LOGROÑO

La integración empieza por el estómago

Cocineros extranjeros elaboran en los fogones de las calles Laurel y San Juan los pinchos más logroñeses La inmigración coloniza la popular 'Senda de los Elefantes', donde ya es habitual degustar un champiñón a la plancha hecho por una cubana o unos embuchados al más puro estilo rumano

JAVIER CAMPOS

Domingo, 30 de enero 2011, 11:40

Publicidad

Pulpo a la rumana, champiñones con salsa cubana, solomillo con 'foie' a las brasas andinas, tortilla de patatas paquistaní, mejillones a la ecuatoriana, rotos con esencias magrebíes e incluso pinchos de bonito con fritada y cebolla caramelizada con aroma de los Cárpatos. Los fogones de las calles Laurel, popularmente conocida como la 'Senda de los Elefantes', San Juan y sus adyacentes, guardan un pequeño secreto: Pinchos, tapas y raciones '100% riojanos' son elaborados con cuidado y esmero por cocineros extranjeros llegados de los cinco continentes.

Corren nuevos tiempos para la hostelería... La inmigración ha colonizado los establecimientos con más solera de la zona de 'chiquiteo' por excelencia, ésa que aparece reflejada en las guías y folletos turísticos como punto de visita obligado para cualquiera que quiera decir que conoce Logroño. Rumanos, argentinos, marroquíes, cubanos... la lista de nacionalidades tras la barra es larga, como también lo empieza a ser frente a la cocina.

Y es que, a día de hoy, no es raro que logroñeses y turistas degusten un champiñón a la plancha «de los de toda la vida» elaborado de principio a fin por una joven originaria del Caribe o acompañar el vino de un embuchado con su sal y su pimiento con mano de obra de Europa del Este... Todo ello sin salir de un entorno tan riojano como el que vertebran la Laurel y la San Juan.

Todo un viaje en 3 cocinas

Por no hablar del pulpo a la rumana que se ha llegado a convertir en uno de los atractivos de una de las travesías del mismo nombre. «Muchos nos toman por gallegas», ríen Andrea y Edi, las dos rumanas que atienden barra y cocina en la pulpería La Universidad. «Raro es el bar en el que no encuentres a algún camarero de fuera de España», confirma Andrea en un castellano prácticamente sin acento. La conversación transcurre entre pulpo y lacón y, por supuesto, una copa de vino de Rioja.

Publicidad

Su pista nos lleva hasta el Ángel, donde la especialidad de la casa, el champiñón, sale humeante de la plancha con la paleta que maneja con maestría Jaqueline. Cubana «de La Rioja», lleva tres elaborando uno de los pinchos más demandados de la calle Laurel: un champiñón, otro más, un tercero y... gamba. «Nunca los había visto ni mucho menos probado», reconoce a sus 36 años.

Sin embargo, casualidades del destino hicieron que debutase en unos 'Sanmateos' para que, actualmente, los 'champis' no tengan misterios para ella. ¿Secretos? «Mucho cariño y un poco de... ¡salsa!», bromea simpática.

Publicidad

Si la Laurel y su entorno ofrecen un amplio crisol de culturas en torno a una de las tradiciones gastronómicas más extendidas por La Rioja como es el tapeo, la San Juan y alrededores no difieren de la multiétnica estampa. No obstante, como bien se encarga de poner de manifiesto Segundo Daniel, en cuestión de cocina son más las semejanzas que nos unen que las diferencias que nos separan. «La sal y el azúcar son el mismo ingrediente aquí que en Latinoamérica», precisa este chileno con raíces en Villoslada de Cameros que desde el 2003 ha convertido La Rioja, y más concretamente los fogones, en su verdadero hogar: «¡Teniendo en cuenta que las patatas con chorizo siempre han estado muy presentes en mi casa!», dice tras soltar una sonora carcajada.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

¡Oferta especial!

Publicidad