Borja Arévalo

«Siento un orgullo tremendo por ganar una medalla de oro que es histórica y por cómo lo hicimos»

Con los pies en la tierra, el riojano campeón de Europa con la sub'20 sólo quiere seguir trabajando «para seguir mejorando día a día» Borja Arévalo Base-escolta de la Selección sub'20

MARTÍN SCHMITT mschmitt@diariolarioja.com

Martes, 26 de julio 2011, 10:14

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La celebración fue larga en la noche de Bilbao. La ocasión así lo demandaba después de que la Selección sub'20 de España se proclamara campeona de Europa. Y entre todos los abrazos, allí había un riojano. Borja Arévalo acaba de cerrar el mejor año de su vida como jugador de baloncesto, después de ascender a LEB Oro con el Clavijo y de traerse del Europeo una medalla de oro que adorna desde ayer su habitación. Al base-escolta logroñés no dejan de entrarle mensajes de felicitación por el móvil. Pero él, tímido, sigue con los pies en la tierra, como un gran campeón.

-¿Qué siente el día después de consagrarse campeón de Europa?

- Un orgullo tremendo por haber ganado una medalla que es histórica, que nunca se había conseguido. Además, siento orgullo por cómo ganamos esa medalla, con todo el pabellón lleno, con toda la gente animándonos a un grupo de jugadores estupendos.

- ¿Cómo ha sido este mes de convivencia con la sub'20?

- Lo valoro muy positivamente. Ya estar en la primera preselección era todo un logro para mí siendo de un club modesto que no es ni cantera de ACB. Luego, estar en el grupo final fue una gran satisfacción. Y poder jugar minutos importantes (frente a Italia, en la final que venció España 82-70) es espectacular para un jugador de 20 años.

- Ha convivido con gente de ACB como Franch, Simeón y Mirotic. ¿Había mucha diferencia?

- Juegan en otra liga totalmente diferente, como es la ACB, pero lo hemos sabido llevar todos muy bien dentro del equipo. Cada uno tenía un rol diferente; ellos quizás tenían más responsabilidad en ataque, como Mirotic, con 30 puntos por partido. Pero cada uno sabía qué era lo que tenía que hacer. Y gracias a ello es que ahora tenemos el oro.

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- Algo ha tenido que ver Jesús Sala (su entrenador en el Clavijo y segundo entrenador nacional sub'20) el que haya sido seleccionado, ¿no?

- Sí. Jesús (Sala) le habló de mí a Juan Orenga (seleccionador sub'20). A partir de ahí, se fijaron en mí y me llamó a la preselección. No porque estaba Jesús allí sino porque se fijaron en mí. Es de agradecer el tener al lado alguien como Jesús.

- ¿Como tener un segundo padre dentro de la Selección?

- Sí, me dio muchos consejos. No sabía muchas cosas de las concentraciones de la Selección y él me ha ayudado mucho en el día a día.

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- ¿Fue especial para usted que esta Selección se empezara a engendrar en Logroño?

- Sí, fue muy especial el que los entrenamientos fueran aquí, en mi ciudad y con toda la gente de aquí. Fue un apoyo especial, aunque al final no pude jugar.

- Tuvo un problema cardiaco y tuvo que ser intervenido. ¿Qué tal está?

- Muy bien. Fue un susto que el cuerpo médico se empeñó en operarlo en ese momento para eludir una posterior responsabilidad, pero a la semana ya estaba perfectamente e incluso pude jugar un par de partidos amistosos.

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- Después de eso, ¿creyó que iba a ser uno de los descartes?

- Hubo gente que cuando me pasó esto le dijo a Juan que había que mandarme a casa, pero el entrenador dijo que no, que había que esperar a ver cómo estaba. Fui poco a poco y los médicos hicieron un trabajo perfecto. Tenía que jugar algún partido; si no, sería imposible. Pude jugar los dos últimos, y lo hice bien. Y al final fui al Europeo.

- En el aspecto deportivo, hizo un trabajo más deslucido, más defensivo que el que hace en el Clavijo. ¿Cómo se sintió en ese rol?

- Cada uno tenía un rol diferente. En mi caso, salía más a revolucionar el partido, sobre todo en defensa. Me han dicho que sólo he defendido y me hace gracia. Desde pequeño siempre salía a meter 25 puntos y a no defender. Ahora ha sido al revés. No porque no pueda, pero a veces la responsabilidad del ataque recae en personas como Josep Franch o Nicola Mirotic.

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- Hizo una media de tres o cuatro puntos por partido. ¿Recuerda el primero en el Europeo?

- Sí (sonríe). Un tiro libre contra Turquía. Fue una penetración que me hicieron falta.

- ¿Qué momentos se quedan grabados en su cabeza?

- Con el debut frente a Turquía. No estaba nervioso pero sí expectante, a ver qué pasaba. Habíamos perdido cuatro partidos en la preparación y no sabíamos qué podía pasar. Luego ganamos fácil. Otro momento clave fue en cuartos contra Letonia, que nos costó muchísimo. Otro muy bonito fue contra Rusia, en semifinales. No jugué la primera parte y en la segunda salí a los 5 minutos con el partido empatado. Empezamos a defender y a base de robar balones nos pusimos 20 puntos arriba. Y como último gran momento, la final. En el momento en que eres campeón, te abrazas con tus compañeros y recuerdas el trabajo del último mes, es espectacular.

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- Se habrá llevado un buen recuerdo suyo Gentile (a quién defendió).

- (Ríe) Es un gran jugador. Pero un jugador solo no puede ganar a un equipo.

- Se ha destacado mucho el trabajo colectivo del equipo, más allá de las alabanzas a Mirotic y Franch. ¿Cuál fue el secreto?

- Ha sido un equipo en el que los doce aportábamos algo, no como otros equipos que sólo jugaban seis. Cada uno hacía lo que mejor sabía para el beneficio del equipo. Ha sido un gran trabajo colectivo.

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- En el momento de la consagración le vi buscando una bandera. ¿No había una riojana?

- Me hubiese gustado mucho, pero suficiente que pude conseguir en Bilbao una española.

- ¿Qué tal el público?

- Bien. Quizás nos esperábamos un poco más de hostilidad, pero ha sido todo perfecto.

- ¿Cree que el ganar el Europeo es un escaparate importante?

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- Sí. Este campeonato ha tenido mucha repercusión, pero hay que esperar tranquilo sin volverse loco.

- ¿Qué futuro aventura en el horizonte?

- Me imagino el mismo futuro que el que si no hubiese ido a la Selección. Tengo que seguir trabajando y mejorar muchísimas cosas. He conseguido estar aquí y realmente no soy bueno en hacer nada. Confío mucho en mí mismo y sé que puedo mejorar.

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