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R. G. L.
Domingo, 16 de enero 2011, 01:54
Colgado sobre los meandros del Ebro en Gimileo, el Centro de Ensayos y Análisis Dolmar (CEAD) se yergue brillante y orgulloso en la cima del paraje Micalanda. En sus acristaladas instalaciones reina la luminosidad, la limpieza, el silencio y el poder de la biotecnología aplicada a la enología y el sector alimentario.
La empresa jarrera Dolmar se dedicaba a la fabricación de productos y materiales tradicionales para la enología, pero en el 2007 la I+D+i penetró a borbotones en las venas del grupo empresarial. En julio de ese año, el Grupo Dolmar inauguró en Gimileo el CEAD, un complejo tecnológico compuesto de planta piloto y laboratorios especializados en la realización de análisis microbiológicos, físico-químicos e instrumentales.
«Aquí hacemos desarrollos de productos basados en biotecnología para su aplicación en el sector enológico y otras bebidas fermentadas, por ejemplo clarificantes que eviten pérdidas de color y aroma en el vino; también selección y cultivo de levaduras autóctonas que mantengan las características propias de los vinos de una zona; y trabajamos en kits para, mediante ensayos con enzimas, detectar la botritis en las viñas antes de que se produzca el daño», explica Ana Otero, directora del centro.
Pero hay mucho más. El CEAD ha colaborado con 9 bodegas de la DOC Rioja para optimizar el proceso y obtener vinos con un contenido muy elevado en resveratrol, un antioxidante con propiedades antienvejecimiento; ha realizado análisis de perfiles para una bodega que ensaya la elaboración de un vino con distintos tipos de madera en las barricas; e incluso ha colaborado con la Policía Judicial para determinar el origen de un vino que había sido envenenado.
La enología no es su único campo y el CEAD analiza también los elementos patógenos de alimentos y realiza controles de calidad, y estudios de nuevos productos. «Nos contratan empresas de alimentación que desarrollan nuevos alimentos para analizar tratamientos térmicos, informes para exportación, control nutricional y vida útil de los productos para establecer la fecha de caducidad de, por ejemplo, nuevos preparados de tortilla de patata, verduras envasadas al vacío, preparados de paella, platos preparados deshidratados», concluye Ana Otero.
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