen se establece en el oeste de África», ha relatado. De este modo, el haplogrupo Y1 «es menos frecuente en la raza de lidia (10 por ciento), mayoritario en las razas bovinas del norte de Europa y tiene su origen en los uros que habitaban Europa». Mientras, el haplogrupo Y2 «es mayoritario en la raza de lidia (81 por ciento) y tendría su origen en poblaciones domésticas que emigraron por la ruta mediterránea».
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Los artículos han sido publicados en las revistas científicas internacionales 'Animal Genetics' y 'Journal of Animal Breeding and Genetics'. Para su elaboración, se han utilizado muestras genéticas de unos 2.000 animales pertenecientes a 83 ganaderías de la Unión de Criadores de Toros de Lidia (UCTL), agrupadas en una serie de variedades o encastes, hasta 83, según los criterios de la UCTL.
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