Balonmano

Un glorioso lustro en el cielo

Hoy se cumplen cinco años desde que el Ciudad de Logroño consagró el ansiado ascenso a la Asobal Quintos en la Asobal, disputar una Copa del Rey, llegar en dos ocasiones a la semifinal de la EHF. Nada de eso se imaginaba hace cinco años, el día del ascenso

MARTÍN SCHMITT

Viernes, 6 de mayo 2011, 11:43

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Todos los nervios y la tensión explotaron de forma exquisita. El Balonmano Ciudad de Logroño era de Asobal en una noche de emoción y gloria, una de las más mágicas en su corta historia de vida. En sólo tres años, se colaba entre la elite del balonmano. Y eso fue hace tan solo cinco años. Tal día como hoy, el entonces Darien Ciudad de Logroño empataba a 28 goles con el Artepref Aranda y ascendía de categoría y ponía patas arriba a toda una región.

Cierto es que el ascenso llegó gracias a otro resultado: la derrota del Pozoblanco en Cuenca. Y la buena noticia llegaba al minuto 20 de la primera parte, cuando después de un murmullo, las trompetas se hicieron escuchar en un Palacio de los Deportes que nunca más vivió una noche así. A partir de ahí, el resultado fue una anécdota y la fiesta, que se había estado preparando durante toda la semana, estalló.

«No fue un partido especialmente bueno, pero el objetivo se había conseguido», recuerda Gurutz Aginagalde, el único integrante de aquel equipo que marcase historia. ¿Qué ha cambiado de aquella época a la de ahora? «La exigencia», aclara el capitán, que guarda muy gratos recuerdos de esa época. «Desde entonces he madurado muchísimo, tanto como jugador como persona».

Otro de los partícipes de esa gesta fue el actual segundo entrenador del Ciudad de Logroño, Luismi Ascorbe, que llegó al club como jugador y luego fue su preparador físico. «Los recuerdos son buenísimos, y después de ver el ambiente de los partidos de Europa me hizo recordar mucho aquel momento, sobre todo en las sensaciones del equipo hacia la grada y viceversa», señala. «Éramos un club muy joven que hizo las cosas muy bien en poco tiempo y conseguimos llegar a la máxima categoría», agrega el segundo de Jota.

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Con el final del encuentro, se desató la fiesta. Los jugadores se abrazaron, la grada deliró. Fuera, un discjockey preparaba una noche interminable. «Nos pintaron la cabeza de blanco y rojo, hubo champán, sprays, celebramos con todo el público y luego salimos fuera al escenario. Se preparó una muy buena fiesta», completa Ascorbe.

Otro de los que vivió el ascenso de una forma muy especial fue el presidente Segundo Viguera, que tiene muy bien guardado en su memoria ese momento único del balonmano riojano. «Había muchos nervios. Fue una semana muy movida, con todas las preparaciones, con miedo a que no saliese...». Pero el viento sopló a favor. «El Palacio de los Deportes estaba impresionante. Tuvimos que ir a por más sillas», recuerda Viguera, que todavía guarda las fotos de aquel día.

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A la hora de analizar la historia del club, el presidente afirma que se siente muy orgulloso de todo lo conseguido desde entonces. «Siempre trabajando desde la humildad, sabiendo que somos lo que somos, un equipo que intenta equivocarse lo menos posible», agrega Segundo Viguera.

Ya han pasado cinco años desde entonces y el Ciudad de Logroño ha ido madurando, creciendo en la Asobal, conociendo nuevas fronteras (alcanzando las semifinales de la Copa EHF en dos oportunidades) y mirando siempre con optimismo hacia el futuro. Veremos qué pasa en los próximos cinco años, que la historia se acaba de empezar a escribir.

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