E. PASCUAL
Miércoles, 7 de diciembre 2011, 08:37
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El sencillo gesto de desenroscar un tapón de plástico se puede convertir en ayuda vital para niños afectados por enfermedades raras, como Aitana García, de 11 años, de la vecina Tarazona. Cientos de alfareños se han unido en el último mes en ese gesto con un objetivo: alumbrar ayer un sol que coloreara la sonrisa y la esperanza de la niña y su familia.
Llamados por la asociación Alfajóresis, los colegios, diversos colectivos, establecimientos hosteleros y comerciales, el Ayuntamiento de Alfaro y cientos de vecinos se unieron a la campaña. Y en la mañana de ayer reunieron todos los tapones en un sol radiante como un arco iris. Los niños del grupo scout Monegro, los de Cruz Roja Juventud y de los colegios se afanaron en conformar la figura con una sonrisa que hermanaba los nombres llenos de color de Aitana con el de Alfaro. A su vera descansaban cerca de treinta grandes bolsas con más tapones. «Muchas gracias a todos», saludó con emoción Luis, el padre de Aitana, al dirigirse a todos los presentes, recordando que un año atrás también recibieron la solidaridad alfareña por la vía del grupo scout.
Desde agosto, la familia se unió a la campaña 'Tapones solidarios'. En estos meses ha reunido 110 toneladas llegadas de toda España gracias al apoyo logístico de Seur y que se convierten en 33.000 euros por el compromiso de Azteco de adquirirlos para triturarlos y convertirlos en plástico inyectado.
En septiembre del 2010, Aitana vivió la primera de las tres operaciones que precisa. «Desde entonces ha engordado 5 kilos, puede andar. Ha ganado satisfacción... Y nosotros más. Aunque con limitaciones, tiene otra vida diferente», sonríe Luis, reforzado por la rabia de que el sistema sanitario había desahuciado el caso.
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Si la solidaridad alimenta su causa como desean, confían en poder viajar cubiertos por Halcón Viajes al Children Hospital de Boston para someterse a la operación que le reconstruirá y fabricará las venas del pulmón izquierdo. Una tercera operación unirá los dos pulmones al corazón. Mientras, los alfareños seguirán guardando tapones -se recogen en colegios y bares- para seguir haciendo sonreír a Aitana.
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