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Jueves, 16 de diciembre 2010, 11:00
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La Sala Amós Salvador se ha convertido por unos días en la 'capilla sixtina' de Miguel Ángel Ropero. A sus setenta años, el pintor riojano presenta la exposición más importante de su carrera, 'Unas cuantas estancias', un repaso a su obra de los últimos quince años en el edificio que él mismo contribuyó a salvar de la piqueta y a convertir en el principal espacio expositivo de Logroño de la mano de Cultural Rioja. «La ciudad tenía una deuda con Ropero», afirmó ayer en la inauguración el alcalde, Tomás Santos. Le acompañaron en el reconocimiento público Carlos Navajas y Javier García Turza, concejal del Ayuntamiento y director general del Gobierno regional respectivamente, dos cargos que conoce bien el propio Ropero, edil de UCD y consejero del PR entre los años 80 y 90. Siempre vinculado a la cultura, este hombre ilustrado, antiguo inspector de policía capaz de escribir novelas, se ha mantenido fiel a su vocación de pintor. Pero, aunque perteneció al 'Grupo 8', junto a Emilio García Moreda, Jesús Infante, Carmen de Pablo, José Reyes, Vicente Gallego, Alejandro Narvaiza y Miguel Soriano, y ha expuesto con cierta periodicidad desde 1964 su papel político parecía haber ensombrecido su figura artística. Hoy, al abrir de nuevo al público las principales de su galería creativa, se reivindica a sí mismo como pintor. Aunque a él y a quienes le conocen no les haga ninguna falta.
-¿El día de hoy sabe a victoria?
-Los sentimientos de alborozo a mi edad son más sometidos a control, pero, sí, me siento feliz.
-¿Qué sensación le produce exponer en la Amós Salvador?
-Una gran satisfacción, porque está vinculada a recuerdos muy intensos y trascendentes para la infraestructura del arte contemporáneo en esta ciudad, como fueron los momentos inciertos de su creación.
-Hace más de veinte años de aquello. ¿Se imaginaba entonces llegar a exponer aquí?
-Para un artista, hacer política tiene un costo especial: se le pone una etiqueta, se generan rivalidades, filias y fobias... Hay un pago de peaje. Así que, con todo el aprecio que yo sentía por esta sala, sentía también que lo iba a tener crudo. Pero seguí trabajando y el tiempo ha puesto las cosas en su sitio.
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-Al final de su etapa política sufrió el infarto al que siguió, tras su recuperación, su revitalización artística. ¿Qué se planteó?
-Aquello influyó en el enfoque de mi vida y de mi obra. Cuando todavía estaba bajo el síndrome de vivir de propina me planteé redefinir mi pintura y hacerla divertida: en lugar de pintar de forma tormentosa, hacerlo con un estado de ánimo positivo para comunicar mejor al espectador y para llenar mi vida de las mismas sensaciones.
-¿El elemento clave para plasmar eso ha sido la luz?
-Sí, no una luz deslumbrante, sino una luz tamizada que produce calidez y un impulso convivencial.
-También han ido cambiando los temas de inspiración. Recorramos sus siete estancias .
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-La exposición arranca con 'Estancia de los heterogéneos' con cuadros muy diferentes, incluso contradictorios [el más antiguo de 1974], que vendí y ahora he podido reunir gracias a los coleccionistas para poder apreciar la evolución y el cambio a partir de 1996.
-En 'Contrarretablo' su pintura todavía es oscura.
-Quise inspirarme en el Camino de Santiago, pero en otro camino, el de los pícaros, los atorrantes, las prostitutas y goliardos, todos ellos con historias de perdedores.
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-'Las Ninfas' marca el cambio.
-Aquí fue cuando abrí las ventanas y entró la luz. Elegí un motivo erótico, el eterno femenino, que me hiciera sentir lo suficientemente a gusto para investigar en dos técnicas supuestamente incompatibles como la esmaltación y el óleo. Y también para empezar a aplicar elementos postcubistas que están muy presentes en las series posteriores.
-Y 'Bacanal' es la explosión.
-Es la exaltación festiva, la sensualidad y la magia mucho más allá de las fronteras de lo políticamente correcto en el mundo del vino, que es muy amplio, pero que aquí, en La Rioja, en ocasiones, termina cayendo en el tópico.
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- 'Suite cinema' está llena de homenajes.
-Son frisos inspirados en el cine que adoro, el musical, el thriller la gran comedia americana... y en figuras como Billy Wilder, Howard Hawks, Marilyn...
-En 'Los encuentros' hace dialogar a Vermeer (s. XVII) y Hopper (s. XX) en presencia de Woody Allen.
-Era urgente que intercambiaran información sobre asuntos tan esenciales como su peculiar percepción de la luz atmosférica y su singular mirada a los ámbitos estrictamente femeninos.
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-Y después de tantos personajes, en 'La cripta habitada' desaparece la figura humana.
-Me lo sugirió mi nuera y yo siempre hago caso a mis nueras. De todos modos, es una forma de ausencia que sugiere otras presencias. Esta serie es la más reciente.
-¿Está en su mejor momento?
-No puedo decir que esté a disgusto en mi pellejo, lo cual queda un poco feo en esta época tan problemática.
-O sea, que no volverá a la política. Pero, ¿si lo hiciera?
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-Hay algo que es absolutamente neutralizador, negativo y lamentable, que es la carencia de un museo en la ciudad de Logroño. No quiero buscar culpables, pero creo que si lo que ha pasado aquí hubiese pasado en otra parte, la reacción de los gestores implicados y de los ciudadanos comprometidos no lo habría tolerado.
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