
DIEGO MARÍN A.
Domingo, 18 de septiembre 2011, 02:38
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Cuando algo se rompe, si no tiene arreglo, se tira. Por eso llama la atención que los restos del «puente roto» de Ezcaray sigan en pie después de casi un siglo. Fue en 1920 cuando una riada del Oja destruyó dos de los cinco ojos del puente y, desde entonces, la construcción de piedra permanece así, dando un encanto especial a la ribera del río, como un recuerdo histórico. Y es que a muchos puede extrañar que un río tan aparentemente poco caudaloso como es actualmente el Oja (que buena parte de su cauce es subterráneo y que en otras localidades de su cuenca también es conocido como «Glera» y «La Hilera», en referencia al hilo de agua que lleva con frecuencia) pudiera derribar un puente.
Pero el río Oja, en palabras del historiador Merino Urrutia, fue «de fuerte régimen torrencial» y causó «muchos daños en pasos y puentes». Tanto es así que antiguamente los serranos salvaban su cauce con zancos y caballerías. Es más, al parecer, el propio «puente roto» debe de ser la reconstrucción del puente original, levantado en el siglo XVI y al que en su día destruyó otra de las terribles riadas del Oja, provocadas por el deshielo de las montañas. Su historia no está muy clara. Y menos claro aún es su nombre. A la denominación popular «puente roto» se suma una falsamente oficial: «puente de La India»; y, por deformación del lenguaje, «puente Landía», «Alandia»... Así lo denomina el cartel informativo que se encuentra en su entrada y que apenas da más datos evidentes: está construido en mampostería y piedra sillar, sus arcos son escarzanos, los restos miden 34 metros de largo y 4,5 metros de alto... Y también apunta a que la riada que lo derribó se produjo alrededor del año 1881, que pudo ser, en realidad, la que se llevó el puente original y la que derribó otro en Ojacastro y dos más en Casalarreina.
El Archivo Histórico de Ezcaray lo destruyó un incendio en 1945, así que la historia del puente no se puede afianzar. Pero, realmente, el «puente roto» se llama «puente de Arandia» (en euskera: «conjunto de valles») y era el paso natural de Pradoluengo a Turza y San Millán de la Cogolla. Esta fotografía, tomada alrededor del año 1950 desde el lado sur, muestra el puente ya derruido, sin restos siquiera de las cepas de los arcos. Unas vacas beben en el río y al fondo un hombre, quizá su dueño, observa la escena. Detrás de él está la casa de mis abuelos, Emilio Marín ('el Lucero') y Juana Santamaría. Era la casa (ya desaparecida) de la Electra, y 'el Lucero' era el electricista de Ezcaray. Y es que el Oja conducía realmente tanta agua entonces que en Posadas existía una central hidroeléctrica que abastecía de energía a todo el Valle del Oja-Tirón.
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