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Olivia de Miguel, profesora de Traducción// :: L.R.
«Traducimos precisamente porque no somos lo mismo. Esa es la herencia de la Torre de Babel»
CULTURA

«Traducimos precisamente porque no somos lo mismo. Esa es la herencia de la Torre de Babel»

Olivia de Miguel Premio Nacional de Traducción

MARCELINO IZQUIERDO mizquierdo@diariolarioja.com

Lunes, 28 de noviembre 2011, 12:11

Olivia de Miguel (Logroño, 1948) acaba de ganar el Premio Nacional de Traducción del Ministerio de Cultura por su obra 'Marianne Moore. Poesía completa'.

-¿Qué supone para usted ganar el Premio Nacional de Traducción?

-Una gran alegría. Iba a decir también satisfacción, pero he recordado los versos de Marianne Moore -«¡qué vulgar, la satisfacción, qué pura la alegría!»-, así que sólo alegría. Una es consciente de que hay traductores magníficos, igualmente merecedores del galardón, pero, por una serie de azares, la rueda se detiene en tu casilla y el premio te toca a ti. Así que junto a la alegría, también agradecimiento. El premio ha sido una ocasión para recibir una inmensa oleada de cariño desde todos los ámbitos en los que me muevo: de traductores, profesores y, sobre todo, de cientos de estudiantes y exalumnos dispersos por el mundo que recuerdan en sus y llamadas que, en mis clases de traducción literaria descubrieron por primera vez cosas importantes para su vida. Ese es el gran premio. Los que te quieren están felices.

-Lleva casi dos décadas conviviendo con la poesía de Marianne Moore. ¿Qué le atrajo del personaje y de su obra literaria?

-El personaje me resultó fascinante desde el principio por su reticencia, su humor, su curiosidad intelectual y su capacidad de crear un mundo propio y vivir en él. Su poesía me fascinó aún más. La primera vez que la leí no entendí nada; la segunda, no demasiado, pero supe que si insistía allí había un tesoro. Insistí, entendí y quise reescribir aquellos poemas con mis propias palabras, hacerlos míos. Su pasión por la precisión, por no ser aproximativa, la capacidad de relacionar fragmentos de la experiencia alejados entre sí; la agudeza de la mirada que proyecta sobre el mundo y la ausencia de sentimentalidad de su poesía son algunas de las cualidades que me han enamorado y mantenido entretenida durante tanto tiempo.

Mala salud de hierro

-¿En tiempos tan convulsos para la lírica, sigue teniendo la poesía su papel en la literatura?

-El poeta Luis Alberto de Cuenca decía hace unos días «Corren los mismos tiempos de siempre para la poesía. Los tiempos para la lírica no cambian. Sin embargo, cuando pensamos en una nación, pensamos en un poeta. El logotipo de las naciones son los poetas. No debemos preocuparnos. La poesía siempre goza de una excelente mala salud de hierro». La poesía ocupa en la literatura el espacio de lo intenso. Es el lenguaje sagrado y oracular donde cada palabra estalla en significados y nada debe decirse en vano. La poesía exige al lector concentración y esfuerzo; le impide distraerse; es pura gimnasia emocional y mental. La poesía, a diferencia de otros géneros, resiste mal el término medio: o es excelente o es insoportable. En un poema, cada palabra tiene su propio peso y la tensión no puede decaer. En una novela, sí. La intensidad se lleva mal con la duración. Recuerdo los versos de Ramón Irigoyen: «la poesía si no es una pedrada/ -y en la sien-/ es un fiambre de palabras muertas».

-¿Pierde la poesía su esencia y su encanto cuando ha de traducirse de otro idioma?

-No necesariamente, lo que pasa es que se convierte en algo distinto. Algunas cosas se alteran drásticamente -la materialidad de las palabras, su dimensión fónica- y se convierten en otras, que no tienen por qué resultar peores. El problema es cuando se intenta buscar en la traducción lo mismo que en el original. Traducimos precisamente porque no somos lo mismo. Esa es la herencia de la Torre de Babel. Sin embargo, ¿es mejor o peor la novela de Choderlos de Laclos, 'Las amistades peligrosas', que la película de Stephen Frears? Ambas son espléndidas; iguales, pero distintas: distintos lenguajes, distintos momentos, otro ritmo, distintas interpretaciones de una misma pieza. Eso es la traducción literaria.

-Muchas veces la labor del traductor queda un tanto en la sombra a pesar de su importancia, ¿no cree?

-Absolutamente. El traductor es una pieza fundamental en la vida cultural de un país, un actor imprescindible en la transmisión de conocimientos. Sin traductores no existiría eso que llamamos literatura universal y estaríamos sumidos en una especie de autismo intelectual. En un país como el nuestro en el que una cuarta parte de los libros que se editan son traducciones, los lectores leen la lengua del traductor y de ahí la enorme responsabilidad ética que este tiene hacia su lengua y hacia los lectores porque el texto traducido tiene que seguir siendo literatura y como tal debe ser valorado. Es imprescindible dotar al traductor de mayor visibilidad y acabar con la ficción en la que insisten algunos reseñistas de que Henry James, Oscar Wilde o Susan Sontag escriben directamente en español. El reseñista elogia el lenguaje de la obra, la compleja sintaxis o la precisión léxica pasando totalmente por alto que eso que elogia es obra del traductor, a quien ni siquiera se hace referencia.

«Spain is different»

-¿Por qué cree que los idiomas continúan siendo la asignatura pendiente en España?

-Seguramente hay razones históricas que pueden explicarlo: quizás el aislamiento político que España ha sufrido durante gran parte del siglo XX lo aclare en parte; esa cerrazón a lo extranjero que produjo aquella mentalidad entre acomplejada y cerril del «» y «como en España ni hablar»; la censura, que impidió la entrada de voces ajenas del mundo de la cultura y las dificultades -tanto económicas como políticas- de los españoles para viajar y estudiar fuera, todas ellas son hechos de la historia reciente que ayudan a entender el fenómeno. Afortunadamente, el panorama ha mejorado mucho y los estudiantes cada vez acaban sus estudios con mejores niveles de inglés. De todas formas, si nos referimos a la traducción, el conocimiento de lenguas es una condición , pero no es garantía de una buena traducción. El problema fundamental está en el desconocimiento y mal uso de la propia lengua.

-¿En qué proyectos está embarcada actualmente?

-Acabo de terminar 'Six non-lectures', del escritor norteamericano E. E. Cummings. Son una serie de conferencias, más bien de no conferencias, que el poeta dio en Harvard en los años 50. Muy interesantes, pero complicadísimas. Un reto. Y debería sacar tiempo para preparar una selección de los textos sociales y políticos de Henry D. Thoreau. 'Su Desobediencia civil' como un deber, me sigue pareciendo estimulante y útil en los tiempos que vivimos.

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