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CULTURA

Sebastián Castella, orígenes polacos y toreo rondeño

El torero más importante de la historia gala

P.G.M.

Domingo, 14 de agosto 2011, 02:48

Sebastián Castella no lo tuvo fácil en la vida. Nació en Bèziers de padre de origen valenciano y madre polaca. Desde niño destacó por su magnetismo y el deseo que tenía de ser torero. El influjo de Nimeño se dejaba notar en toda la Francia taurina. Nimeño decidió suicidarse tras una cogida que le afectó la médula y que lo dejó incapaz para seguir de luces: «Mi vida no tiene sentido sin torear y prefiero terminar así», le escribió al juez antes de colgarse organizándolo con precisión milimétrica. Cuenta el crítico del periódico parisino Liberation Jacques Durand que en abril de 1977, todavía novillero, Montcouquiol había triunfado en Sevilla y que el mismísimo Antonio Ordóñez, asombrado, había flameado su pañuelo para solicitar la oreja». Pero no pudo ser y se generó un enorme vacío en la afición francesa. Otros diestros galos lo intentaron, pero fue Castella el que se encaramó en lo más alto y el primero que ha tenido vitola de figura fuera y dentro de Francia. En su web relata que «me considero un tipo raro. Me gusta la soledad, vivo solo en Gines (Sevilla), y me paso la mayor parte del tiempo solo, pensando en mis cosas. Ando solo, entreno solo y no suelo buscar a la gente». Ahora se ha casado pero sigue siendo un torero particular que dice las cosas con mucha claridad: «Existen pocas cosas que marquen tanto como lo que se puede hacer delante del toro». No ha querido participar en el G-10, el grupo de toreros que ha reivindicado la entrada del toreo a Cultura: «Yo pertenezco al G-1», dijo. En Nimes es el gran ídolo y ha sido capaz de salir varias veces por la Puerta Grande de Madrid».

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